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Federico Vite

Vivían en el pecado

Nerópolis (Tusquets, 1985), novela histórica de Hubert Monteilhet, es protagonizada por el joven Kaeso, quien toma la toga viril en tiempos de Nerón e inicia con azoro su aprendizaje en el mundo. El muchacho descubre la corrupción política, religiosa y social del?imperio romano en el siglo I.
Kaeso es hijo de un senador y experto en la filosofía de Séneca. Convive con personajes determinantes en la vida de Roma; cultiva amistad con Nerón y la empatía crece al grado de que el emperador intenta hacerse amante del protagonista. Aparte de todo, el joven andrógino estudia religiones y descubre en el cristianismo una forma de superar todas sus tribulaciones: sexuales, afectivas y espirituales.
Monteilhet hace con esta novela —originalmente escrita en francés y traducida al castellano por Encarna Gómez Castejón— una relectura de los vicios mayores de la civilización de occidente. Roma es la cuna para el surgimiento de una religión creada por Cristo. Nerópolis no genera innovación alguna en el canon de las novelas históricas, pero la historia está bien contada. A pesar de las 792 páginas de este libro, el lector no siente que Monteilhet se haya excedido al dar vida a una ciudad que aún conserva los mismos problemas de antaño: hambre, delincuencia, concupiscencia, desi-gualdad y rencores sociales.
Un caso curioso es que Monteilhet?fue acusado, por un crítico literario del prestigioso diario?Le Monde,?de antisemitismo porque el escritor comentó extensamente en Nerópolis la alianza conveniente entre los judíos y Nerón, pues necesitaban minar el crecimiento de los cristianos.
Las autoridades religiosas y políticas de los judíos buscaron aliados en cualquier sitio, con el fin de combatir una nueva religión surgida de sus entrañas.
Más que una mirada morbosa a la historia, Nerópolis describe con precisión las tendencias religiosas de un tiempo en el que el cristianismo era una amenaza para el emperador. Nerón, un artista atormentado por conseguir el cariño del pueblo, incendia Roma mediante su cómplice Tigelino, quien busca un chivo expiatorio para culpar a los cristianos. Séneca establece el modus operandi que debe seguirse. No se puede condenar a la religión cristiana. Cada uno tiene en Roma el derecho a pensar como quiera. Además, no se pueden expulsar a los cristianos de Roma, como antaño hizo Claudio con los filósofos extranjeros, porque los cristianos son romanos. Propone que se pida a todos los sospechosos que sacrifiquen a Roma y a Augusto. A los que se nieguen, se les condenará por un crimen de lesa majestad. ¿Hay algo más legítimamente romano?
Monteilhet fusiona el mito de la Nerópolis licenciosa y la contrapone con el mito cristiano de la ciudad virtuosa. Abarca pues un periodo apasionante en el que la emancipación de la mujer y la moda de los teatros pornográficos dan contexto a la primera matanza de Estado.
En especial, destaco de esta novela el sentido del humor con el que el autor retrata la vida cotidiana de los romanos. Hay magia en reconstruir una ciudad, en hacerla vivir a ojos del lector. Nerópolis propicia el interés por los pasajes históricos que renuevan la comprensión del presente. Suscribo pues las palabras de Monteilhet al inicio de la novela: “Ese gran imperio que engulló a todos los imperios del universo, de donde salieron los más grandes reinados del mundo, cuyas leyes todavía respetamos y que, en consecuencia, debemos conocer mejor que cualquier otro imperio. Sobre todo, debemos aprender la gracia con la que vivían en el pecado”.
Nerópolis es una novela que permite asomarnos a los pequeños placeres y los grandes sueños de la aristocracia romana. Sueños que confrontan los anhelos de un emperador: la razón y la fe.
Monteilhet, París en 1928,?se licenció en historia en la Sorbona y durante 10 años ejerció la cátedra en colegios franceses de Túnez. Ha escrito novelas policíacas y de otros géneros, y ha sido galardonado con premios literarios tan diversos como el Gran Prix de Littérature Policiére, el Gran Premio de Literatura Fantástica de Avoriaz y el Prix de la Société des Gens de Lettres.?Sus obras han sido traducidas a 15 idiomas y escoge esencialmente temas de corte policial.

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