Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Jorge Camacho Peñaloza

Migrantes, trabajemos juntos

Todos los Estados bien gobernados y todos los príncipes inteligentes han tenido cuidado de no reducir a la nobleza a la desesperación, ni al pueblo al descontento: Nicolás Maquiavelo

La semana pasada tuve la fortuna de asistir a la ciudad de Chicago, respondiendo a una invitación de la comunidad que radica allá y que de manera organizada realizan diferentes eventos.
Las estadísticas del Ayuntamiento de Chicago, dicen que el 10 por ciento de los negocios de alimentos en esa ciudad estadunidense, es propiedad de inmigrantes, al igual que un tercio de los nuevos proyectos comerciales que se abren en la ciudad.
Es una ciudad “Amiga del migrante” así la describe el cónsul general de México, Carlos Jiménez, con quien compartimos puntos de vista y proyectos de apoyo a la comunidad guerrerense.
Son nuestros paisanos en Chicago, la segunda comunidad mas grande, solo superados por Michoacán, hecho sin duda relevante, pues se estima que los latinos poseen unos 56 mil negocios en Chicago y sus suburbios y que emplean a unas 70 mil personas.
En ese mar de estadísticas y cifras, los guerrerenses son casi 300 mil, la mayoría de ellos de la zona Norte de nuestro estado, con necesidades muy bien definidas y con inversión canalizada de manera prioritaria a los proyectos federales y estatales del 3 por 1.
César, un migrante como muchos otros, llegó hace 20 años y antes de concretar el sueño del negocio propio de alimentos, trabajó en todo lo imaginable para salir adelante.
El día que inició su sueño, fue el día que inició su trabajo en un restaurante de hamburguesas, fue mesero y lava platos. Al salir de su primera jornada de trabajo encontró dos cosas, una de ellas que tenía dinero en el bolsillo, y la otra, quizá la más importante, que no tenía hambre.
Su sueño tenía pies y cabeza, quería quedarse, y quería tener su propio negocio de comida que le daría la oportunidad de vivir de manera permanente como aquella noche, con dinero y sin hambre.
Han pasado los años y la familia ha crecido; ya en segunda generación, los hijos de César, tienen la doble nacionalidad, y conocen las historias que su padre cuenta sobre lo que se vivió en Guerrero, sobre las comidas, las fiestas, los campos, etc.
Hoy esa historia podría ser la de muchos, y tiene un comentario final, “queremos ir a conocer nuestras raíces, pero no podemos, la cosa esta difícil por la inseguridad”.
El trabajo e imaginación, la fórmula del éxito de los guerrerenses en Chicago, aún y pensando que las estadísticas mencionan que alcanzar el sueño americano por lo regular toma muchos años, como se ha visto antes, con otras generaciones de migrantes que se fueron a Estados Unidos hace 30 o 40 años, toma generaciones, ya que los padres son los que abren el camino para que sus hijos tengan oportunidades a largo plazo.
En ese sueño de los paisanos creo que todos tenemos mucho qué hacer y mucho por delante, y el compromiso debe ir más allá de visitas esporádicas y de planes que no se concretan.
En esta visita, acompañando a mis compañeros de la XL legislatura, Roger Arellano, Oscar Díaz, Arturo Álvarez y Héctor Astudillo, y a los senadores Armando Ríos Piter y Sofío Ramírez, nos encontramos con realidades que requieren de respuesta.
Las reformas estructurales deben impactar allá, con ellos y con su gente, los gobiernos de cada estado deben trabajar para que sus paisanos, la gente que con su dinero contribuye al crecimiento económico, también vean reflejado su esfuerzo en mejoras a sus comunidades y familias.
Como legisladores debemos atender sus demandas, ellos han puesto sobre la mesa la necesidad de tener a un diputado migrante, lo que nos debe hacer trabajar en eso a la hora de modificar la constitución del estado, nos han solicitado mejores apoyos en diferentes programas y más recursos para atender situaciones específicas.
En general creo que todos debemos ser más sensibles, el ejecutivo, el legislativo y hasta el judicial, los migrantes están allá por que aquí no se les han dado las condiciones para salir adelante y desde allá, con su dinero, contribuyen al crecimiento económico del estado, le dan movilidad a la economía.
Puede ser este un buen momento para unir esfuerzos, y sin distingo de partidos, trabajar para poder dignificar al migrante, reconocerle su gran aportación, y tratar de que su regreso, si es que se da, sea en condiciones favorables.
Debemos trabajar para que los guerrerenses traten de quedarse en su tierra, de hacerla producir y de crecer con aspiraciones que se hagan realidad, solo así estaremos atendiendo de manera real el reclamo de olvido que tienen en el alma.
Vuela, vuela palomita, y ve y dile a los paisanos que juntos vamos a trabajar por mejores y más sanos proyectos… que lo que debemos hacer es buscar que se queden y que encuentren aquí la realización del sueño mexicano.

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