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Vagó dos días en el desierto de Arizona y fue hospitalizada, relata María Pineda

En el MP de Ometepec le dijeron que regresara con su marido que la había amenazado de muerte, golpeado y violado, cuenta la indígena na’savi en conferencia en Chilpancingo, apoyada por feministas

Lourdes Chávez

Chilpancingo

La indígena na’savi que huyó del país por amenazas de su esposo, María Pineda de la Cruz vagó sola durante dos días en el desierto de Arizona, luegoa de cuatro días evadiendo a la Policía de Migración con otros indocumentados llegó a una casa a pedir ayuda, y debido a sus lesiones la trasladaron a un hospital.
En el hospital, relató, recibió la visita de personal de la embajada de México que le ofreció regresar al país, pero pasó dos días más internada y una noche en prisión.
Ayer la mujer de 36 años y de 23 de casada con Rufino López Santos ofreció una conferencia de prensa con feministas afuera de la Comisión Estatal de Defensa de los Derechos Humanos (Codehum) para denunciar que el Estado mexicano falló en su obligación de garantizarle seguridad y su integridad física, porque que en 2013 presentó dos denuncias ante el Ministerio Público en Ometepec y en Chilpancingo sin resultado. A la fecha, su agresor sigue libre.
La presidenta de Camino con Alas, Eva García Estrada añadió que en 1999 María fue golpeada, arrastrada por su casa y violada sexualmente por su esposo, que también la hizo beber cloro y la obligó a trasladarse de Yoloxóchilt, municipio de Tlachoachistlahuca, de donde es originaria, al hospital de Ometepec.
Por su gravedad los médicos dieron parte al Ministerio Público para que lo detuvieran y el entonces alcalde de Tlacoachistlahuaca pagó la multa de 5 mil pesos para que saliera en libertad. Consideró que desde entonces María también ha sufrido violencia institucional.
La mujer menudita dijo que su mamá le decía que volviera con él porque era su esposo, a pesar de las agresiones y las amenazas.
Recordó que el 28 de junio del 2013 lo abandonó luego de que fue lavar tejas como un trabajo para obtener algunos ingresos, porque cuando regresó estaba afilando su machete y le dijo que la iba a “cortar en cachitos”. Reveló que cuando la ultrajaba también decía que la iba a matar para poder casarse con otra.
Agregó que para acceder a las garantías del Estado le dijeron que debía presentar una demanda ante el Ministerio Público, pero la responsable de tomar su denuncia en Ometepec le dijo que regresara con su marido, que durmieran en cuartos separados y le recriminó que saliera a trabajar sin su permiso.
Añadió que con acompañamiento de la luchadora social, Hermelinda Tiburcio Cayetano insistió en la demanda penal en la Fiscalía Especial para delitos Sexuales en Chilpancingo, donde le dijeron que harían una inspección en su casa de Yoloxóchilt, “y que llevara dinero para pagar la gasolina”.
De la diligencia judicial indicó que tomaron fotos del domicilio pero no hablaron con su agresor ni entrevistaron a sus familiares ni a sus vecinos. Una de sus hijas fue testigo del caso.
Añadió que en la fiscalía en Chilpancingo también pidió una suspensión de la patria potestad de dos hijos que aún son menores de edad pero le dijeron que debía llevar boletas de calificaciones y otros documentos que no tenía a la mano porque dejaron la escuela cuando salió huyendo de su casa; “ya no quería seguir perdiendo el tiempo ahí”.
Consiguió dinero y el 1 de febrero salió de Chilpancingo rumbo a Sonora, donde sus hermanos que emigraron al extranjero contactaron a un coyote, el traficante de personas que la ayudaría a cruzar el desierto por 4 mil 500 dólares que pagarían a su llegada.
Le dijeron que el traslado del desierto estaba calculado en cinco días pero durante el día se escondían sin comer y caminaban por las noches. El viaje comenzó el 3 de febrero y al cuarto día estaba muy lastimada por las espinas que se enterraba en las piernas y brazos cuando caía al suelo, tenía mareos y el coyote le dijo que se quedara porque ya no estaba en condiciones de seguir caminando.
Recordó que estuvo vagando dos días más y el 9 de febrero pidió ayuda en una casa, ahí le preguntaron a dónde se dirigía y dijo que a Carolina del Norte, y como estaba muy lejos llamaron a una ambulancia.
Por otro lado aseguró que la Codehum, una institución a donde siempre recurría para pedir ayuda y acompañamiento, ayer le negó el acceso a una sala para dar esta conferencia, por lo que ya no tendrá la misma confianza en el organismo.
Momentos después de esta denuncia, personal de la oficina salió a ofrecerle el espacio, aunque la conferencia ya casi había terminado.

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