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Persecución y balacera entre policías del estado y federales en la Progreso deja un muerto

*El tiroteo comenzó a las 8 de la noche tras una alerta de que en la colonia había hombres armados y al acudir agentes ministeriales de Guerrero se toparon con efectivos de la federación vestidos de civil a bordo de un vehículo, quienes se negaron a acatar la orden de detenerse. En el fuego cruzado quedó atrapado un abogado que murió al instante y un mecánico resultó herido

Redacción

Una persecución en la colonia Progreso que culminó en un enfrentamiento entre policías ministeriales del estado y federales ministeriales de la PGR vestidos de civil, dejó un abogado muerto al quedar atrapado en el fuego cruzado.
Extraoficialmente se informó que en el ataque otro hombre resultó herido, un mecánico que vivía cerca del lugar, pero no se pudo confirmar.
El tiroteo, que según vecinos duró unos 10 minutos, se registró a las 8 de la noche en la calle Coahuila, entre las avenidas Niños Héroes y la Bernal Díaz del Castillo, de la colonia Progreso, cuando policías ministeriales de la Procuraduría General de Justicia del Estado en la confusión se encontraron con los federales de la PGR.
En un principio los ministeriales del estado circulaban por dicha calle cuando recibieron una llamada en la que los alertaban de hombres armados, y fue ahí cuando detectaron a civiles con armas largas que se desplazaban a bordo presuntamente de una camioneta Suburban de lujo y les marcaron el alto y que se identificaran.
Los federales ministeriales –que iban de civil– no atendieron el llamado, lo que comenzó la persecución y subieron por la avenida Niños Héroes y comenzaron a dispararles a los ministeriales, quienes repelieron la agresión; de ahí doblaron a la calle Coahuila y continuaron con el tiroteo.
En la calle Coahuila, el abogado Teodoro Aquiles Marqués Santoyo, de 36 años, quien conducía una camioneta Xtrail negra con placas HFX-6442, al darse cuenta del tiroteo intentó huir pero lo alcanzó el fuego cruzado entre los agentes y murió.
El abogado quedó tendido en el pavimento boca abajo, con disparos en la cabeza y el cuerpo; atrás quedó la camioneta con la puerta del chofer abierta, también con balazos.
En el ataque dos vehículos más resultaron con disparos en parabrisas, carrocería y vidrios laterales, uno de ellos un Jetta negro con placas HFY69-09 de Guerrero, una camioneta gris con placas 607-ZJM del Distrito Federal, donde presuntamente viajaban los federales ministeriales, además de que tres casas recibieron impactos.
La calle Coahuila fue cerrada desde la avenida Niños Héroes hasta Bernal Díaz del Castillo con patrullas de la Policía Ministerial.
Al lugar llegaron unos 60 agentes de diferentes corporaciones, entre efectivos del Ejército, Policía Ministerial, estatal y municipal, que resguardaron la zona y la acordonaron.
La balacera causó temor entre los colonos, quienes al escuchar los disparos corrieron a refugiarse a sus viviendas y algunos se tiraron al piso.
Los comercios ubicados en las calles aledañas cerraron sus cortinas.
Los balazos, dijeron los policías municipales, resonaron hasta las instalaciones de la Secretaría de Seguridad Pública municipal, dos calles adelante.
Los vecinos al percatarse de la presencia policiaca salieron de sus casas por la curiosidad, pero fueron retirados por los agentes, mientras que el cuerpo de la víctima era identificado por sus familiares que llegaron al lugar.
Allí, el nuevo fiscal regional de la PGJE en el puerto, Roberto Ríos Vázquez, y el comandante regional de la Policía Ministerial, Miguel Barragán, escoltados por agentes ministeriales comenzaron las diligencias correspondientes junto con peritos de la PGJE y un agente del Ministerio Público.
Se informó que también acudió el secretario de Seguridad Pública, Alfredo Álvarez Valenzuela, quien sólo estuvo unos minutos y se retiró.
En las diligencias, agentes federales y soldados intentaron detener a un efectivo ministerial para que declarara sobre el ataque, lo que generó tensión entre los policías que se opusieron y cortaron cartucho, y ante ello curiosos y personas que estaban allí corrieron a resguardarse.
En la zona fueron hallados más de 50 casquillos de AR-15 calibre .223, así como de 9 milímetros.
Por su parte, policías ministeriales del estado agredieron a reporteros que acudieron a recabar la información del ataque, e intentaron evitar su trabajo con amenazas; a uno de ellos le fue tirada y pateada una cámara fotográfica y a otro lo manotearon.
La noche del 5 de diciembre de 2013, a unos 10 metros de donde ocurrió la balacera, un ataque a balazos en un taller de motocicletas cobró la vida de una persona y dejó a otra herida. En esa ocasión las autoridades no informaron sobre las causas de ese ataque.

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