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Mostrará el Museo del Estanquillo una de las pasiones de Carlos Monsiváis: los mercados

Óscar Cid de León / Agencia Reforma

Ciudad de México

“¡Llévelo, llévelo!”, “Hoy no se fía; mañana sí”, “Si no compra, no magulle…”
Carlos Monsiváis podía sentirse a sus anchas entre los gritos de los pregoneros de los tianguis y los mercados que solía frecuentar. El mercado, con sus puestos y tendajones, era su mall, el sitio de confluencias pero también de descubrimientos.
De muchos de ellos se nutrieron sus eclécticas colecciones.
El espacio que resguarda sus acervos, el Museo del Estanquillo, inaugurará este miércoles, a las 19 horas, una exposición que se centra precisamente en la pasión que sintió hacia ellos, pasando también por el comercio callejero y las tienditas de la esquina o de barrio, los bazares y los tianguis: Mercados y estanquillos en las colecciones Carlos Monsiváis.
La curadora, Ana Catalina Valenzuela, quien decidió mostrar una selección de obras y objetos coleccionados por el escritor que refieren a dichas actividades.
Destaca, sobre todo, la exhibición de 47 maquetas de Teresa Nava, una artesana ya fallecida que fue una suerte de cronista escultórica de las tiendas de barrio, una miniaturista que a base de figuras de barro, plástico y cerámica creó cajas escenográficas o vitrinas que reproducían algunos de los comercios más tradicionales de Puebla, su ciudad: talabarterías, carnicerías, papelerías, florerías, hasta pulquerías. “Todo lo que termina en ‘ías’”, resume Valenzuela.
Monsiváis llegó a adquirir hasta 130 maquetas de Nava, una mujer que también es recordada por ser una de las promotoras del ya célebre tianguis de antigüedades y curiosidades del Callejón de los Sapos, en la capital poblada.
Allí incluso fundó el Bazar Teresita, recuerda el subdirector del Estanquillo, Evelio Álvarez: “De hecho allí vendía sus maquetas”.
“Lo que se busca es también dar cuenta de que siguen existiendo este tipo de negocios. La muestra se basa mucho en el costumbrismo”, añade Valenzuela.
Hay también obra gráfica. Figuran allí cartones de La Familia Burrón, de Gabriel Vargas, así como fotografías de Antíoco Cruces, Manuel Álvarez Bravo y Nacho López y litografías de José Clemente Orozco y Miguel Covarrubias.
De Orozco, por ejemplo, de exhibe una pulquería, mientras que de Covarrubias una tortillera con su pareja.
La museografía busca dar la idea de estar en un mercado con la oferta comercial más diversa. Nunca el recinto se debió tanto a su propio nombre: Estanquillo.

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