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“Prefiero un mal arreglo que un buen pleito”, dice Kapila Calva de la demolición de su edificio

Zacarías Cervantes

Chilpancingo

Entrevistado en medio de un ruido ensordecedor, a un costado de donde una máquina tiraba losa, columnas, trabes y cadenas de lo que fue su edificio, el dentista Rodolfo Kapila Calva casi no voltea hacia allá mientras responde a las preguntas, es más, se colocó de espalda y a veces le gana la emoción y parpadea a prisa para que sus ojos no se humedezcan.
–¿Cuanto tiempo se llevó construir este edificio?
–Ay, amigo… muchos años, muchos años, –dice tras un hondo suspiro.
–De qué año a que año lo construyó, –insiste el reportero.
–Yo empecé a construir este edificio como en el 95, más o menos.
–¿Y cuando lo terminó?
–No terminé.
–¿Pero cuando fue la última columna que construyó?
–La última columna que construí fue hace exactamente seis meses, precisamente el día que comenzó a llover, el 16 de septiembre estábamos apurados precisamente porque íbamos a colar la que sería la última columna.
“Yo construía con dos albañiles columnita por columnita, porque no alcanza el dinero para hacer esto. Me costo mucho, pero mucho trabajo. Yo nunca he trabajado en el gobierno, nunca he tenido un puesto público, siempre he trabajado en la iniciativa privada, todo lo he hecho con el sudor de mi frente y dignamente.
–¿Por todo eso, qué siente ver caer pedazo por pedazo de su edificio, hoy?
–Siento, la verdad, muy feo. Yo le dije a mi hijo que no iba a venir, pero me encontré a los amigos periodistas, me insistieron y yo no puedo dejarlos, han estado desde un principio muy pendientes, dando seguimiento, y ahora no puedo cerrarles la puerta y decirles ya me voy. Tengo que asumir una responsabilidad aunque me duela.
A Kapila se le quiebra la voz cuando anuncia: “Yo ya estoy por salir fuera de la ciudad, no voy a estar más tiempo en estos momentos en Chilpancingo, por el momento. Regresaré mas adelante, pondré responsables a mi licenciado en cuestiones jurídicas y a un ingeniero que esté visualizando que se lleven a cabo bien los trabajos, yo sólo estaré en contacto con ellos.
El dentista calificó el edificio que estaba a punto de ser derruido a las 2 de la tarde de ayer, como “el emblema de la destrucción” y la evidencia de la capacidad del desbordamiento de un río, pues dijo que la imagen le dio vuelta al mundo y que lo ocuparon para hacer reportajes que se difundieron no sólo en el ámbito nacional sino internacional.
“Y, ahora, ya lo están tirando, tristemente te digo esto, así es, me duele, pero quiero que me entiendan, ante la sociedad debo de tener, también una responsabilidad”.
Kapila Calva, incluso reconoció que hace 15 días viajó a la ciudad de México para hacerse un chequeo general porque se ha sentido mal de salud a consecuencia del estrés, “no me veo mal porque soy un hombre que hace ejercicio, me cuido mucho, no me desvelo, pero no pocos hombres aguantan una impresión de esta magnitud tan fuerte, como es ver en vida destrozar tu patrimonio. Gracias a Dios estamos iniciando una nueva etapa, no muy convencidos, pero sí muy para adelante porque tampoco me pudo vivir peleando dos, tres o cinco años. Me puedo pelear toda la vida, pero me voy a morir en un infarto por esto, por eso prefiero un mal arreglo que un buen pleito.
–¿Le fallaron las autoridades, a pesar del arreglo?
–Se lo dejo a la conciencia de la sociedad, que ellos los califiquen, yo no soy nadie. Las instituciones que hoy representan esas personas puedo decir que son mis amigos la gran mayoría, pero pocos se acercaron a mi para echarme la mano, lo digo públicamente. Para enfrentar esto lo hicimos solos, mi familia, mis abogados y yo, pero voy para adelante, no muy convencido pero dignamente.

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