Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Rubén Aguilar Valenzuela

Empate electoral en  El Salvador

Este domingo 16 de marzo el Tribunal Supremo Electoral (TSE), de El Salvador, decretó oficialmente como presidente de ese país a Salvador Sánchez Cerén, el candidato del FMLN. En la segunda vuelta y en contra de lo que decían las encuestas, que daban 10 puntos de ventaja al ahora ganador, sólo sacó una ventaja de 0.20 por ciento sobre Norman Quijano, el candidato de Arena, el partido de la derecha.
El electorado se dividió en dos grupos prácticamente iguales y el candidato que resultó ganador, por una ventaja mínima, así es el juego democrático, a la hora de gobernar debe tener claro esta realidad. Gobierna para todos y no solo para los suyos. Está obligado a escuchar el mandato ciudadano que decidió otorgar la mitad de los votos a cada candidato.
La ventaja para Sánchez Cerén es de sólo 6 mil 300 votos en una elección en la que participaron casi tres millones de electores.  ¿Qué pasó? ¿Qué explica este resultado? ¿Fallaron las encuestas? En la primera vuelta, celebrada el 2 de febrero, a Sánchez Cerén le faltó el 1.3 por ciento para ganar, pero en la segunda vuelta conserva el mismo número de votantes mientras que Quijano crece en 11 por ciento.
Al parecer todos los que votaron por el ex presidente Antonio  Saca, del partido GANA, apoyaron esta vez al candidato de Arena. Se pensaba que buena parte de este sector se pronunciaría por el FMLN, pero no fue así.
Todo indica que en este grupo influyó el discurso del miedo articulado por Quijano, que sostuvo que de llegar el FMLN al poder sería dar cabida a un gobierno como el que hoy impera en Venezuela. Los últimos acontecimientos en ese país jugaron en contra del FMLN en la elección salvadoreña.
Es público que el FMLN recibe apoyo del gobierno venezolano y en el imaginario del electorado que, al final se decidió por Arena, estuvo presente que en El Salvador se podría repetir lo que ahora ocurre en Venezuela. En todo caso las encuestas, que fueron muy acertadas en la primera vuelta, en esta segunda no captaron la intención del voto.
La votación refleja la división que existe en la sociedad salvadoreña, no es una novedad, y pese a ella después de los acuerdo de paz, firmados en 1992, ha habido una convivencia tensa, pero respetuosa de las instituciones donde el FMLN y Arena han acatado siempre los resultados electorales.
Los dos partidos deben preguntarse por qué no pudieron convocar más allá de los suyos. El arte de la política es sumar y no restar. Ambos están obligados a articular una propuesta que resulte atractiva para grupos que ahora no les son afines. De no hacerlo seguirá la situación de empate con los problemas de gobernanza que esto puede traer consigo.
El candidato del FMLN debe tender la mano a los militantes y simpatizantes de Arena si quiere dar gobernanza a un país que está dividido por partes iguales. La generosidad y la grandeza con el derrotado debe ser la actitud de Sánchez Cerén. Requiere también una enorme habilidad, para no tensar la situación política. Sólo con generosidad y habilidad se podrá evitar la posibilidad de la confrontación.
Twitter: @RubenAguilar

468 ad