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Irrumpen policías federales en un restaurante que había sido asaltado y golpean a los comensales

Tras el robo a mano armada llegan efectivos de la corporación y persiguen a balazos a los ladrones. Regresan agresivos con las víctimas, y los acusan de ser cómplices. Toman fotos a cada uno y amenazan con levantarlos si denuncian, según testigos. Dos agraviados presentan una queja en la Codehum

Policías federales preventivos golpearon y amenazaron de muerte a clientes del restaurante de mariscos El Crustáceo, en Chilpancingo, luego de que los comensales sufrieron un asalto a punta de pistola por tres delincuentes que vestían uniformes de la Policía Federal.
La noche de ayer dos de los agraviados presentaron una queja en la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos (Codehum).
El comportamiento violento de los policías federales se dio la noche del jueves, el mismo día en que el área de Vinculación y Atención Social de la Policía Federal, comenzó la campaña de proximidad social en escuelas de Chilpancingo. La mañana del jueves acudieron a la escuela Comunidad Infantil Guerrero, al lado del DIF estatal, para que los niños se sientan identificados con ellos.
La tarde de ayer el presidente del Consejo Ciudadano de Seguridad y Desarrollo de Chilpancingo y presidente de la Confederación Patronal de la República (Coparmex) Chilpancingo, informó que sostendría una reunión en la noche con un comisionado de seguridad que venía de la ciudad de México, pero hasta el cierre de la edición no respondió el teléfono.
Ayer se informó en estas páginas que la noche del jueves hubo una persecución?a balazos entre hombres armados y corporaciones policiacas al sur de la ciudad, donde se ubica el hospital del Niño y la Madre Guerrerenses y la Universidad Sentimientos de la Nación que duró alrededor de tres horas, se supo de manera extraoficial que un agente de la PFP resultó herido.
Ayer se supo que alrededor de las 9 de la noche del jueves en el negocio que se ubica en la colonia René Juárez Cisneros al sur de la capital, El Crustáceo, tres asaltantes vestidos de policías federales entraron al restaurante, dos portaban armas largas y uno un arma corta.
Los ladrones entraron al lugar cubiertos de la cara, dos de ellos corresponden a las características que testigos identificaron en el asalto a la farmacia Farmapronto que se ubica en el centro de la capital. Dos eran delgados entre 25 y 30 años.
Víctimas del asalto relataron que en el lugar se encontraban cenando 13 personas, todas eran familias con menores de entre 3 y 11 años de edad, cuando los asaltantes entraron los amenazaron y los tiraron al piso, mientras los despojaron de celulares, aretes y dinero.
Una vez que los delincuentes recogieron los objetos de valor uno de ellos gritó y dijo “ya vienen”, refriéndose al arribo de la PFP y salieron corriendo del lugar, pero de acuerdo con versiones de los afectados ninguno de ellos pidió el auxilio de la corporación. No hubo disparos durante el atraco ni cuando los delincuentes salieron del lugar.
Minutos después alrededor de cinco patrullas de la PFP con 40 policías llegaron al restaurante y pidieron a los clientes que cerraran la puerta del negocio para resguardarlos, y comenzaron una operación que derivó en 30 minutos de persecución en las colonias René Juárez Cisneros, Villas Colibrí y Atlitenco de Altamira.
Tras la persecución los policías regresaron al restaurante y unos 12 policías golpearon a los clientes  del restaurante que ahí se encontraban.
Las mujeres y niños fueron encerrados en la cocina, algunas de ellas arrastradas, mientras los hombres fueron esposados y tirados al piso donde los patearon y les dieron de cachazos con las armas.
Los efectivos federales culpaban a los comensales de ser cómplices del asalto además de señalarlos como integrantes de la delincuencia organizada. Las mujeres y niños que lloraban por el comportamiento violento de los policías fueron insultados con palabras altisonantes.
Los policías federales abofetearon a las mujeres y niños que lloraban. Las familias desde el interior se percataron de que afuera había un convoy de militares pero no entraron al restaurante a ayudarlos.
Los efectivos tomaron fotos a cada uno de los comensales del restaurante así como a los dueños, a quienes también golpearon, y registraron las direcciones de sus casas así como el lugar donde trabajan.
Luego de esto los policías amenazaron a las familias y les advirtieron que si denunciaban o decían algo de lo que ahí sucedió los?levantarían porque tenían el registro de cada uno de ellos y sus fotografías.
Los agentes de la PFP, se hicieron cargo de la seguridad en la capital desde el 1 de marzo por la ola de asaltos, cobro de pisos y secuestros. La Policía Municipal fue acuartelada porque sus efectivos no estaban certificados.
A pesar del cambio de corporaciones, empresarios de la ciudad han insistido en que se mantienen los altos índices de inseguridad en Chilpancingo. (Redacción / Chilpancingo).

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