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El cura de Cuetzala fue secuestrado para que dijera quién tenía el dinero de la iglesia, revela Garfias

*Fue golpeado y liberado, y después decidió retirarse del pueblo ante amenazas, dice el arzobispo. Inaugura encuentro provincial en Acapulco para capacitar a curas ante la inseguridad

Mariana Labastida

El arzobispo de Acapulco, Carlos Garfias Merlos, informó que al sacerdote Francisco Jiménez García, de Cuetzala, lo detuvieron para que informara quién de los mayordomos del pueblo tenía el dinero de la iglesia, y fue liberado golpeado y abandonó la comunidad por amenazas, por lo cual párrocos cercanos atienden esa iglesia con los protocolos de seguridad que han ido formulando los sacerdotes ante la inseguridad que vive Guerrero.
Del diálogo de los dirigentes de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG) con el gobernador Ángel Aguirre Rivero, dijo que se debe aprovechar la disposición de ambas partes y la participación ciudadana para que se den las condiciones para superar la violencia y evitarla “en la medida de los posible”.
En conferencia de prensa durante el encuentro provincial en el que se analiza la reciente exhortación apostólica del Papa Francisco para que la iglesia reconozca sus debilidades, carencias y límites, así como sus fortalezas, aciertos y valores, el arzobispo de Acapulco dijo que el obispo Alejo Zavala Castro le informó que el cura de Cuetzala había sido secuestrado para pedirle información.
El sacerdote de  Cuetzala, Francisco Jiménez, fue detenido por integrantes de la delincuencia, según denunció a El Sur el alcalde de ese municipio, Feliciano Álvarez Mesino, quien indicó que el párroco fue liberado después de tres días.
Del hecho, Garfias Merlos dijo no conocer los detalles, que lo habían detenido para pedirle que informara quiénes eran los mayordomos que tenían el dinero, y “ante la respuesta o no lo soltaron, está libre, es todo lo que sé, no sé si procedió o no procedió”, dijo el prelado católico.
Brevemente, Zavala Castro comentó fuera de la conferencia que el párroco fue golpeado y que al ser liberado dejó la parroquia debido a que lo amenazaron,  y actualmente otros sacerdotes se están haciendo cargo de los servicios en esa comunidad.
De las medidas de seguridad que toma la iglesia ante hechos como el secuestro del sacerdote de Cuetzala, Garfias Merlos dijo que están buscando que se tengan mínimas medidas, como que los sacerdotes informen cuando se trasladen a otra comunidad, que alguien vaya sabiendo en dónde están, sobre todo en la zonas de mayor riesgo.
“Formas de acompañamiento y de tener medidas de seguridad es lo que se está implementando”, dijo el arzobispo, quien indicó que el protocolo que informaron elaborarían lo están haciendo cada vez que se reúnen y puntualizan en algunas cosas, para ir haciendo una formalización del mismo, el cual todavía no se tiene, “nosotros estamos haciendo este trabajo como provincia de Acapulco, mismo encuentro es parte de este camino que hemos venido haciendo, cada provincia tiene su propio dinamismo, su propio plan”.
Del diálogo entre la UPOEG y el gobernador Angel Aguirre Rivero, Garfías Merlos dijo que es el momento de colaborar entre ambos para que junto con la participación ciudadana se estén dando respuestas a las situaciones de violencia e inseguridad, además de tratar los temas que plantea la organización, de desarrollo social y atención; que el camino se está reiniciando después de que se interrumpió el diálogo entre ellos.
Insistió “en la importancia que estén con la vinculación adecuada y el dialogo pertinente con las autoridades, que se les pueda poner un marco legal y que sea una expresión de participación y colaboración ciudadana, creo que todavía están en condiciones”, dijo el arzobispo después del rompimiento del dialogo entre las autoridades y la UPOEG el año pasado.
