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Entran autodefensas a la capital a una marcha por Pioquinto; los registra el Ejército que busca armas

*Pasan nueve camionetas de la Policía Federal, todas con efectivos con armas de alto poder, una de ellas dirigida a los manifestantes, y una unidad artillada blindada de las que se conocen como rinoceronte para disuadir disturbios. “Si nos van a matar de una vez”, “queremos a los asesinos de la muchacha”, decían respecto a la joven asesinada, y “vayan por el Melox”, en alusión a una presunto líder de la delincuencia organizada que se refugia en la ciudad

Lourdes Chávez

Chilpancingo

En medio de una aparatosa operación militar y policiaca, hombres y mujeres del Sistema de Seguridad y Justicia Ciudadano (SSJC) de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG) entraron a la capital para participar en una marcha por la paz, en solidaridad con el empresario Pioquinto Damián Huato, quien sufrió un atentado el martes en el que asesinaron a su nuera a balazos.
Antes de ingresar a la capital por el sur, en el punto conocido como El Parador del Marqués, un centenar de militares condicionaron el acceso a unos 200 manifestantes a la revisión de los vehículos y de las personas en busca de armas, lo que motivó una confrontación verbal entre ciudadanos y uniformados; al final todos entraron desarmados. Los primeros condenaron las acciones de la fuerza pública contra el pueblo, lo que no se hace contra los delincuentes.
Desde las 10 de la mañana se observó a los soldados del Ejército a los lados de la carretera, esperando la llegada de los policías ciudadanos en seis camionetas artilladas y dos camiones de militares, después llegaron policías estatales con equipo antimotín y sobrevoló un helicóptero de la Marina Armada de México.
Durante la confrontación pasaron nueve camionetas de la Policía Federal, todas con efectivos con armas de alto poder, una de ellas dirigida a los manifestantes, y una unidad artillada blindada de las que se conocen como rinoceronte, para disuadir disturbios.
Los manifestantes salieron en unos 30 vehículos del valle del Ocotito para participar en la movilización que se convocó en Chilpancingo, participó la familia de la joven Laura Rosas Brito, ultimada en el ataque al empresario Pioquinto Damián Huato cuando regresaba de un mitin de la UPOEG en El Ocotito.
A la 1:50 de la tarde, el primer vehículo de policías ciudadanos fue detenido por los militares para revisarlo de forma minuciosa y a cada uno de los activistas.
Entonces comenzaron a bajar los manifestantes de los automóviles para cruzar a pie el retén, pero intervinieron policías estatales para revisar a los peatones; a las mujeres les revisaban los bolsos y a los hombres les levantaban la playera y palpaban su pantalón desde la cintura hasta los pies.
Así comenzaron las primeras reacciones de protesta a través de consignas: “si soldado tú fueras, con el pueblo estuvieras”, “sí a la vida, queremos paz”.
De manera individual, otros denunciaban: “si nos van a matar de una vez”, en relación al acoso militar de los últimos días, “allá, (señalando hacia la ciudad) están los delincuentes”, “queremos a los asesinos de la muchacha”, decían respecto a la joven asesinada, y “vayan por el Melox”, en alusión a una presunto líder de la delincuencia organizada que se refugia en Chilpancingo.
También gritaron, “ya vamos, llegando, y Mario está temblando”, porque Damián Huato responsabilizó al alcalde de Chilpancingo, Mario Moreno Arcos del ataque que sufrió, luego de que lo acusó de vínculos, en su cara, de vínculos con la delincuencia organizada en un acto público en El Ocotito.
Ayer los soldados se colocaron en medio de la carretera en una valla de dos hileras para impedir el avance de los manifestantes y reducir el ingreso de los vehículos, uno a la vez en el carril de sur a norte, durante más de media hora, lo que duró la confrontación.
Un militar dio instrucciones a los policías estatales para que las mujeres policías revisaran a las mujeres activistas, los varones uniformados hicieron lo mismo con los que marchaban.
Los promotores de la UPOEG enfrentaron a los mandos militares para exigir una explicación y el mayor de apellido Espinoza, según el membrete de su uniforme, contestó que estaban haciendo labores de seguridad.
A su vez lo cuestionaron sobre quién les dio la orden de hacer funciones de seguridad pública en Chilpancingo, cuando esto corresponde al estado y al municipio. Pero el militar no contestó e insistía en que permitieran la revisión para liberar el tránsito.
Luego, los promotores de la UPOEG destacaron el trabajo de la Policía Ciudadana en el valle del Ocotito, recordaron que hallron un sembradío de amapola el sábado y ayer una fosa clandestina, donde se presumía que había restos humanos, pero sólo encontraron chalecos antibalas de policías y semillas de mariguana.
Dijeron que los chalecos representaban a policías “compañeros de ustedes que fueron asesinados ahí, porque quizá estaban haciendo bien las cosas”.
Otro, exigió respeto al derecho a la libre manifestación y al libre tránsito, “venimos en solidaridad y a una marcha por la paz, si ustedes no pueden hacer nada por nosotros entonces denle la oportunidad al pueblo de que se defienda. Lo único que queremos es paz y tranquilidad y tener una vida familiar sana”.
Una vez que la mayoría cruzó el retén marcharon sobre el bulevar Vicente Guerrero cantando el himno nacional, avanzaron unos 200 metros antes de volver a los vehículos para unirse a la marcha de ciudadanos que ya había llegado al centro de la ciudad.
Al mismo tiempo, al norte de la capital, a la altura del panteón nuevo, los soldados tenían otro retén militar, otro en Tierra Colorada a unos 15 minutos 15 en automóvil.
También hay otro puesto militar a unos 300 metros de la base que la semana pasada instalaron en el Valle de Ocotito, y otro en la cabecera municipal de Juan R. Escudero.

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