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Padecen mujeres de La Montaña la violencia familiar e institucional, advierte Tlachinollan

*El Estado no ofrece garantías de seguridad para aquellas que presentan una denuncia, señala la asesora jurídica Neil Arias Vitinio. “Aunque digan que está el Centro de Justicia, ahí no hay atención especializada ni integral”, asegura

Las mujeres indígenas de La Montaña viven de manera cotidiana la desintegración familiar, la violencia sexual, económica, física y verbal, el desempleo; son  jefas de familia por abandono, discriminadas por las instituciones y defraudadas por las casas de  ahorro y préstamo, denunció el Centro de Derechos Humanos de La Montaña, Tlachinollan.
La asesora jurídica de Tlachinollan, Neil Arias Vitinio informó, en entrevista, que las mujeres indígenas padecen la discriminación de las instituciones de salud que les niegan el servicio porque no tienen personal médico y provocan la muerte de menores.
Además el Estado no genera las condiciones para las que sufren violencia pues no les garantiza las medidas de seguridad a las víctimas cuando denuncian, como no estar cerca del agresor y recibir atención psicológica, lo que hace que muchas no denuncien o se retracten de las acusaciones.
Comentó que en la región, al menos, han muerto tres mujeres a las que no se les protegió y para las mujeres que desaparecen no hay atención inmediata y la prueba es que no hay médico legista en el Ministerio Público.
La Agencia Especializada en Delitos Sexuales no tiene titular y tampoco hay psicóloga, y a las mujeres que decidieron denunciar las programan para recibir atención de una semana a 15 días “por eso muchas se desisten o ya no vienen”.
Agregó que la falta de personal incide en que las mujeres que fueron abusadas sexualmente ejerzan su derecho a interrumpir el embarazo porque los ministerios públicos no agilizan los trámites y para cuando hay respuestas el embarazo está fuera del periodo considerado por la ley y las mujeres asumen la responsabilidad.
Arias Vitinio dijo que no hay atención integral del Estado, “aunque digan que está el Centro de Justicia, ahí no hay atención especializada ni integral; por ejemplo, una mujer que fue para recibir atención psicológica por violencia sexual le dijeron que con dos sesiones ya estaría bien, lo cual es un error porque una mujer no se cura así de pronto, más si fue violentada”.
Dijo que también son agredidas por los medios locales amarillistas que sin fijarse en el daño moral que les provocan las fotografían sin su permiso, lo que es un delito, y las ofenden al igual que a la comunidad gay sin considerar que fomentan la homofobia, “muchas veces lo hacen con la complicidad de los trabajadores del Ministerio Público o las corporaciones policiacas”.
Agregó que se agrede a las trabajadoras sexuales y los giros rojos no son vigilados por el municipio porque “se conoce que hay menores indígenas en esos lugares, donde son explotadas, por lo que pido le den más atención a este sector”, dijo.
Mencionó que otros casos donde las mujeres indígenas son víctimas del abuso, son las casas de ahorro y préstamo que las defraudan, agravando su pobreza y donde les ofrecen dinero a elevados intereses que después no pueden pagar y pierden su patrimonio y la tranquilidad, porque las acosan por teléfono, con visitas de los abogados que les dicen que les van a mandar a la policía.
Remarcó, “les cobran sobre intereses generados aprovechándose de su necesidad de conseguir dinero para atender a su familia o problemas de salud como el cáncer, las dejan más pobres y más vulnerables, más si una del grupo no paga, el resto se tiene que hacer cargo de su deuda”.
Entre las casas está Compartamos, Finatlax, Banco Azteca y las que las defraudaron fueron productos Amor y Cooperativa Tlapaneca que se llevaron los ahorros de cientos de familias.
Agregó que los bancos HSBC y Banamex no se salvan de aprovecharse de las mujeres a quienes sin su consentimiento les venden seguros de vida y les dan créditos que les  empiezan a cobrar altos intereses y por días, años de los ahorros que tienen sus hijos o esposo que está en los Estados Unidos u otros estados.
Dijo que otro aspecto es a desintegración familiar donde los esposos se van a los Estados Unidos o a otro lugar y dejan a la mujer con sus padres, pero ya no regresan negándoles rehacer su vida porque en la comunidad es mal visto; otras salen de la comunidad a trabajar y otras enfrentan la violencia de los suegros.
Mencionó que la desintegración familiar provoca que los jóvenes se agrupen en bandas que realizan actos delictivos como el “secuestrar a niñas que les gustan, acelerando que los casen a la fuerza y quitándole a las menores la oportunidad de seguir estudiando o hacer otras cosas porque en la comunidad pierden valor y ya no pueden casarse”, explicó. (Carmen González Benicio / Tlapa).

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