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Víctor Cardona Galindo

PÁGINAS DE ATOTAC

*Los Cívicos (Quinta parte)

En el periodo que debería cubrir Raúl Galeana Núñez hubo seis presidentes municipales, y fue en ese tiempo cuando surgieron los primeros visos de inconformidad ante el estado de cosas que imperaba en la escuela primaria Juan Álvarez, ubicada a un costado de la alcaldía. Ya las denuncias contra la directora Julia Paco Piza afloraban de vez en cuando.
Por eso la sociedad de padres de familia se sintió agredida con el discurso de Medardo Reyes Gudiño en contra de la directora Julia Paco, pronunciado el día de la toma de posesión de la comuna cívica, y en respuesta el presidente del comité de dicha sociedad, Wilfrido Fierro Armenta, convocó a una reunión, que se llevó a cabo el 15 de enero de 1961. Es el mismo Wilfrido que en su Monografía de Atoyac dice que dicha reunión dio principio a las 10 horas, en la dirección del plantel, que funcionaba en ese entonces en la casa número 6 de la calle Independencia, propiedad del señor Agustín Galeana, porque el edificio de la escuela estaba en construcción.
En dicha reunión se dio a conocer oficialmente lo ocurrido y la grave situación que deberían afrontar ante “las amenazas vandálicas de Los Cívicos y de las autoridades municipales”, que para nuestro cronista habían sentado un precedente de anarquía.
Fue un grupo importante de padres de familia los que sintieron la ofensa en carne propia, y unidos se comprometieron defender a como diera lugar cualquier ultraje que se le hiciera a la maestra Paco Piza. Le brindaron todo el apoyo para que continuara al frente de la dirección de la escuela. Se levantaron actas en las que elevaron enérgicas protestas ante el presidente de la República Adolfo López Mateos contra lo que consideraron un atropello. Del documento enviado a la Presidencia de la República turnaron copias al secretario de Educación Pública, Jaime Torres Bodet; al gobernador sustituto, Arturo Martínez Adame, y al director de Educación en el estado, Vidal Ramírez Gutiérrez, y de esta manera frenaron los “negros instintos” de Los Cívicos.
Wilfrido registra estos hechos textualmente así: “Enero 15.- a las 10:00 horas del día se lleva a cabo una junta de la Sociedad de Padres de Familia de la escuela ‘Gral. Juan Álvarez’ en la dirección de la misma, ubicada en la casa del señor don Agustín Galeana, sita en Independencia, No. 6, convocada por el presidente de la misma señor Wilfrido Fierro Armenta. El motivo fue para dar a conocer los ataques vertidos el día de ayer en el palacio municipal, por Medardo Reyes Gudiño, y de tomar las medidas necesarias en contra de cualquier acto vandálico que trataran de consumar los llamados ‘Cívicos’ en contra de la directora de la escuela Profa. Julia Paco Piza, así como de brindarle todo el apoyo y elevar la más enérgica protesta por esta descabellada actitud ante el Presidente de la República Lic. Adolfo López Mateos; al Secretario de Educación Publica Dr. Jaime Torres Bodet, al Director de Educación en el Estado Lic. Arturo Martínez Adame”.
Aunque las cosas no pararon ahí, para mediados de 1961 ya se había formado el comité Pro-defensa de los intereses del pueblo encabezado por Dolores Torres y Elodia del Río, porque se hablaba que los ricos querían vender la escuela Juan Álvarez y un grupo de padres de familia se disponía a defenderla.
Nuestro cronista, un crítico acérrimo de los Cívicos, registró que en 1961 el consejo municipal a cargo del señor Rosendo Téllez pavimentó parte de la calle Montes de Oca, frente a la casa del señor Ismael Cuevas, disponiendo de siete toneladas de cemento que el patronato pro-construcción de la escuela Juan Álvarez tenía depositadas en el Palacio Municipal cuando cayó el gobierno caballerista.
Aprovechando un descuido de la guardia permanente que los Cívicos tenían en el Palacio Municipal, la policía auxiliar de Zacualpan, Corral Falso y El Ciruelar leal a la administración caballerista, comandada por el mayor retirado Alberto Lira Torres, lo tomaron a las 6 horas del día 24 de enero de 1961, desarmando a la policía cívica. El comandante Regino Rosales de la Rosa quiso poner resistencia, pero al verse copado optó por entregar su arma.
