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Celebran el 30 aniversario del Museo de Culturas Populares con muestras del adorno ritual

Julieta Riveroll / Agencia Reforma

Ciudad de México

Nada más falso que la creencia de que el arte popular es inamovible, tradicional, carente de diseño y novedad. Collares de pata de iguana y escamas, bolsas para guardar peyote y matracas de plata, entre mil 383 piezas, confirman la evolución del adorno en una exposición que celebra los 30 años de existencia del Museo Nacional de Culturas Populares.
Las perlas de la virgen y tus labios de coral está curada por Juan Coronel y abarca tres salas de exhibición del recinto ubicado en Coyoacán para demostrar la riqueza en los diseños de los que han sido los accesorios esenciales de los indígenas y mestizos mexicanos de fines del siglo XIX hasta el presente.
Dividida en ocho núcleos temáticos, la exposición organiza las piezas a partir del origen de sus materiales. La primera sección denominada mar, incluye objetos de coral, perlas y carey; el fuego comprende las cuentas de vidrio, que en México se caracterizan por su cantidad y variedad; el tercer núcleo, dedicado a la tierra, integra el barro, el oro y la plata y la selva concentra las plumas, las pieles y las maderas exóticas.
“No quería poner toda la orfebrería junta, ni todas las arracadas juntas, porque si resolvía la exhibición de esa manera iba a ser tediosa. Había que reunir las piezas con alguna función temática que no fuera muy evidente”, reconoció Coronel, nieto del muralista Diego Rivera e hijo del artista plástico de origen zacatecano Rafael Coronel.
Tomó dos años planear la muestra, la cual implicó una exhaustiva revisión de más de 6 mil piezas de una docena de acervos públicos y privados, como el de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, del Museo Franz Mayer, del Museo Nacional de Antropología y de Patrimonio Artístico Banamex.
“La investigación para esta exposición me llevó ocho años. Fui a los lugares de producción, a las comunidades, para empezar a compilar muchas de las piezas que están exhibidas, sobre todo las maderas y las semillas que nadie se interesaba en juntar. Indagué cómo son y para qué se usan, si tienen o no un motivo ritual”, explicó el curador.
Tras la minuciosa pesquisa, Coronel concluyó que el 80 por ciento de las obras que integran la muestra tiene un significado metafísico. El coral, por ejemplo, está relacionado con la función de la sangre y del mal agüero, mientras que las semillas se vinculan a la limpieza.
El título de la exposición, Las perlas de la virgen y tus labios de coral, alude al lujo ritual, es decir, que las piezas que se exhiben no se utilizan de manera cotidiana, sino durante la festividad y la liturgia.
“En el adorno mestizo y popular hay un diseño con una carga muchas veces milenaria”.
La exposición, donde el público podrá encontrar peinetas de carey, prendedores de concha nácar, aretes de perlas de río, lazos de boda de filigrana de plata, pectorales de chaquira, rosarios de coral, sombreros con pluma de avestruz, amuletos con ojo de venado y resplandores tehuanos de hilo de oro, no parte de una mirada etnográfica sino estética.
“Se resalta la belleza de las piezas. La perspectiva etnográfica es realmente racista. Aquí se le da preponderancia a una jerarquización cultural exactamente como la que se utiliza en el arte contemporáneo con productores como Gabriel Orozco, a través de la estética”, aclaró el investigador, quien rompe con la visión que divide a la cultura popular de la alta cultura.
A cargo de Juan Manuel Garibay, actual subdirector del Centro Cultural Universitario Tlatelolco, la museografía se basó en colores tenues, evidentes en la gamuza, la paja y el barro, para que la atención del espectador se enfocara en las piezas, las cuales representan a todo el país, de norte a sur.
De paso, la museografía consiguió que, para su cumpleaños número 30, el Museo Nacional de Culturas Populares rejuveneciera.

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