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Liberan a la policía comunitaria Aurora Molina; no se acreditó su presencia en la casa del alcalde de Tixtla

*Fue detenida por policías ministeriales que llegaron a su casa gritando. “Nos espantamos todos, llegaron con violencia, quebraron los vidrios de mi puerta y la chapa”, relata

Carlos Moreno A.

La integrante de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC) de Tixtla, Aurora Molina González fue puesta en libertad porque no se le acreditó su participación en el “ataque a balazos” frente a la casa del presidente municipal de ese municipio, Gustavo Alcaraz Abarca, el pasado 24 de febrero.
La hermana del promotor de la CRAC, Gonzalo Molina -preso en una cárcel en Oaxaca desde el 6 de noviembre del año pasado- fue detenida cuando iba a salir del penal por nuevas acusaciones de lesiones y robo específico en contra de un policía preventivo y del Ayuntamiento de Tixtla respectivamente; la primera acusación fue por lesiones, robo, terrorismo y privación de la libertad de lo que fue absuelta el martes de la semana pasada.
Molina González fue puesta en libertad a las 4:30, antes de que venciera el término legal que era a las 5:45, en el juzgado Segundo Penal y salió del reclusorio a las 5:35 de la tarde, cruzó el pasillo del penal que va a dar a la calle, sola.
Una hora y media después llegó su abogado defensor Hegel Mariano Ramírez acompañado de dos familiares de Molina González, la encontraron en el pasillo del reclusorio y los recibió con un abrazo.
Ahí, el abogado Mariano Ramírez y Aurora Molina firmaron la copia de la boleta de libertad y se informó que la integrante de la CRAC quedó libre porque no se le acreditó su participación en los delitos que le imputaban.
El sábado el síndico procurador de Tixtla, David Martínez Valadez y el policía preventivo Jesús Guadalupe Legideño Dominguillo afirmaron que Molina González no estuvo durante el “ataque a balazos” frente a la casa del presidente municipal de Tixtla, Gustavo Alcaraz el pasado 24 de febrero, cuando acudieron a un careo con la acusada en el juzgado en Acapulco.
Consultada al salir del reclusorio, Molina González declaró que fue injusto que pisara la cárcel y pidió que las autoridades investiguen bien y no involucren a gente inocente como fue su caso, “yo soy inocente y me hicieron esto”.
Dio gracias a Dios y exigió que las autoridades “investiguen bien, para que no pise las cárceles gente inocente”.
Aseguró que no recibió maltrato dentro del penal ni en los trasladados, “siempre se me trató con respeto y me trataron bien”.
Respecto a si continuará apoyando a la CRAC, Molina González afirmó que sí, “por mi hermano y su liberación”.
“Yo digo que haya respeto y diálogo, que es lo más conveniente, yo que soy cristiana no me gusta la violencia, el diálogo es mejor”, dijo.

Hay mucha gente inocente en
la cárcel, afirma

Conmovida, Molina González contó que fue detenida por policías ministeriales y que llegaron a su casa en Tixtla gritando que abriera la puerta, “con violencia, nos espantamos todos, llegaron con violencia, quebraron los vidrios de mi puerta y la chapa”.
Después la trasladaron en una camioneta a Chilpancingo donde le hicieron firmar unos papeles (su declaración ministerial) y después al reclusorio en Acapulco.
Afirmó que durante los trayecto y trasladados a los reclusorios los policías del estado la trataron bien.
Relató que al ingresar al reclusorio en Acapulco, después de tomarle las huellas digitales, la llevaron al área de mujeres donde se ubican las celdas; ahí  llegó una guardia de la Policía Estatal y la llevó a una celda donde estaban dos reclusas.
La guardia le preguntó a una de las presas, si “me daba chance de estar en su celda, de dormir ahí en la celda, ahí eran dos compañeras (una acusada de robo y otra por secuestro) y conmigo tres”, la policía le dijo a la reclusa bromeando que tuviera cuidado “conmigo por que decían que era terrorista”, dijo riéndose Aurora.
Agregó que la reclusa respondió que no “que yo parecía una persona tranquila, sencilla, que no tenía miedo”, agregó que inmediatamente hizo amistad con sus dos compañeras de celda.
Narró que al día siguiente de su ingreso al penal comenzó a ayudarle a una de sus dos compañeras, que tiene un puesto de comida y que le vende a las guardias, “me dediqué a ayudarle de 8 de la mañana a las 5 de la tarde, acabando de trabajar nos íbamos a la celda porque a las 7 y media nos encierran, era una celda pequeña. Pero me la pase tranquila, platicando, un poco de relajo y me dedique a leer la biblia”.
Molina González también relató que dos reclusas le obsequiaron dos “mudas de ropa y ya tenía para cambiarme”.
Aseguró que visitará a sus dos nuevas amigas en el penal, “quedé agradecida con ellas, y quieren llevar una vida tranquila, hay mucha gente inocente que está aquí y a veces no han cometido los delitos”.

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