Ya instalada la policía auxiliar en el palacio, a las 10 horas hicieron acto de presencia los ediles caballeristas encabezados por Raúl Galeana Núñez. Se justificó este proceder con que el gobernador del estado no había contestado el documento de renuncia presentado con antelación y ahí reunido el cabildo eligió a Darío Pinzón Ramón suplente de Raúl como presidente municipal. El jefe subalterno federal de Hacienda Ramón Gómez fungió como agente del Ministerio Público federal y levantó el acta correspondiente a esa sesión. A partir de esa fecha los militares instalados en esta localidad patrullaban la ciudad para mantener el orden.
Dice Salvador Román Román en su libro Los Cívicos guerrerenses: del sueño democrático al plomo de la realidad 1960-1963: “A partir de ese momento, ocho policías de los provenientes de Corral Falso, Zacualpan y El Ciruelar se apostaron en el edificio municipal para dar protección al Ayuntamiento que encabezada Pinzón Ramos. Esta actitud provocó el disgusto del grupo que dirigía Luis Cabañas, quien de inmediato trató de recuperar el Palacio Municipal. La fuerza federal, ante esta situación, se concretó a patrullar las calles y disuadió cualquier acción de los grupos antagónicos”.
A sólo unos días de estar al frente de los destinos del municipio Darío Pinzón Ramos como presidente interino, el gobernador Arturo Martínez Adame, envió el 2 de febrero al procurador de Justicia José Bello y Bello a darle posesión a los regidores Cívicos encabezados por Rosendo Téllez Blanco, y de esta forma se solucionó el problema político en esta población. “Ante la presencia de un grupo de placeras las que dieron en autonombrarse pueblo”, escribió Wilfrido.
Ya instalado nuevamente el gobierno cívico era apoyado únicamente por el pequeño comercio, los ricos del lugar hicieron todo lo posible por boicotear a la nueva comuna y dejaron de pagar sus impuestos. Dice Román Román: “Hubo casos en los que el cobrador del mercado llegaba al palacio después de haber hecho los cobros por el pisaje, tendía la morralla en el escritorio del presidente y de ahí los empleados cobraban su sueldo”. El Ayuntamiento cívico siempre estuvo ahorcado por falta de dinero.
Los priístas también hicieron todos los trámites burocráticos para echar abajo esa designación. Además los Cívicos tenían en contra a la prensa y a los intelectuales locales encabezados por Wilfrido Fierro y Rosendo Serna Ramírez, a quienes la gente identificaba como serviles al poder.
En Acapulco circuló un volante el 25 de febrero de 1961, firmado por la Cámara de Comercio, el Club de Leones, los obreros textiles y la Unión Ganadera donde pidieron al gobernador Martínez Adame el cambio de poderes en Atoyac porque la policía estaba compuesta por delincuentes que atentaban contra los ciudadanos.
“La famosa lucha cívica la convirtieron en una jauría humana por obtener los mejores huesos dentro del municipio y del Estado y debido a ésta los llamados redentores, los héroes de dedo y de papel, al no ser satisfechos en sus desenfrenadas ambiciones personales de mando y poder, porque a sus parientes no se les dejara también gozar de la tajada a salud del triunfo, como sucediera con el registro civil y la tesorería municipal, vino como consecuencia  la división”, asentó Wilfrido en la Monografía de Atoyac.
Salvador Román Román dice: “Tal como sucedió con los cívicos de Iguala, los de Atoyac también tomaron el acuerdo de integrar un consejo municipal donde estuvieran integradas personas con bajo perfil político y ajenas a su Asociación, pero con buena imagen social que les aportara simpatías y apoyos populares en pretensión de darle legitimidad a su gobierno”.
El autor del libro Los Cívicos guerrerenses: del sueño democrático al plomo de la realidad 1960-1963, escribió que Rosendo Téllez no era de la ACG y solamente fue puesto como alcalde para que fuera aceptado por el pueblo y, junto con él, Los Cívicos. Por esa razón buscaron gente honesta que encabezara el consejo, sin que esto significara que Los Cívicos no lo fueran, por eso la planilla de Rosendo Téllez fue plural. A decir de Félix Roque don Rosendo era de avanzada de edad y sus familiares no aprobaban que se juntara con los alborotadores.
