Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Javier Saldaña Almazán

La UAGro frente a los retos de la realidad guerrernse (Segunda parte)

I

En nuestra entrega anterior (El Sur, lunes 20 de enero del presente año), decíamos que “ha llegado el momento de marcar una pauta: desplegar nuestros mayores esfuerzos, como UAGro, para generar alguna o algunas salidas a la tremenda crisis social, económica, educativo-cultural y política que nos agobia”. Y agregábamos que para ello es indispensable apuntar a un “esquema unitario de todas las fuerzas sociales y políticas de Guerrero”.
Porque…¿no es precisamente eso lo que nos exige, entre otros males, el desastre sufrido por Guerrero con la llegada a nuestros suelos y mares del  huracán Manuel y la tormenta tropical Ingrid? Y no sólo por “lo que fue” o “pasó”, sino también por lo que anuncia: ¿cuántos Manueles e Ingrids abatirán nuestras costas y otras áreas de la entidad en el tiempo que sigue? En este punto no podemos engañarnos: el cambio climático llegó para quedarse, y no hay razón alguna para suponer que nos libraremos de embates ambientales de igual o de mayor calado. No puede llegar el próximo mes de septiembre sin que tengamos medidas básicas de prevención y protección que impidan o neutralicen de alguna forma los efectos de un impacto negativo semejante.
La Universidad Autónoma de Guerrero ha actuado en consecuencia, y se dirige a construir una nueva perspectiva gobernante desde el criterio estricto de la prevención. Aunque, cabe decirlo, lo desarrolle básicamente con la voluntad y la fuerza de sus más de 80 mil efectivos (77 mil de ellos estudiantes), pues padece un castigo presupuestal que carece de cualquier justificación.
Frente a la calamidad derivada por la llegada al estado de Manuel e Ingrid,  la UAGro instaló albergues que atendieron a 498 damnificados procedentes de 376 comunidades de nuestra entidad.  Multiplicó los  abastos para que en sus comedores se otorgaran 39 mil 728 comidas. Con sus brigadas y servicios médicos atendió en Chilpancingo, a mil 51 personas; 251 en Acapulco; 349 en San Jerónimo; 300 en Hacienda de Cabañas; 156 en Coyuca de Benítez y 200 en la Costa Chica.
Cabe destacar el trabajo de nuestros brigadistas representados por estudiantes y maestros, quienes extendieron sus servicios a otras importantes actividades como entrega de despensas y comida preparada, rescate, limpieza, labores educativas, asesoría geológica (evaluación de riesgos), identificación de personas afectadas por pérdida e inundación de sus viviendas, apoyos con combustible para lanchas, revisión de daños estructurales, entre otras acciones de emergencia.
Asimismo, con esa solidaridad viva y espontánea que siempre ha caracterizado a maestros y estudiantes de nuestra institución educativa se lograron multiplicar los Centros de Acopio en diversas Unidades Académicas, además de los que ya teníamos instalados en Chilpancingo, Acapulco e Iguala.
Valgan estos datos que, sin pretender ofrecer un balance exhaustivo de lo hecho por nuestra Universidad en y desde la contingencia, dan un ejemplo de lo que un proceso unitario de intervención de fuerzas puede hacer con tan pocos y limitados recursos.
Desde esa perspectiva requerimos trabajar en adelante; pero con una visión más amplia, dirigida a implementar acciones que contribuyan e impacten positivamente en el desarrollo de Guerrero. Este logro indudablemente radica en nuestra capacidad de emprender un esfuerzo mancomunado donde la unidad sea el motor impulsor y decisivo que garantice el beneficio de todo nuestro pueblo, mediante tareas reconstructivas de inmediato, mediano y largo alcances

II

En reiteradas ocasiones hemos destacado la amplia cobertura espacial de que dispone la Universidad Autónoma de Guerrero al desplazarse en una extensión privilegiada por el amplio territorio de nuestra entidad.  Presencia física  que se expresa con 22 unidades académicas en la Zona Centro, 3 en la Montaña, 12 en la Costa Grande, 12 en la Costa Chica, 12 en la Zona Norte, 45 en la Zona Sur y 9 en Tierra Caliente.
Visto con otros lentes o parámetros, para cualificar aún más el hecho de su extensión, digamos que la UAGro tiende sus ramificaciones directas hacia 19 de los 46 municipios que conforman el área-objetivo del programa  Cruzada Nacional contra el Hambre, lo que no es un indicador menor, si se considera que en tales municipios se concentran alrededor de 48 mil de sus alumnos, que representan un 65.7 por ciento del total de inscritos a la fecha. Es decir, la Universidad Autónoma de Guerrero ofrece, en su función educativa, un camino viable que puede contribuir con eficacia a la mejora económica, social y cultural de miles de jóvenes guerrerenses que sufren condiciones de pobreza o de paupérrimas condiciones de vida.
Si calculamos el impacto directo que ello tiene, podremos afirmar que alrededor de un cuarto de millón de guerrerenses se beneficia de ese vínculo indisoluble universidad-sociedad, que,  sin lugar a dudas, es  una relación que rinde frutos en el nivel asistencial, educativo, cultural y –en este artículo importa resaltarlo– de construcción de ciudadanía y de nuevos y robustos colectivos sociales con capacidad para enfrentar los retos que nos ha impuesto el proceso de globalización.
La UAGro cuenta también con un sistema de atención que, además de la estrictamente educativa, extiende sus funciones de apoyo a través de sus 64 casas de estudiantes que albergan más de mil alumnos, a lo que se agregan medidas asistenciales básicas que se convierten en capital-semilla por estar dirigidas a la alimentación de los estudiantes de menores recursos. Me refiero a los comedores al servicio de jóvenes que cursan estudios de preparatoria, licenciatura o posgrado con sede en Chilpancingo y Acapulco.
¿No es todo esto precisamente, multiplicando sus medios y fines, lo que hoy se requiere para apuntar hacia un efectivo proceso de reconstrucción social, política y cultural de nuestra entidad?
Por ello es que en nuestro programa estratégico, contenido en el Plan de Desarrollo Institucional 2013-2017 (programa que, como hemos dicho, extiende su mira hacia un horizonte de posibilidades constructivas que llega al 2025 y al 2035), hemos resuelto avanzar en forma decidida a reformar y ampliar nuestros campos de intervención y de vinculación con el conjunto de la sociedad guerrerense, con la implementación de un intenso y organizado proceso de descentralización, bajo la fórmula básica de constitución del Campus de la UAGro, así como con nuevas  estrategias de atención y formación de contenido asistencial y cultural.
Es dentro del marco de ese específico programa de extensión y de vinculación en el que impulsaremos, en la medida de nuestras fuerzas y posibilidades, un movimiento unitario de construcción programática para cumplir y  hacer cumplir dos objetivos estrechamente ligados entre sí: 1) Generar una propuesta de ley para normar la educación superior en el estado de Guerrero.  2) Avanzar en la producción de cuadros de diagnóstico y de una propuesta programática en cada espacio geográfico regional que contribuyan a la implementación del requerido e inminente proceso de reconstrucción económica, social, política y cultural en nuestra entidad.

* Rector de la Universidad Autónoma de Guerrero

468 ad