Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Netzahualcóyotl Bustamante Santín

PRI, el mismo elenco

Las imágenes de los últimos días en los medios impresos son aturdidoras. Los ex gobernadores Rubén Figueroa, Israel Nogueda Otero y René Juárez y los frustrados candidatos a la gubernatura Héctor Astudillo y Manuel Añorve, aparecen una vez más, juntos, en una nueva campaña electoral, algunos como candidatos, otros orientando los acuerdos internos y unos más reconociendo la ineludible circunstancia de que el figueroísmo sigue siendo el factor real de poder en el tricolor… y en otros partidos.
Es el PRI de siempre, de todos los años, cuya maquinaria oxidada se vuelve a engrasar para una nueva cita electoral.
Animados por la efervescencia de su candidato presidencial, han lavado apresuradamente su imagen para aparecer como un partido renovado, modernizado aunque su historia y trayectoria los acompañe como un lastre.
Figueroa, Astudillo y Añorve son ahora el factótum en el PRI guerrerense. Y así han actuado en lo que hace a la designación reciente de candidatos.
La disciplina del alcalde con licencia de Chilpancingo en la contienda para la gubernatura en 2010-2011, le ha valido para erigirse como líder moral en las filas priistas y así ha asegurado la eventual coordinación de los diputados locales; de paso, ha resuelto a su favor la sucesión en el Ayuntamiento capitalino al nominar al aguirrista Mario Moreno y también al amarrar la candidatura a diputado federal por el distrito 01 para uno de los suyos. Astudillo empero, no logró colocar a sus síndicos como candidatos en los dos distritos locales con cabecera en la capital.
Manuel Añorve no se quedo atrás. Fracasado su intento de ir al Senado, tuvo como premio de consolación acompañar a su padrino político Manlio Fabio Beltrones a la Cámara de Diputados. Garantizó también las dos candidaturas a diputados federales de Acapulco: para uno de sus más fervientes seguidores, el regidor Fernando Reyna en el 04, y para su confidente y alquimista financiero, José Luis Ávila Sánchez en el 09 quien desplazó a otro añorvista al grado de hacerlo renunciar al PRI, el diputado local Francisco Torres.
En Acapulco la decisión última de nombrar al candidato a la presidencia quedó en Rubén Figueroa, porque Añorve tuvo que aceptar un dato inobjetable: los dos punteros en la disputa por la alcaldía porteña (Fermín Alvarado y César Flores, éste último prestado un tiempo al grupo de Armando Chavarría) son de cepa y raigambre figueroístas.
A Añorve le resta colocar en las diputaciones locales a su mediática consorte –aunque lo niegue– y al síndico Rodolfo Escobar; ya Vicente Trujillo su operador político ha sido condecorado con un cargo de membrete en el PRI estatal.
Rubén Figueroa disputó sin éxito la candidatura al Senado para su hijo, pero le quedó la posibilidad de apoderarse de la dirigencia estatal del tricolor (cuyo intento de obtenerla a través de Cuauhtémoc Salgado resultó fallido… por ahora); Figueroa abona en su cuenta las candidaturas a diputado federal del distrito 02, del taxqueño Álvaro Burgos; del distrito 03, Alejandro Bravo; del 06 Héctor Vicario, su heredero político; y ha dispuesto todo su apoyo a la hija de José Francisco Ruiz Massieu –su predecesor en la gubernatura–, Claudia Ruiz Massieu Salinas.
Las designaciones de candidatos a diputados federales en el PRI estatal, como era natural, no estuvieron exentas de tensiones y desencuentros internos.
Gustavo Juanchi sólo tuvo tiempo de disfrutar su nominación en el distrito 01 por un mes; su nombramiento provocó la separación de ese partido del legislador local Ernesto González. Juanchi igual que René González Justo en el distrito 08, fueron desplazados para cumplir con la cuota de género.
Alejandro Bravo tenía un pie fuera del tricolor, de no haber sido porque se rompió la coalición con el Partido Nueva Alianza que había reservado el distrito con cabecera en Zihuatanejo.
Medio millar de tacos de arroz con huevo descompuestos lograron que Héctor Vicario se impusiera como abanderado en el distrito 06 de Chilapa ante el alcalde de ese municipio, quien después del sobresalto, cejó en su intento de disputar ese espacio.
Debido a la imposición de candidatos que hicieron Astudillo en Chilpancingo y Añorve en la zona rural de Acapulco, se ha truncado la carrera política de Marco Antonio Leyva y Francisco Torres Miranda, quienes se encontraban en una trayectoria ascendente.
Fermín Alvarado, Mario Moreno, Éric Fernández y Salomón Majul serán los candidatos a las alcaldías de Acapulco, Chilpancingo, Zihuatanejo y Taxco. Lo que ocurra en Iguala tiene sin cuidado al PRI pues se ve anticipadamente perdido ese municipio por las veleidades y frivolidades del alcalde Raúl Tovar.
René Juárez aparece como legitimador de los acuerdos de la troika. Su añeja aspiración al Senado le ha sido recompensada con la candidatura en primer lugar de la fórmula, en la que ni siquiera pudo garantizar la suplencia a uno de sus cercanos.
Conservar Acapulco aprovechando una posible división de partidos de izquierda como la ocurrida en 2008, ganar el Senado con sus dos candidatos (en caso de lograrse Claudia Ruiz Massieu se perfila como segura candidata a Casa Guerrero en 2015), recuperar la mayoría en el Congreso del Estado que no tienen desde el 2005, y hacer ganar a su candidato presidencial en el estado, son algunos de los objetivos del priísmo local en la jornada electoral concurrente del 1º de Julio.
Ayunos de poder, de espacios políticos y de presupuesto público, los miembros del tricolor pretenden dar una batalla electoral encabezada por los mismos generales de siempre, que habrá de potenciarse con la incorporación de decenas de perredistas que migrarán a sus filas, o con quienes habrán de pactar triunfos y derrotas, luego de que algunos de ellos fueran aplastados en el reparto de candidaturas ante los grupos mayoritarios del sol azteca.
La fórmula que hizo triunfar a Manuel Añorve en Acapulco en el 2008, será replicada por el tricolor en todo el estado: competir ante un adversario fragmentado.
Al iniciar las campañas, las condiciones de triunfar en distritos federales y locales están dadas para el PRI por el arrastre del abanderado a la Presidencia, y en eso ayudará la errática dirección que ahora sigue el PRD y la posibilidad de que una coalición local entre los partidos de “izquierda” naufrague.
Y el PRD apuesta más que a sus impresentables e innombrables candidatos, a la fuerza de la imagen y el discurso de su candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, en un territorio marcadamente lopezobradorista.

468 ad