Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Javier Saldaña Almazán

La UAGro frente a los retos de la realidad guerrerense

(Tercera parte)

La Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro), decíamos en nuestras dos primeras entregas (El Sur, 20 y 27 de enero), está llamada a cumplir un papel decisivo en el obligado proceso de reconstrucción del estado de Guerrero, después de que males como los de la pobreza que según datos del Coneval (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo) la entidad abandonó su acostumbrado tercer lugar nacional en materia de pobreza para pasar a ser el segundo; aunado a ello la situación agravante de devastación generada por los fenómenos meteorológicos Ingrid y Manuel que han mermado o incluso destruido parte importante de nuestro capital social, económico y cultural.
Mencionábamos que, en nuestra opinión, la forma ideal para erradicar esos males requería del esfuerzo mancomunado en el que convergieran “sociedad” y “clase política”, unidad que debe arraigarse con un rigor indestructible para erradicar de raíz los rezagos ancestrales que nos acechan y marginan.  Y así, desde esta cohesión indestructible de fuerzas, requerimos avanzar frente a los próximos comicios electorales en la entidad, de lo contrario,  volveríamos al terreno infértil de la competencia política “por puestos” y por dividendos ajenos a lo que el estado de Guerrero nos exige. Al respecto destacábamos que la UAGro tenía en dicho proceso mucho que aportar en  consecuencia a su rol histórico y a las lecciones  ejemplares de respuestas encomiables de nuestra institución a su entorno social, que se remontan desde su fundación hasta nuestros días. El hecho reciente de mayor repercusión se evidenció en la integración unitaria de todas sus fuerzas para elegir rector para el periodo 2013-2017. Hecho trascendental que en el contexto local y nacional constituye, sin lugar a dudas, el mejor referente para emprender la ruta ideal que nos permita avanzar sin riesgos causados por diferencias vanas que van en perjuicio de nuestra realidad.
Deseo mostrar en esta entrega, cómo es que la UAGro prevé otras líneas o vías de participación para iniciar un proceso de programa unitario que imprima las pautas requeridas de manera inminente para la reconstrucción del estado de Guerrero.
No me referiré en este caso a las ideas o propuestas que pudieran surgir hoy de nuestro personal técnico o especializado, sino a algunos de aquellos elementos que, siendo ya parte constitutiva de nuestro ser e identidad universitarios, son y/o pueden convertirse en ejemplo o paradigma para la referida reconstrucción. Veamos los argumentos que a continuación les expongo:
1.- La UAGro es y se ha construido, a lo largo de su historia, en un patrimonio social y colectivo de la comunidad guerrerense, que mantiene en todo caso y momento su nivel de gratuidad y función de servicio. Un programa reconstructivo en el estado de Guerrero puede ser una consecuencia ineludible de dicho esquema, ajeno o renuente a que la educación se constriña a modelos que ponen los acentos en su elitismo y privatización.
2.- Para mantener nuestra condición patrimonial se ha requerido de un esfuerzo mayúsculo, pues a pesar de las extremas limitaciones presupuestales que padecemos, no hemos permitido acceder a la imposición de un régimen de restricciones en el quehacer educativo y de servicios para  nuestra comunidad, por lo que como principio irrenunciable se mantiene una inscripción alta y los niveles educativos de calidad requeridos. Valga señalar en este punto que somos la universidad del país con el menor índice de subsidio educativo destinado por alumno, que en nuestro caso asciende a 28,953.24 pesos anuales, cuando a otras instituciones de igual rango como la  Universidad Autónoma de Yucatán y la de Campeche, se les asignan dentro de este mismo rubro un  monto que  asciende a 80,369.10  y 76, 644.36 pesos, respectivamente; cifras que comparadas con la media nacional que es de 47,834.13 pesos por estudiante del nivel superior, subraya la marcada desventaja en que se ubica la UAGro dentro de este parámetro. Desde esta realidad estamos conscientes que un programa reconstructivo para todo el estado de Guerrero requeriría reproducir dicho referente sin bajar la guardia en la demanda de mayores recursos públicos para la entidad, y dirigir una parte sustancial de éstos hacia los sectores más desprotegidos y a equilibradas políticas de desarrollo, y asimismo redoblar esfuerzos en la apertura de atención y servicios a los más amplios sectores sociales con un acentuado énfasis al impulso en los estándares de calidad.
