Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Javier Saldaña Almazán

La UAGro frente a los retos de la realidad guerrerense  (Cuarta parte)

I

En nuestras tres entregas anteriores (El Sur, 20 y 27 de enero, 3 de febrero) hemos ofrecido elementos que evidencian la forma en que la Universidad Autónoma de Guerrero puede potenciar sus capacidades y propuestas programáticas acordes a sus propias formas de existencia, inscritas en un proceso histórico que rebasa su más de medio siglo de fundación, para así beneficiar, dentro de un esquema unitario integrado por las fuerzas sociales y políticas de Guerrero, un proceso de reconstrucción estatal en todos los niveles. Ello de cara a lo que nos exigen las nuevas circunstancias del estado ante las secuelas devastadoras sufridas por los embates de los fenómenos meteorológicos Manuel e Ingrid,  a lo que se  añade el alto grado de marginación y rezago ancestral que sufre Guerrero, por lo que no caben dudas, que ante esta situación agravante no hay más tiempo que perder para unificar voluntades, dejando atrás –esperamos que para siempre–, el desarrollo de políticas de confrontación  gratuitas o innecesarias,  de intereses individuales o de grupo que lejos de ayudar hacen daño.
Desde esta visión, que hemos venido argumentando en los trabajos que preceden al presente artículo, al rol que ha jugado nuestra Universidad para encarar los problemas que acechan y dañan a su entorno social,  agregamos hoy nuevos fundamentos. Me referiré primero al importante papel que la UAGro tiene y puede desempeñar en el plano regional, entendiendo en este caso lo regional en su nivel más amplio de integración, que comprende el territorio sur-sureste del país, espacio en el que se emprenden procesos de desarrollo, marcados por elementos comunes de identidad, problemática y destino.
Los escasos recursos presupuestales con los que cuenta nuestra institución, tomando como referente lo que ya hemos señalado de ser la Universidad en el contexto nacional que recibe menor subsidio anual por alumno, no ha constituido un limitativo para ampliar su cobertura académica ni sus servicios públicos de atención. Más aún, la UAGro, cuenta, aunque muy reducida, con inscripciones de jóvenes que provienen de otras entidades del país. Ampliar nuestro espacio matricular a estudiantes de las entidades del sur-sureste –e incluso de otros estados del país– es un propósito que quisiéramos cumplir, en el entendido de que con ello se hermanarían, de manera directa, decisivos esfuerzos convergentes en el ya mencionado proceso de reconstrucción que necesariamente es o debe ser estatal-regional, pensando en el marco físico que nos une geográficamente e integra a Oaxaca, Chiapas y Michoacán.
Para sostener la lógica que hemos seguido en los artículos anteriores, diremos que este escenario que objetivamente describimos, nos lleva a pensar que una política pública unitaria en los procesos reconstructivos de nuestro estado debe abandonar en definitiva cualquier rasgo de ostracismo o de chovinismo regional, pues un decidido programa de coordinación y apoyos interestatales, al menos del sur-sureste, o mediante la puesta en marcha de un plan de integración interregional en temas clave de desarrollo, ayudaría indiscutiblemente a salir adelante y realizar un aporte sustantivo al desarrollo del país.

II

Veamos ahora desde otro ángulo, las condiciones en que la potenciación de las capacidades de nuestra máxima casa educativa permitiría aportar a desarrollos consistentes y sostenidos en un nivel regional en este caso para el que nos compete, el estado de Guerrero, pudiéramos elegir a modo de ejemplo la zona Sur, que fue la más afectada por los recientes fenómenos meteorológicos Ingrid y Manuel. En este territorio están asentadas las Unidades Académicas de Derecho, Economía, Psicología, Medicina, Turismo, Ciencias Ambientales, Contaduría y Administración, Odontología, Enfermería, Ecología Marina, Ciencias y Tecnologías de la Información, Ciencias de la Educación, Medicina Veterinaria y Zootecnia, Desarrollo Sustentable, Epidemiología, Desarrollo Regional, Salud Pública, entre otras;  que ya aportan y pueden multiplicar su contribución, si disponen de mayores recursos, desde una parte significativa de sus quehaceres y saberes, a los espacios sociales de la referida región, y por ende, al conjunto del estado. En esta colaboración, por supuesto se contaría además con las 19 preparatorias de la UAGro localizadas en este territorio.
Algunos pudieran pensar  que estamos hablando de lo obvio de un modelo hipotético a seguir; pero…¿no cabría establecer una estrategia de reconstrucción del conjunto de la zona Sur de la entidad colocando a la UAGro, por sus capacidades de ubicación geográfica y de conocimiento, como pivote articulador de muy diversos esfuerzos institucionales y sociales para su desarrollo?
Si lográramos la comprensión y respaldo para llevar a cabo este proyecto, la UAGRro tendría la oportunidad de demostrar sus plenas capacidades de contribución al desarrollo de su entorno social, como institución educativa líder en los estudios públicos de los niveles medio y superior en nuestra entidad. Y en consecuencia, demostraríamos una vez más las potencialidades de que disponemos en nuestra Universidad para apoyar de manera eficiente a Guerrero y desterrar, sin duda alguna, las aseveraciones infundadas que a veces se suelen escuchar de nuestra institución.
Un elemento extra que aquí conviene señalar, es el referido a un estudio realizado recientemente por especialistas nuestros en materia económica, dedicado al desarrollo regional, en el que se ha podido calcular, dentro de un análisis comparativo entre quince espacios y rubros de actividad, que un peso invertido en educación universitaria tiene, por sus contenidos intrínsecos y derivados, un efecto multiplicador mayor que si se aplica en casi cualquier otro campo de inversión.
Estamos convencidos que nuestra incidencia puede ser efectiva y por ende alcanzar un efecto de mayor alcance en materia de “vinculación”,  de esta manera, la UAGro logra establecer una relación funcional y de servicios más estrecha o más intensa y extensa que la que actualmente tiene con la sociedad guerrerense, para ello requeriríamos establecer un formato o un modelo similar al que se aplica en otras universidades del planeta, como las europeas, tal es el caso distinguible de España, en las que los vínculos con sectores sociales, culturales y productivos son significativamente estrechos y de elevada productividad.

III

Desde los fundamentos presentados en el presente artículo en forma muy somera, puede dimensionarse nuestra pretensión, plasmada en el Plan de Desarrollo Institucional 2013-2017 de la UAGro, donde se subraya que es posible marcar pautas de planeación para periodos que vayan más allá de los ciclos políticos trianuales (para los municipios) o sexenales (para los gobiernos estatales), desde proyecciones mucho más amplias como las que han sido marcadas en nuestro documento que subraya las pautas a seguir por nuestra  Universidad hacia una proyección a largo plazo que abarca hasta el año 2025 y se extiende al 2035.
Desde esta posición nos asiste la convicción  de que un proceso unitario de fuerzas sociales y políticas dirigido a la reconstrucción a fondo del estado de Guerrero, tiene que comprometerse con la inclusión de programas que tengan puesta la mira en implementar acciones en programas de mediano y largo plazos (como los referidos del 2025 y 2035), pues de otra forma seguiremos navegando en el cortoplacismo y en la improvisación. Pero se preguntará el lector: ¿por qué esos específicos plazos? A lo que respondemos: son los tiempos en los que quedan marcados los ciclos de cambio o de renovación intergeneracional.
Sobre ello, dentro de un marco prospectivo, hablaremos en nuestra próxima y última entrega.

* Rector de la Universidad Autónoma de Guerrero

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