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Irrumpen policías y militares en Tixtla y detienen a la hermana de Gonzalo Molina; vecinos los apedrean

*Allanan tres casas en el barrio del Fortín, donde está la sede de la Policía Comunitaria.

*De El Zapote sacan de su casa a Aurora Molina González, activista de la organización.

*Más tarde marcha la CRAC con integrantes del Frente de Defensa Popular y estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa.

*Rompen  cristales y cámaras de la casa del alcalde perredista Gustavo Alcaraz

Lourdes Chávez

Tixtla

Unos 500 policías estatales, federales y soldados del Ejército sitiaron el barrio de El Fortín, sede de la Policía Comunitaria de Tixtla, con el propósito de ejecutar cinco órdenes de aprehensión, y en otra operación similar en la localidad de El Zapote –a poca distancia de la cabecera municipal–, detuvieron a la hermana del promotor de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC) Gonzalo Molina González, Aurora, y la trasladaron al penal de Chilpancingo.
Al parecer los uniformados tambien buscaron armas y las cuatro camionetas institucionales que fueron decomisadas por la Policía Comunitaria hace dos semanas como parte de una campaña para exigir la libertad de sus compañeros presos en penales de Guerrero y fuera del estado, pues los uniformados allanaron con violencia tres casas, en las que no encontraron nada que incriminara a las familias en algún delito.
La acción comenzó poco antes de las 6 de la mañana, se dio por concluida casi a las 7, al parecer por la llegada de reporteros de la capital, pues uno de los mandos, durante la retirada de los numerosos uniformados, dijo en tono confiado “llegaron tarde, ya acabó el operativo”.
Se notó que los uniformados fueron sorprendidos por vecinos y estudiantes que comenzaban a concentrase en El Fortín y les reclamaron las agresiones contra el movimiento comunitario, mientras los seguían hasta la carretera Tixtla-Chilapa, donde se encontraban estacionadas sus patrullas.
Luego de unos minutos, vecinos comenzaron a lanzar piedras a las camionetas oficiales y se observó torpeza en la retirada de los policías, porque las patrullas estatales y federales avanzaban muy lento, en dirección a Chilapa, como si algo obstruyera su paso.
Mientras los militares que viajaban en dos Hummer se retiraron sin obstrucciones hacia el sur, rumbo a Chilpancingo.
Luego de unos momentos, los policías estatales, entre ellos de las Fuerzas Especiales, con el rosto cubierto, respondieron a la población disparando gases lacrimógenos hacia la zona urbana, y los gases tóxicos entraron a las casas. Se estimó que la refriega duró alrededor de 15 minutos.
Por tarde, los comunitarios acompañados de integrantes del Frente de Defensa Popular (FDP) y de estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa marcharon en la ciudad por la agresión a la Policía Comunitaria de Tixtla, y luego se dirigieron a la casa del alcalde perredista Gustavo Alcaraz Abarca, donde rompieron cristales y cámaras de seguridad de circuito cerrado que se encontraban en la fachada.
Durante el mitin en el Zócalo de la ciudad aclararon que no son guerrilleros ni ladrones, como ha dicho el alcalde de Tixtla a la población para desprestigiar su trabajo voluntario, y que tampoco caerían en las provocaciones del Estado que, mediante el hostigamiento y la represión, pretende que los ciudadanos organizados se levanten en armas contra el gobierno.
Por primera ocasión en más de un año como policías comunitarios de la CRAC, los activistas del movimiento, particularmente hombres y mujeres jóvenes, se cubrieron el rostro con playeras y llevaron palos a la protesta para recriminar que los tres niveles de gobierno se coordinan contra los movimientos sociales, en lugar de sumar esfuerzos para combatir a la delincuencia organizada.
También protestaron frente a las oficinas de Seguridad Pública y Protección Civil municipal que fueron desalojadas a propósito de la manifestación, porque aseguraron que tomaron fotografías de la casa de Aurora, para darle su ubicación a los agentes estatales.
La actividad concluyó casi a las 9 de la noche con otra marcha del barrio de La Villita a El Fortín, por la carretera federal que atraviesa en el norte la cabecera municipal.
De la detención de Aurora Molina, detenida frente a sus hijas en su casa al mismo tiempo que fue invadido El Fortín, se informó que era activista, pero no una líder del movimiento; por lo tanto, consideraron que su detención es parte de las agresiones contra la familia de Gonzalo Molina, encerrado en una penal federal de mediana seguridad en Oaxaca desde hace tres meses.

La operación

Vecinos de El Fortín denunciaron que en un afán de provocación los policías estatales, federales y soldados del Ejército invadieron la plaza de ese barrio, que es territorio comunitario, donde no se permite la presencia de las corporciones policiacas, pues según la Ley estatal 701 tienen derecho a autorregularse, pues son poblaciones indígenas.
Alrededor de las 6:30 de la mañana, un grupo pequeño de mujeres indicaron que preguntaron a los policías estatales qué querían en este lugar, pero el mando les dijo que iban hablar sólo con hombres, no con mujeres, sobre la ejecución de cinco órdenes de aprehensión.
Las activistas se negaron a dar sus nombres por las detenciones de sus compañeros, pero informaron que accedieron a llamar a los varones y dejaron a un lado los palos que llevaban consigo, al mismo tiempo que los efectivos hacían a un lado sus armas.
Sin embargo, los policías aprovecharon el momento para atrapar a un hombre que iba con ellas, pero lo defendieron con palos y el joven logró escurrirse como pudo, sacándose el suéter que llevaba puesto.
Los estatales, uniformados y con el rostro semicubierto con pañuelos, ya habían roto los candados de tres casas, una de ellas abandonada.
Entonces salieron otras mujeres a exigirles que se retiraran del lugar, pero decían que llegaron para quedarse, y las amenazaron con que nadie podría entrar a ayudarlos porque el barrio estaba rodeado.
Relataron que los niños pequeños estaban llorando, preguntaban qué iba a pasar, y no sabían qué hacer con ellos, “vinieron a asustar a nuestros hijos”.
A las 7 de la mañana cuando los uniformados comenzaron a retirarse, un grupo de unas 20 personas los siguió por varias calles recriminándoles el abuso de la fuerza contra el movimiento social. La esposa de Gonzalo Molina lo llamó criminales que se ensañan contra la población.
Por otro lado, en la comunidad de El Zapote, donde también está organizado un grupo de la Policía Comunitaria, fue detenida en su casa la activista Aurora, se llevaron su uniforme y una de sus vecinas dijo que preguntaban en dónde estaban las llaves de la camioneta, pero ellos no sabían de qué les estaban hablando.
Mediante un comunicado, denuciaron la campaña de hostigamiento, agresiones y represión emprendida por el gobierno municipal, estatal y federal, que tiene la intención de desmembrar a la Policía Comunitaria de Tixtla.
Los responsabilizaron del daño que pueda sufrir cualquier integrante de esta organización y reiteraron que van a resistir los embates del gobierno, que continuarán realizando recorridos de vigilancia en las calles de la ciudad y exigiendo la libertad de sus compañeros presos políticos de la CRAC-PC; los coordinadores Nestora Salgado García y Bernardino García Franciso, el promotor Gonzalo Molina González, y el asesor Arturo Campos Herrera, y demás policías comunitarios presos, a los que ahora se suma la hermana de Gonzalo.

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