Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Jorge Camacho

Violencia, inseguridad, violencia

*Cualquier sociedad que renuncie a un poco de libertad para ganar un poco de seguridad, no merece ninguna de las dos cosas.” Benjamin Franklin.

En términos prácticos y sobre todo actuales, el de hoy es  un tema por demás relevante, como decimos en el Congreso, de urgente y obvia resolución para el país y de manera particular para nuestro estado de Guerrero.
No podemos ni debemos acostumbrarnos a la violencia, no podemos hacerla un tema habitual ni verla como parte de nuestro día a día, algo tenemos que hacer, pero ya, para que la violencia disminuya.
Esta solución sin duda no la vamos a encontrar y no va a ser sólo con más policías o soldados, quien crea que el problema es de delincuentes y policías o de guerra se equivoca, es un problema que tiene que ver con responsabilidades, con valores, con gobierno, ejercicio de los poderes de la sociedad, todo ello de manera organizada, planeada y no apagando fuegos, siendo reactivos, o peor omisos.
Como sociedad, es nuestro deber trabajar para que la violencia no se apodere de nosotros y nos genere ser seres violentos, no podemos aceptar que los hechos de violencia  sean aceptados como un recurso de interacción y modo de dirimir los diferendos en la sociedad.
Sin duda, como todos sabemos, la violencia, en cualquier sentido, va a generar más violencia y esta puede escalar a puntos insospechados, no podemos permitir nunca que la violencia se convierta en un mecanismo sustitutivo de distribución del poder ante la falta de políticas económicas y sociales progresivamente distributivas.
La violencia en su percepción más simple, es antagónica de la razón y el equilibrio, y en ese sentido, cuando vemos la violencia que se ha generado en nuestro entorno, podemos entender que estamos en un esquema de sin razón, que nos lleva a perder la calma, la tranquilidad, la armonía y la paz, por eso urge que entendamos que lo que estamos perdiendo en su avance es un todo.
El tema de la violencia está anotado en la agenda de todos los gobiernos y de todos los políticos, y está anotado en la agenda nacional de riesgos y en la cartera de medidas para superar el problema número uno del país, que es la inseguridad pública, que como pocos, es un problema que nos golpea a todos los mexicanos, sin distinción.
Hoy con certeza puedo decir que la violencia ha generado un grave problema de inseguridad pública y este es un problema multifactorial, es el desenlace de toda una serie de problemas estructurales, desequilibrios económicos, políticos y sociales, de una legislación, políticas y decisiones de gobierno, así como de una impartición y administración de la justicia que no siempre han sido los más acertados, todo lo cual creó los engendros de la corrupción, impunidad y déficits de autoridad, abriendo espacio a la ilegalidad como un mecanismo sustitutivo del arreglo social, práctica de la política y la justicia, que devino en la explosión de la violencia.
La inseguridad pública es, digamos, una expresión de la crisis del sistema en su conjunto, por tanto, si queremos resolver el problema de la inseguridad pública, resolvamos el de la existencia de desequilibrios sociales y de los espacios de ilegalidad.
Cuando el temor es generalizado y la violencia exacerbada, estamos hablando no sólo de que la seguridad pública no existe sino de que la política está fallando, tenemos que buscar soluciones a partir del concepto básico de la seguridad pública.
Vuela, vuela palomita, y ve y dile a todos; a los que generan violencia, a los que tratan de procurar seguridad, a los que hacen leyes, a los que las aplican… dile a todos que hoy debemos, por obligación ver a quienes nos han contratado… seguro algo estamos haciendo mal.

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