3.- Con un señalamiento autocrítico que no debemos soslayar, porque indudablemente nos falta en ello mucho por hacer, podemos modestamente congratularnos de que la UAGro es una de las pocas universidades del país que, sin tener entre sus fines la atención específica a la población indígena (como en el caso de las universidades indígenas interculturales ya existentes), ha tomado medidas que, ubicadas en la idea o el concepto de “acciones positivas”, se dirige a tratar de abatir o reducir el margen de desigualdades prevalecientes entre población mestiza e indígena con la aplicación de una “cuota” mínima de inscripción en beneficio de esta última. Remito aquí al acuerdo tomado el 25 de junio de 2010 por nuestro honorable Consejo Universitario, para que el 10 por ciento de los espacios estudiantiles de las Unidades Académicas de la UAGro, en su nivel superior, fueran destinados para nuestros jóvenes indígenas.
Acciones positivas de esta índole podrían aplicarse a todo lo largo y ancho del estado de Guerrero, lo que permitiría dar un salto cuantitativo y cualitativo en los necesarios procesos de armonización legislativa y de políticas públicas requeridos para asumir realmente la responsabilidad que le corresponde a nuestra visión de alcanzar un desarrollo intercultural justiciero y reivindicativo.
4.- No es menor el esfuerzo que la UAGro ha delineado en el tema de equidad de género, así es, valga reconocerlo, un rubro al que debemos dedicarle multiplicados esfuerzos en el futuro. Conviene referir en este punto que más de la mitad de los estudiantes inscritos en la UAGro son mujeres. Pero más allá de este significativo hecho numérico, importa señalar que desde 2009 se cuenta con la Coordinación de Asuntos de Género en la estructura de la administración central, de donde han emanado acciones relevantes con la implementación de muy diversas actividades colectivas como  talleres, seminarios, cursos y el diseño puesto ya en marcha, denominado “violentómetro” para la prevención de la violencia de género que se imprime con la definición de una Ruta Institucional para la Tranversalización de la Perspectiva de Género aprobada por el H. Consejo Universitario en 2012, donde textualmente se establece:
Una perspectiva de transformaciones profundas en el estado de Guerrero, marcada por un programa unitario de reconstrucción, tendría que ubicar esta temática como un aspecto central, pues la violencia de género y las desigualdades generadas por muy diversas prácticas de  discriminación hacia las mujeres son un lastre terrible para la convivencia, la cultura y el desarrollo.
Estos fundamentos constituyen entre otros muchos datos y escenarios,  elementos fehacientes que dan prueba de la potencialidad y capacidad de una comunidad educativa como la de la UAGro, integrada por alrededor de 80 mil personas, entre estudiantes, profesores y trabajadores técnicos, administrativos y de intendencia;  que sin reparo siempre ha estado dispuesta a movilizarse para apoyar en todo momento  a su pueblo; por lo que constituimos, sin temor a dudas, un potencial indispensable y determinante en la ejecución del  proceso de reconstrucción a implementar de manera inminente en nuestra entidad.
A ello, por supuesto, habría que añadirle las capacidades propias con que cuenta la Universidad Autónoma de Guerrero en el nivel de sus carreras, institutos y especialidades;  espacios y palancas de intervención que pueden aportar e incidir de forma sustantiva en muy diversos ámbitos del conocimiento, en beneficio de programas de gobierno y en la aplicación de políticas públicas.
En trabajos subsiguientes abordaremos con mayor profundidad en algunos de estos puntos de competencia institucional que por su repercusión e importancia merecen tratamiento aparte.

* Rector de la Universidad Autónoma de Guerrero

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