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Se quejan en la CNDH las esposas de líderes de la CRAC por su traslado fuera de Guerrero

*Gonzalo Molina y Arturo Campos no tienen acceso a una defensa apropiada, argumentan. Al policía comunitario de Tixtla preso en Oaxaca le dan un bolillo y un vaso con agua al día, denuncia Ausencia Honorato

Lourdes Chávez

Chilpancingo

Las esposas de los líderes de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC) de la Casa de Justicia de El Paraíso, Gonzalo Molina González, de Tixtla, y Arturo Campos Herrera, de Ayutla, recluidos en penales federales, presentaron una queja ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) porque fueron trasladados ilegalmente fuera de la entidad y no tienen acceso a una defensa apropiada.
En consulta telefónica, la pareja de Molina González, Ausencia Honorato Vázquez informó que este jueves estuvieron con sus abogados en la ciudad de México para entregar la queja ante el organismo y pasaron al penal de máxima seguridad de Almolonga, en el Estado de México para que la esposa de Campos Herrera pudiera verlo.
Informó que sólo habló con él a través de un cristal, “no pudo tocar su mano o darle un abrazo”, y los abogados tampoco han podido hablar con sus representados a tres meses y medio de que fueron detenidos por delitos del fueron común, aunque recientemente se informó que fueron notificados de una nueva acusación del gobierno federal: delincuencia organizada.
Honorato Vázquez señaló que la esposa de Arturo tendrá complicaciones para acceder al pase para entrar al penal de máxima seguridad porque le piden muchos requisitos y no tiene el dinero para pagar los documentos que le exigen.
Dijo que los abogados deben cubrir muchos requisitos para tener un pase de acceso, pasarlos a ventanilla y esperar a que les notifiquen si han sido aceptados.
De Molina Gonzalez, de quien el fin de semana se informó que había sido recluído en una celda de castigo en el penal de Oaxaca, dijo que después de muchos intentos a los teléfonos del penal pudo hablar con él la noche del lunes, que lo escuchó tranquilo y le aclaró que no fue castigado, que en la prisión le dijeron que no habría llamadas porque las líneas estaban descompuestas.
Sin embargo, agregó que el domingo no recibió la llamada acostumbrada desde mediados de diciembre y se comunicó al penal de forma insistente pero una grabadora indicaba que la línea estaba descolgada o en reparación.
Insistió el lunes y una trabajadora social dijo que su esposo había sido castigado porque habló con representantes de derechos humanos, pero que colgara y esperara la llamada que le harían del penal.
Dijo que transcurrió todo el día pero cuando hablaron, Molina reconoció que tuvo una visita de observadores de derechos y humanos y se quejó de la comida, porque sólo les dan un bolillo con “polvo de huevo”, que baten para comer, en la mañana, y a medio día y por la noche un vaso de agua.
Honorato Vázquez dijo que en su visita a Oaxaca en diciembre se dio cuenta que los familiares de los internos abren una cuenta en la prisión para que los reclusos puedan comprar en una tiendita y sobrellevar el hambre, porque lo que les dan no es suficiente.
Sin embargo ella no hacerlo porque aún no tiene el pase de visita que sigue en trámite.
Informó que, según Gonzalo Molina, en la tienda de la prisión sólo hay galletas empaquetadas en pequeñas porciones y jugos para niños.
También dijo que todos los detenidos están muy delgados y pálidos, “por eso creí en lo que me había dicho ahí”, y su esposo le ha comentado que se conformaría con otro tipo de comida, aunque no le dieran mucho.
Añadió que la denuncia ante la CNDH también es por la alimentación en la cárcel de Oaxaca y la incomunicación que tienen a los dos detenidos, que no ha sido conforme a las normas.
“Aparte de que lo tienen casi incomunicado porque no me han dejado verlo como debe ser, están violando también mis derechos, ellos dicen que no lo puedo ver cada mes, sino cada mes y medio”.
Adelantó que la queja también la van a llevar ante la Comisión Estatal de Defensa de los Derechos Humanos (Coddehum) para que a través de ellos se haga el seguimiento, pues sería más costoso trasladarse  a la ciudad de México.
Dijo que es injusto que los acusen de terroristas y secuestradores porque son activistas que sólo se han preocupado por la organización de los pueblos y su seguridad, “nosotros sabemos que no es verdad lo que les están poniendo”.

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