Agregó que un ejemplo de la buena voluntad que existe de las organizaciones es que cuando les informaron que serían recibidos por el gobernador, desbloquearon las carreteras que tenían bloqueadas luego de que no los quiso recibir Aguirre Rivero en Chilpancingo, y llamó a aprovechar la buena disposición para aportar para que se den las condiciones para “superar la violencia y evitarla en la medida de lo posible acudiendo a quienes la generan, que se den cuenta del grave daño que hacen y todos como sociedad poner de nuestra parte, que se evite y se den mejores condiciones de confianza y seguridad”.
El arzobispo informó que han tenido dos reuniones con el delegado de la Secretaría de Gobernación en Guerrero  y el dirigente de la UPOEG, Bruno Plácido, como parte del ofrecimiento que hizo para facilitar el encuentro entre las autoridades con dicha organización; y que hoy tiene programado un encuentro con el comandante de la Novena Región Militar y el de la octava Región Naval, “en el mismo tono de ir haciendo un acompañamiento y presencia como iglesia y facilitar ir teniendo estos acercamientos y el diálogo pertinente”.
Del informe de la ONU, que consideró que el Vaticano ha violado la Convención sobre los Derechos del Niño al no haber protegido a los menores víctimas de abuso sexual, el arzobispo de Acapulco dijo que será el Vaticano quien responda directamente, e indicó que la iglesia ha hecho un esfuerzo porque sancionen tanto autoridades civiles como eclesiásticas a los que cometan pederastia, por lo que se da aviso cuando se tienen reportes para poner al delincuente en manos de la autoridad; indicó que en la diócesis de Acapulco no tienen reporte de ese tipo.
Del encuentro provincial, el arzobispo, quien estuvo acompañado por el obispo de Tlapa, Dagoberto Sosa, dijo que entre las actividades y los temas que programaron está la capacitación para poder “en la medida de lo posible” tener medios preventivos para evitar la violencia tanto en ámbito profesional y social, así como la atención a las víctimas de la misma, como se  ha estado haciendo en diócesis como la de Acapulco.
Dijo que también se analizará el exhorto del papa.
Dagoberto Sosa dijo que se debe recurrir a nuevos métodos para evangelizar y no dejarse guiar por las estructuras caducas, utilizar a los medios para llegar a los que no van a misa, a los que viven en situaciones de injusticia, de pobreza, para que el evangelio sea conocido y proclamado, “renovarnos, siempre renovarnos con Cristo”.
En el comunicado que leyeron ambos obispos manifestaron que el encuentro pastoral es la oportunidad para afrontar retos; que buscan animar a las comunidades para que haya una verdadera actitud de servicio, y generar un camino de conversión pastoral.
También se refirieron a la atención a comunidades afectadas por la tormenta tropical Manuel, e informaron que están preparando equipos que colaboren en la prevención y atención de riesgos y emergencias, así como haciendo vínculos con autoridades y organizaciones civiles para desarrollar proyectos como la reconstrucción de viviendas en el poblado de Tres Palos y Cacahuatepec, y acciones en otras parroquias de Cruz Grande, Marquelia y San Luis Acatlán.
Por la tarde, como parte de los talleres en los que están participando los sacerdotes de las cuatro diócesis del estado, el encargado de la pastoral social de Acapulco, Jesús Mendoza Zaragoza, planteó lo que deben hacer para ir teniendo las herramientas para acompañar a las víctimas de la violencia y cómo acompañarse unos a otros ante la situación de inseguridad en el estado.
Expuso que la situación de violencia es compleja, que hay una gran diversidad de tipos, y que como sacerdotes son más visibles al hacer el acompañamiento a las comunidades, por eso la importancia también de que se puedan ayudar mutuamente.
Convocó a los sacerdotes a hacer un análisis y monitoreo de la realidad, a que tengan la capacidad de darse cuenta de lo que sucede, tener “mirada analítica” para que en medida de que se vayan detectando los problemas ir buscando respuestas a los mismos.

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