Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Tomás Tenorio Galindo

OTRO PAÍS

*La celada de Los Chuchos a Cárdenas

Era extraño que cuatro gobernadores y el jefe del gobierno de la ciudad de México se reunieran repentinamente con el dirigente nacional del PRD en Acapulco, en un día hábil, sólo para la simpleza de reconfirmar el carácter institucional de sus relaciones con el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, como informaron oficialmente el gobierno de Ángel Aguirre Rivero y el mismo PRD. Y era extraño porque en realidad no fue para eso la reunión del jueves pasado, sino para que los cuatro gobernadores, el jefe de Gobierno del DF y Jesús Zambrano, se pusieran de acuerdo sobre quién debe encabezar la dirigencia nacional del partido, que según la resolución que adoptaron es Cuauhtémoc Cárdenas.
El motivo real del sorpresivo encuentro fue dado a conocer por el diario Reforma, que atribuyó la versión a una fuente no identificada, pero que pudo haber sido uno de los participantes, quizás Miguel Ángel Mancera. (Reforma, “Pactan en el PRD lanzar a Cárdenas”, 14 de febrero de 2014).
De acuerdo con la información periodística, confirmada ayer por el propio Jesús Zambrano, Cárdenas será postulado como candidato único a la presidencia nacional y Carlos Navarrete completaría la fórmula, como secretario general. Para ello los gobernadores y Zambrano hablarán con Marcelo Ebrard y Carlos Sotelo, los otros dos aspirantes a la dirigencia, además del propio Navarrete, con el objetivo de que se allanen a la candidatura única. Con Sotelo no será necesario insistir mucho, porque de por sí apoyaba esa idea y porque prácticamente está fuera de la contienda después de que su novia, la senadora michoacana Iris Vianey Mendoza, fue exhibida en una fiesta con la hija de un líder de la delincuencia.
Sobre este nuevo episodio en la disputa por la dirección del PRD, digamos en primer término que se trata de una acción desesperada por ejercer cierto control de daños frente al crecimiento de Morena, el partido que forma actualmente Andrés Manuel López Obrador, que como es inevitable y ya se sabe, se nutrirá del perredismo que le ha sido fiel, y que si bien podría no afectar el padrón de la militancia perredista, sí alterará drásticamente –y estaría en condiciones de superar– la votación del PRD en los comicios federales de 2015.
La delectación con que Nueva Izquierda ejerce el poder en el PRD le impidió ver con mayor anticipación la seriedad de Morena y el efecto que tendría como merma del perredismo. Los Chuchos creían que no prosperaría el proyecto de López Obrador de crear su propio partido, o de que éste nacería demasiado pequeño para significar un peligro para nadie. Pero el empuje con el que López Obrador regresó a sus actividades después del infarto que en diciembre lo envió al hospital, y las cifras de militantes afiliados ya a Morena, han mostrado que ese partido, aun sin nacer formalmente, cuenta con una enorme fuerza política y supone un amago de grandes proporciones para el PRD.
Esa arrogancia de Los Chuchos los llevó en noviembre pasado a cerrarle el paso a Cuauhtémoc Cárdenas, cuando éste había ya accedido a explorar la posibilidad de retomar el liderazgo del PRD. Como se recordará, en los días previos al 14 congreso nacional del PRD, y en el contexto de la discusión e inminente aprobación de la reforma energética, surgió la propuesta de que Cárdenas dirigiera al partido y la lucha contra la privatización petrolera. Cárdenas condicionó la propuesta a que fuera por un acuerdo de las corrientes, que se le permitiera integrar el Comité Ejecutivo y designar a un número de diputados federales. Pero Nueva Izquierda e Izquierda Democrá-tica Nacional se opusieron a ello, y en la apertura misma del congreso, Cárdenas renunció a figurar como aspirante a la dirigencia. De todos modos, en el congreso se eliminó de los estatutos la cláusula que impedía a los ex dirigentes volver a presidir el partido, lo que después de la declinación del ingeniero se vio como la intención de Los Chuchos de aprovechar la coyuntura y hacer regresar a uno de ellos.
Para entonces, era visible la existencia de una crisis interna en el PRD y entre Los Chuchos, como consecuencia del que ellos siguen defendiendo como su mayor logro, su adhesión al Pacto por México firmado con el gobierno federal, el PRI y el PAN. El PRD había perdido su carácter opositor y se había convertido en un partido satélite de los intereses del gobierno de Enrique Peña Nieto, lo que fue evidente en la aprobación de las reformas en el Congreso y la legitimación que con su sola pertenencia al Pacto por México le concedió a la reforma energética. La permanencia de Los Chuchos al frente del PRD sufría por esas fechas cuestionamientos severos y empezó a notarse que su capacidad de control ya no le alcanzaría para conservar la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional, no al menos en una justa abierta a la militancia. Pese a ello, frenaron el acuerdo para que Cárdenas reasumiera la presidencia del partido, relevo que tendría que ocurrir en marzo. Se advertía en esa decisión el interés de Los Chuchos de no modificar en lo más mínimo su tersa relación con Peña Nieto, ni salirse del Pacto por México, postura que resultó mayoritaria en el congreso de Oaxtepec y celebrada por Jesús Zambrano. La “salida” del PRD del pacto con el PRI y el PAN se dio en diciembre, cuando ya no tenía ningún efecto ni significado, es decir, cuando ya no afectaba a Peña Nieto.
Dos meses después, Jesús Zambrano revivió la idea de cederle a Cárdenas el mando del PRD, y alineó en ese propósito a los gobernadores del PRD (Ángel Aguirre, de Guerrero; Arturo Núñez, de Tabasco; Graco Ramírez, de Morelos; Gabino Cué, de Oaxaca, y Miguel Ángel Mancera, del DF). Sin el menor cuidado de las formas, este pequeño grupo, que no es ningún órgano partidario, decidió en una reunión secreta que Cárdenas debe encabezar al PRD, para hacerle frente a López Obrador.
Se desconoce la postura de Cárdenas al respecto, o si fue consultado por Zambrano y los gobernadores, pero no parece que el ex candidato presidencial pueda ni deba ceder a la estrategia de Los Chuchos. Carlos Navarrete como secretario general es una cuña bastante evidente como para que sea aceptada por Cárdenas, y además implica que no estaría en condiciones de integrar el comité ejecutivo con libertad. En resumidas cuentas, lo que Nueva Izquierda plantea es privilegiar su sobrevivencia por encima del futuro del PRD.
Quién sabe cómo salga el disparate de Los Chuchos, de querer uncir a sus intereses la figura emblemática del perredismo, usarla para afrontar a la otra gran figura de la izquierda, pero la maniobra es demasiado corriente e impulsada con tal verticalidad y maña que podría ser rechazada por Cárdenas. ¿O aceptará éste dirigir al PRD en los términos de Los Chuchos y asumir su querella contra López Obrador? Ya veremos.
[email protected]

468 ad