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Moraban en una humilde vivienda las mujeres asesinadas en Paso Limonero

*A las 5 de la tarde del lunes los vecinos escucharon disparos  pero no salieron “porque está fea la situación”. Señalan al segundo marido de una de las víctimas, pues el primero sigue en la cárcel acusado de violación

Daniel Velázquez

La casa donde el lunes pasado murieron asesinadas tres mujeres y una niña, en Paso Limonero, fue custodiada ayer por policías del estado y del municipio, mientras que vecinos y familiares se organizaban para recibir los cuerpos, velarlos y sepultarlos.
El predio donde se ubica la vivienda es una ladera. La casa tiene un solo cuarto, de unos tres metros de largo por cinco de ancho; y árboles de limón, mango, almendro y varias macetas con papaloquelite.
El techo es de lámina galvanizada y las paredes de cartón, madera, plástico y otros materiales; el contenedor de agua es un viejo refrigerador acostado que funciona como pila.
Dos prendas tendidas en unos mecates, una hornilla en el suelo con una olla tiznada y el trinar de cinco pericos australianos es lo que se puede observar y escuchar desde afuera.
Para llegar a la casa es posible por dos accesos, ambos en condiciones lamentables, caminos de terracería con algunos tramos pavimentados.
Uno de los caminos es por la calle Insurgentes, que es “la que está mejor” a decir de los vecinos, y el otro es por la calle Miguel Hidalgo, más accidentada debido a que un tramo es una barranca y piedras funcionan como escaleras. En el camino hay manchas de sangre.
La puerta de la vivienda es una cortina de tela azul claro que quedó recogida a un costado, en contraste con el charco de sangre que hay en el piso iluminado por una veladora.
Desde afuera se pudieron observar tres veladoras junto a igual número de charcos de sangre.
Los muebles de la vivienda son tres camas, tres mesas, dos televisiones y un cajón donde se guardaba la ropa. No es posible ver más allá desde la puerta porque la casa es resguardada por la policía, en espera del Ministerio Público que recuperará pruebas.
Algunos vecinos indicaron que oyeron los disparos a las 5:15 de la tarde pero no salieron a ver qué sucedía, sino que se escondieron en sus casas porque “la situación está fea”.
Otros dijeron no saber nada porque no estaban en sus viviendas cuando ocurrió el cuádruple asesinato.
Los familiares y vecinos ayer estuvieron pendientes de los ritos funerarios y reunieron 7 mil pesos de cooperación, aunque necesitaban 14 mil pesos para que la funeraria recogiera los cuerpos en el Servicio Médico Forense (Semefo), los embalsamara, los pusiera en ataúdes y los llevara a la colonia donde serían velados en la capilla de San Felipe de Jesús.
Por la mañana, acudió el delegado de Profeco, Fermín Alvarado, quien ofreció a regalar los féretros, pero después los familiares no lo podían localizar para saber dónde los podrían recoger y entregarlos a la funeraria. Finalmente a la 1 de la tarde ya tenían resuelto el tema de los féretros pero después no podían decidir en qué panteón serían sepultados, debido a que los familiares buscaban con el Ayuntamiento ayuda para sepultarlas en el panteón municipal El Palmar aunque los vecinos habían conseguido un espacio en el panteón de la colonia, pero al final dejaron la decisión en manos de los familiares cercanos.
Algunas mujeres fueron a comprar flores y veladoras para preparar el lugar donde serían velados los cuerpos. Llevaron todo a la capilla pero a las 2 de la tarde no tenían certeza de a qué hora llegarían los cuerpos.
Por la noche se congregaron unos 60 vecinos en la cancha de la colonia para esperar los restos de las víctimas, pero se supo que posiblemente los cuerpos llegarían hasta las 11 de la noche por lo que los vecinos se dispersaron. Los cuerpos serán sepultados hoy en el panteón El Palmar.
En la casa murieron Martha Patricia Nava Blanco, de 42 años; Sahida Jazmín Nava Blanco, de 25 años; Osmayra Gutiérrez Nava, de 19 años, y Rosa Isela Solís Nava, de 7 años. Mientras que Franceri Jazmín Solís Nava, de 9 años, resultó herida y de acuerdo con los vecinos fue ella quien identificó al agresor.
Ayer, de acuerdo con familiares, los agentes del Ministerio Público le tomaron la declaración a la menor que está hospitalizada.
Los vecinos dijeron que no conocían al agresor pero sabían que vivía cerca de la delegación del poblado de Paso Limonero. Contaron que el lunes por la noche el papá del agresor, la hermana y el cuñado fueron llevados por policías ministeriales a declarar al Ministerio Público.
Un colona explicó que el presunto homicida se llama “Guadalupe” y que es “mariguano y borracho”, pero no sabe si tenía problemas con Sahida Jazmín Nava Blanco, de quien era pareja pero hacía dos semanas se habían separado.
La primera versión que se conoció es que el homicida había sido la ex pareja de Sahida Jazmín, de nombre Álvaro Solís Hilario, quien desde hace años está preso en la cárcel de Las Cruces en espera de recibir sentencia acusado de violación en agravio de Osmayra Gutiérrez Nava.
La madre de Álvaro Solís aseguró que su hijo no pudo haber cometido el cuádruple asesinato porque está preso y hasta ayer no sabía nada de lo ocurrido.
Contó que su hijo tuvo una relación sentimental con Sahida Jazmín, con quien tuvo cuatro hijos, dos niños y dos niñas, pero que hace cuatro años ella acusó a su hijo de violación y por ese delito está preso, porque no pudo acreditar que estaba recluido en un centro de alcohólicos anónimos en Tierra Colorada. “Se separaron y ella dejó a los dos niños en casa de sus abuelos y se llevó a las dos niñas”.
Otros vecinos contaron que Sahida Jazmín se unió sentimentalmente a Guadalupe, presunto homicida, con quien procreó dos hijos, pero se separaron y hace dos semanas él se llevó a los hijos que había procreado con Sahida Jazmín, los cuales dijeron son bebés de un año de edad el más grande y el otro está de meses.
El bebé de un año y tres meses que resultó ileso en el ataque se lo llevó su abuela paterna María de los Ángeles Reyes Andrade, quien acudió a la casa cuando se enteró de lo que había ocurrido.
De la menor herida, el reporte medico indica que el disparo le perforó un hueso y salió de su cuerpo pero no afectó ningún órgano de su organismo, por lo que confiaron en que se mejorará.
Las mujeres que fueron asesinadas en la colonia Paso Limonero han vivido allí por 20 años; “crecieron en la colonia”, dijeron los vecinos.
Los familiares que llegaron después de medio día solo hablaban de que todo era una confusión: “no entiendo, no entiendo”.
Al presunto homicida nadie lo vio y los vecinos solo oyeron los disparos y se escondieron en sus casas “la situación está fea”.

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