Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Tomás Tenorio Galindo

OTRO PAÍS

*El Chapo: ahora las respuestas

La euforia oficial por la reaprehensión de Joaquín El Chapo Guzmán no debe hacer que se pierdan de vista los dos hechos fundamentales que rodean la vida de este capo del narcotráfico: su prodigiosa fuga del penal de alta seguridad de Puente Grande en enero de 2001, y la no menos prodigiosa libertad de que gozó (y en algunos tramos quizás sufrió) durante los últimos trece años.
Son acontecimientos que requieren una autopsia, pues no se explican sin la corrupción y sin la existencia de complicidades de alto, altísimo nivel durante los dos gobiernos del PAN. Si se intensifica el rigor, tendría que extenderse esa explicación al hecho de que en los siete años que estuvo en prisión, el jefe del cártel de Sinaloa haya hecho prosperar su negocio casi sin restricciones, lo que sin duda le suministró el enorme poder corruptor que le abrió las puertas de la cárcel.
El golpe que significa la captura de El Chapo Guzmán en la lucha contra el narcotráfico se diluirá si al mismo tiempo no se instrumenta una investigación que conduzca al esclarecimiento de su fuga y la posterior expansión de su imperio, en el entendido de que una investigación de tales proporciones producirá consecuencias insospechadas en el ámbito del gobierno y la política. Solamente así tendrá su encarcelamiento un efecto profundo en el proceso de desmantelamiento de las estructuras del narcotráfico, pues de lo contrario su segundo en el orden sucesorio del cártel de Sinaloa, Ismael El Mayo Zambada, simplemente asumirá el control de esa organización y todo seguirá más o menos igual.
Más o menos igual ha sido la historia del narcotráfico desde los años ochenta, cuando a raíz de la captura de Rafael Caro Quintero, Miguel Angel Félix Gallardo y Ernesto Fonseca Carrillo, las organizaciones criminales exhibieron una inagotable capacidad de regeneración. Por ello y por espectacular que parezca, la detención de Joaquín Guzmán está muy lejos de significar la desaparición automática del cártel de Sinaloa, que por otra parte no es sino una evolución del mismo grupo de Caro Quintero. Y en otra perspectiva, es apenas un rasguño al negocio global del tráfico de drogas, que continuará sin El Chapo (o con él si desde su celda consigue mantenerse activo como en la ocasión anterior).
Le han llovido al gobierno de Enrique Peña Nieto las felicitaciones por la reaprehensión de El Chapo. Incluso de Vicente Fox, en cuyo gobierno se fugó, y de Felipe Calderón, cuyo gobierno no pudo recapturarlo. Pero el mensaje que mayor valor debe representar para Peña Nieto es la efusiva declaración pública de la administración de Barack Obama, realizada a través del procurador Eric Holder. “El arresto de El Chapo Guzmán por parte de las autoridades mexicanas es un éxito sin precedentes”, dijo Holder. Añadió: “Saludamos al gobierno de México, al profesionalismo y valor de las autoridades mexicanas por esta captura. Estamos complacidos de haber podido trabajar efectivamente con México a través de la cooperación y relación que tienen las agencias estadunidenses en la aplicación de la ley con sus contrapartes mexicanas”. Jeh Johnson, secretario de Seguridad Interior de Estados Unidos, dijo por su parte que “la operación liderada por el gobierno mexicano para capturar a El Chapo Guzmán es una victoria significativa y un parteaguas de nuestros intereses comunes de combate al tráfico de drogas”.
Las escuetas referencias de ambos funcionarios a la cooperación estadunidense en la captura de El Chapo no sugieren en qué consistió ni qué tan decisiva fue para el éxito de la operación, ejecutada en Mazatlán por efectivos de la Marina. Al anunciar el sábado la detención, el procurador Jesús Murillo Karam reconoció que esa contribución existió, pero tampoco la explicó. De acuerdo con la información difundida, aparentemente la aportación de la DEA (la agencia estadunidense contra las drogas) fue la que permitió desatar la búsqueda del capo en Culiacán días antes de la captura, pues obtuvo de un informante el aviso de una reunión que se realizaría allí entre Guzmán Loera y el Mayo Zambada. Luego esa ayuda se ampliaría al uso de tecnología para rastrear el teléfono satelital que El Chapo usó en Culiacán para escapar del primer cerco tendido por los marinos, y que los condujo hasta Mazatlán, donde alcanzó a refugiarse y volvió a usarlo el viernes.
Es de la mayor importancia subrayar la participación de agentes de Estados Unidos en la detención de El Chapo, pues eso le ha permitido a Washington proclamar también como suyo el éxito de la operación militar concluida en Mazatlán, y le concede legitimidad al reclamo, aún no formulado oficialmente pero ya anticipado por voceros estadunidenses, para que sea extraditado a ese país bajo numerosos cargos.
Para medir el papel que Estados Unidos ha asumido en este episodio, debe tomarse en cuenta el dato de que la noticia de la captura la dio el sábado muy temprano en aquel país un alto funcionario estadunidense a la agencia AP (que emitió su reporte a las 9:54 horas), y que no hubo en esa maniobra ninguna inocencia sino el interés de presentar hechos consumados. Es posible que detrás de ello haya existido desconfianza y la intención de presionar al gobierno de Peña Nieto a confirmar la noticia cuanto antes para impedir alguna manipulación o incluso algo peor, como la fuga del reo. Por esa razón el portal del diario The New York Times publicó minutos después la primera fotografía de El Chapo ya capturado, aquella en la que aparece sin camisa y con señales de golpes en el rostro. Aun así, la primera noticia oficial de la detención la dio el presidente Peña Nieto a la 13:50 horas, a través de su cuenta de Twitter, cuando la detención ocurrió a las 6:40 de la mañana. Es previsible que el gobierno de Peña Nieto acceda a la solicitud estadunidense y extradite a El Chapo. Pero no es previsible que esta detención modifique sustancialmente el panorama del narcotráfico en México, cuyo desarrollo no se debe a figuras como El Chapo, sino a la intrincada, anónima y poderosa red de intereses económicos que se halla detrás de los capos.

[email protected]

468 ad