Aunque la versión de Román Román se contradice con testimonios como el de Donaciano Pino Vargas, quien en ese tiempo era estudiante, y asegura que los universitarios que venían de Chilpancingo a promover la lucha cívica y la huelga de la Universidad llegaban a reunirse en una barda de la casa de don Rosendo Téllez ubicada en la calle Grande, hoy Vicente Guerrero, lo que quiere decir que el primer edil tenía una trayectoria dentro de la lucha anticaballerista.
López Limón en su tesis doctoral: Historia de las organizaciones político-militares de izquierda en México (1960-1980) al hablar de la crisis al interior de la comuna dice que Los Cívicos llegaron a la alcaldía “sin programa constructivo ni más cohesión que el común antiaburtismo, de modo que, cuando el poder se les viene encima, emergen todas sus miserias y debilidades”.
En el periodo de don Rosendo Téllez Donaciano Pino tuvo el cargo de delegado del Registro Federal de Electores, Sebastián Castro Radilla fue el oficial mayor. Por primera vez se le dio oportunidad de ocupar cargos importantes a las mujeres, por ejemplo Romana Radilla Martínez estuvo un tiempo encargada de la Secretaría General y ese cargo lo ocupó también Natalia Roldán Pacheco e Hilda Flores Solís fue la juez de Paz.
La historia registra que el síndico municipal Luis Cabañas Ocampo, se hizo dueño de la situación política y olvidándose de su investidura asumió atribuciones que no le competían, por tal razón el presidente municipal Rosendo Téllez Blanco se vio obligado a pedir una licencia por seis meses y al reconocer su error volvió a su puesto, Luis Cabañas no le quiso devolver la alcaldía y se complicó más la división entre Los Cívicos.
El 29 de marzo, Rosendo Téllez solicitó licencia por seis meses. Dice Wilfrido: “Unas horas antes de hacerlo estuvo dando a conocer a través de un sonido de la empresa Diversiones Rosales el motivo de su separación, consistente en las múltiples arbitrariedades cometidas por el síndico municipal Luis Cabañas Ocampo, hasta de intervenir en sus funciones como alcalde. Este proceder vino a poner las cosas al rojo vivo, pues Cabañas Ocampo ordenó al segundo comandante Pedro Galeana Peña, suspender la difusión, provocándose con ello una acalorada discusión en el recinto oficial entre los ediles, y don Rosendo abandona el palacio municipal en compañía de sus partidarios”.
Unos días después el 11 de abril a las 6 de la mañana se presentó al Palacio Municipal Rosendo Téllez Blanco, para hacerse cargo nuevamente de la Presidencia dando por terminado su permiso de seis meses que había solicitado. “Esta actitud provocó un incidente acalorado con el síndico y presidente municipal interino Luis Cabañas Ocampo quien dijo al señor Téllez que no tenía derecho a asumir el poder por no habérsele vencido el permiso pero al justificar su presencia Téllez por estar dentro de la ley, optó Cabañas por retirarse, llevándose los sellos de la Presidencia y del Registro Civil, instalando su despacho en su casa, siendo curioso que a partir de esta fecha hubiera dos Ayuntamientos”.
A partir de esa fecha se vinieron los cambios de funcionarios, don Rosendo encarceló al tesorero Pedro Arzeta y en su lugar nombró a su hija Victoria Téllez Méndez, convirtiéndose en la primera mujer en ocupar ese cargo en la historia de Atoyac. Como las cosas amenazaban con salirse de su cauce un pelotón de militares intervino para resguardar el orden en la ciudad. Dos días después el 13, el secretario de Gobierno Lamberto Alarcón llegó a conciliar a los dos grupos.
Hay quien dice que las diferencias se originaron porque Luis Cabañas era un político experimentado mientras don Rosendo Téllez era un hombre de campo que quería resolver las cosas salomónicamente. Por ejemplo Donaciano Pino dice que don Rosendo era una persona sencilla, abierta a sus semejantes, solidario y participativo en todos los problemas de la comunidad. “Los problemas que se dieron fueron únicamente malos entendidos porque don Luis Cabañas también era una persona muy caritativa, muy centrada, atendía a todo mundo tenía un carácter fino y muy noble”.
Mas de pronto el 29 de mayo de 1961 fue desaforado Rosendo Téllez Blanco por órdenes del gobernador y el oficial mayor del gobierno del estado Raúl Peralta Vélez dio posesión a Félix Roque Solís como alcalde y a Hermilo Ruiz Valle como síndico.

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