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Raymundo Riva Palacio

ESTRICTAMENTE PERSONAL

*¿Dónde están los jefes Templarios?

Los términos del desarme de los grupos de autodefensa en Michoacán pasan porque el gobierno federal les entregue las cabezas de los siete jefes de Los Caballeros Templarios. Dos han sido capturados, Dionisio Loya Plancarte, apodado El Tío, detenido en Morelia el 27 de enero, quien era el responsable de relaciones institucionales y prensa; y Jesús Vázquez Macías, apodado El Toro, una semana antes, que era el jefe de la plaza de Tepalcaltepec, la última frontera michoacana en la ruta de los precursores de las metanfetaminas.
La manera como los detuvieron sugiere que se encontraban en un repliegue táctico ante la ofensiva de los autodefensas y las fuerzas federales, pero no a salto de mata, que significaría un proceso de huida desorganizada y desarticulada. Siguen abiertas las redes de distribución de drogas, pero los enfrentamientos los han afectado en el número de milicias, lo que explica la leva realizada en las últimas semanas en casas y seminarios en Tierra Caliente.
Un repliegue táctico no es una derrota, sino una estrategia de guerra. Bajo esta óptica, los líderes no tendrían que estar dirigiéndola desde la misma zona de conflicto. Desde hace varias décadas los jefes de ese tipo de organizaciones manejan a sus cuadros a distancia y a través de operadores eficaces. Una analogía, por cuanto a organización estructurada en células, son las guerrillas. El Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional que enfrentaba al gobierno salvadoreño, mantenía a su comandancia general en Managua. ETA, que combatía al Estado español, escondía a sus dirigentes en el sur de Francia.
Los Caballeros Templarios, sin ser una guerrilla, han demostrado en el último año tácticas de guerra de guerrillas. Inclusive en las últimas semanas de choques con las autodefensas, han empleado la misma estrategia de llevarlos a puntos específicos donde puedan emboscarlos. Con esa experiencia acumulada, sería una anomalía que sus jefes se encontraran en Michoacán. Por lo mismo, se puede plantear como hipótesis de trabajo que Loya Plancarte, como afirma, había dejado de ser un activo estratégico de los Templarios, mientras que Vázquez Macías ocupó un lugar en la lista de los siete, por ser el jefe de plaza de Tepalcaltepec, en donde nacieron formalmente las autodefensas, y con quien podrían tener agravios personales.
Loya Plancarte había sido un cuadro relevante en Los Caballeros Templarios, pero de segundo nivel, en el cual se encontraba Servando Gómez Martínez, La Tuta, que hoy aparece como el más buscado por las autoridades por traer la marca del cártel y ser el más proclive a los medios de sus líderes. La Tuta fue perseguido intensamente en el gobierno de Felipe Calderón y tenían ubicada una zona en la sierra de donde se comunicaba por teléfono con su familia y con algunos medios que utilizaba como micrófonos. Pero antes que pudieran llegar a él se escapó hacia Estados Unidos, de acuerdo con fuentes federales en esa administración, posiblemente al sur de California.
La Tuta regresó a México hace más de un año, de acuerdo con las mismas fuentes, y ha estado en Michoacán, donde hace unas semanas recibió a un equipo de la televisión inglesa que fue llevado a él como hacen las guerrillas: por tramos, cuidando que no los siguieran, y con los ojos vendados. Fuentes gubernamentales afirman que La Tuta no se encuentra en estos momentos en Michoacán. Una de ellas dijo que se replegó a Tierra Caliente de Guerrero, de donde es originario, y que de ahí ha viajado a Centroamérica, particularmente a Costa Rica.
Dónde está en estos momentos, no se sabe, como tampoco de otra persona a la que identifican como Nazario Moreno, apodado El Chayo, que el gobierno de Calderón dio por muerto en 2010 tras un enfrentamiento en Apatzingán, sin haber recuperado el cuerpo que suponen se llevaron sus lugartenientes. La información de inteligencia del gobierno mexicano y el estadunidense sugiere que sí murió, pero fuentes gubernamentales federales y en Michoacán aseguran que está vivo. Otra fuente michoacana dijo tener información de que El Chayo se esconde en Jalisco –en donde se encuentra un cártel enemigo de los Templarios–, y que se mueve a Guatemala, donde operan varios cárteles mexicanos.
Gómez Martínez y Moreno son los dos primeros nombres en la lista que entregaron las autodefensas al gobierno federal. En el caso del primero, las autoridades no han podido llegar a él. El Tío ocupa el cuarto lugar en la lista, pero a su sobrino Enrique Plancarte, El Kike, se le considera hoy junto con La Tuta, jefe de Los Caballeros Templarios. El Toro es el número cinco, pese a que Fernando Cruz Mendoza, apodado El Tena, quien aparece en el séptimo, es su jefe. Al sexto lo llaman El Chicano, pero no se ha podido establecer su identidad real. Información gubernamental que se tiene en Michoacán señala que uno de estos últimos podría encontrarse en Perú, a donde han rastreado llamadas telefónicas a Michoacán, de teléfonos conectados con ese líder, del cual no se reveló el nombre.
La ubicación de Los Caballeros Templarios sigue envuelta en el misterio. Las informaciones sobre sus posibles guaridas nacionales y en el extranjero, se siguen cruzando y no han llegado todavía a ninguna parte en concreto. Pero el tiempo que corre desgasta, no a los criminales, sino a las autoridades por no poderlos encontrar.

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