Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Abelardo Martín M.

El medio es el mensaje

Los últimos días han sido definitivos y definitorios para la administración del gobernador Ángel Heladio Aguirre Rivero.?El anuncio del secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray Caso, de un conjunto de inversiones para apoyar a Guerrero, hace recordar aquella teoría de la comunicación de Marshall McLuhan de que “el medio, es el mensaje”.
Sin duda alguna, para el gobierno guerrerense las inversiones y el mensajero son de las mejores noticias que ha tenido en los últimos tiempos. En primer lugar porque rompe con que al estado, especialmente Acapulco, se le tiene clasificado en el tema de alta inseguridad, por más planes, programas, apoyos y refuerzos que se le han enviado desde hace tiempo y cuyos resultados han dejado mucho que desear.
Por eso, ahora se tomó otro atajo, el que quizá el propio gobernador Aguirre Rivero hubiera querido, pero más que eso necesitado, desde el principio: inversiones en educación, salud e infraestructura, lo que sí impacta a la población. Sin embargo, la insistencia de los gobiernos en tener posicionado el problema de la seguridad como casi única prioridad, ha ocasionado el efecto contrario, más miedo e inseguridad.
Los recursos autorizados y anunciados por el titular de Hacienda fueron un bálsamo para Guerrero. Sin embargo, las malas noticias siguen apareciendo en el estado. Por lo menos, así se tomó (o debe tomarse) la reaparición política del ex gobernador Zeferino Torreblanca, quien había desaparecido del escenario político, pero quien como dice la canción “no estaba muerto”.
Esto hace recordar aquella frase de que un político de verdad muere solamente cuando está enterrado o su cuerpo ha sido incinerado.
Torreblanca es la mejor prueba de que ni se retiró, ni renunció a la política. Aunado a lo anterior, el gobierno aguirrista ha iniciado una lucha para evitar que Zeferino Torreblanca concrete su partido político Sinergia Social porque lo ve como el enemigo a vencer en las elecciones de 2015. Al gobernador actual se le atribuye un íntimo y legítimo deseo de que uno de sus herederos llegue a la Presidencia Municipal de Acapulco. Por supuesto que no falta quien recuerde al ex presidente José López Portillo, quien llegó a decir de su propio hijo José Ramón, nombrado subsecretario, que era “el orgullo de su nepotismo”. Al gobernador puede estarle pasando lo mismo. Con la formación del partido Sinergia Social seguro ve una amenaza para el futuro de su hijo Ángel Aguirre Herrera, quien ya se mueve en las batallas político-electorales y se asegura puede ser un aspirante a la alcaldía de Acapulco.
“Me parece una lucha burda y hasta torpe, y esperamos que el mandatario estatal ponga más piedras en el camino, sin embargo hemos sabido caminar por mares azarosos, y al contrario en vez de desanimarme me motiva mucho más a participar, porque creo que podemos aportar algo a los acapulqueños si consideran que podemos tener alguna participación”, asentó el ex mandatario.
Torreblanca estuvo muy activo la pasada semana.?Antes de encabezar el domingo la asamblea donde quedó constituido el Comité Municipal de Sinergia Social en Tecpan,  acudió el viernes a la Contraloría del estado para responder a la acusación del desvío de mil 368 millones de pesos de  la Secretaría de Salud cuando fue gobernador, proceso que ha implicado la inahibiltación de dos de sus principales colaboradoras.
Y también señaló que mucha gente trabaja alrededor de Aguirre Herrera, incluido el DIF estatal, “porque si se revisa cuál es su presupuesto se darán cuenta cuáles son los programas que alrededor del hijo se hacen en el puerto de Acapulco, como entrega de láminas y una serie de cosas para ayudar a la gente, además de que sé que cada vez que se acerca alguien de confianza el gobernador le dice: te pido que ayudes a mi hijo para que llegue a la alcaldía de Acapulco”.
Las buenas noticias pasan pronto y ahora ya el estado comienza a hervir ante la cercanía de las elecciones que abren una nueva esperanza, aunque también se convierten en el mejor distractor para no exigir resultados al gobierno en funciones.

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