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Busca la escritora canadiense Lucie Dufresne explicar la decadencia maya

Érika P. Buzio / Agencia Reforma

 

Ciudad de México

 

¿Cómo escribir sobre la decadencia del imperio maya cuando los arqueólogos no se han puesto de acuerdo sobre las causas? Ese es el reto que enfrentó la escritora Lucie Dufresne en su novela El escriba del imperio maya.

El declive comenzó en el año 790 d.C. y se prolongó durante 120 años. Las hipótesis abundan: guerras, invasiones, revoluciones, destrucción de los ecosistemas, sequías, hambrunas, epidemias.

“En cada ciudad las causas fueron diferentes”, cuenta la novelista vía telefónica desde Montreal. “También hay que pensar que cada época trata de entender los problemas del pasado a través de sus propios ojos, en una época fueron las revueltas campesinas, luego vinieron las luchas entre los reinos y ahora estamos con los problemas ambientales”.

La trama arranca en el año 768 d.C. en Mutal (Tikal), una de las últimas ciudades en caer, que derrotó a la potente Calakmul, después de esa victoria empezó el declive. Dufresne quería contar el apogeo del imperio porque justo antes de caer, dice, las civilizaciones construyen sus más grandes monumentos.

“Ha una obsesión con la grandeza para tapar los ojos y no ver los problemas que se acumulan”, argumenta.

El protagonista de la novela histórica –publicada por Grijalbo– es Maax, un joven aspirante a escriba, quien emprende un viaje hacia el Oeste, acompañando a los embajadores mayas para intentar concertar la paz con otras ciudades. Durante su travesía atestigua la decadencia que se avecina para Mutal.

“A Tikal la guerra llegó más tarde, la decadencia vino por el Oeste, de la meseta central y de la región del Istmo van migrando hacia la península, pues como los mayas se van debilitando, las tribus que los rodean empiezan a acaparar territorio. Maax viajando hacia el oeste descubre una realidad de la cual ignoraba todo, ve gente hambrienta, seguro en Tikal había, pero no tanto como en las ciudades a lo largo del Usumacinta que ya conocían la guerra”.

La nobleza, sostiene Dufresne, fue en gran parte responsable de la decadencia, ocupada en acumular riqueza, privilegios y poder sin preocuparse por los campesinos que constituían la base del imperio.

Algunos arqueólogos, añade, piensan que ni siquiera hablaban la misma lengua sino el cholan, una lengua conocida por los letrados de los señoríos.

“La nobleza erigió un monumento demasiado alto para ser sostenido por su base, a la que no pudieron proteger cuando la tierra produjo menos, hubo peleas entre ciudades y los reyes fueron incapaces de proteger a su población y la única salida fue la migración”, abunda.

Maax fracasa en su advertencia a la clase gobernante de que correrán la misma suerte si no contribuyen más al bienestar colectivo.

“Traté que la historia se pareciera lo más posible a lo contemporáneo. La historia a veces puede ser rígida, traté de dar humanidad a los datos arqueológicos”.

Su conocimiento del mundo maya es de primera mano. Dufresne se embarcó en 1976 en un viaje por América Latina y empezó a estudiar los movimientos campesinos. “Me quedé pasmada con la belleza de Mérida, en Venezuela, con los campos altos”.

Así llegó a la península de Yucatán, donde se interesó por los rastros de la Guerra de Castas y dedicó su tesis doctoral a la integración del campesinado de origen maya.

En la novela hay rastros de su trabajo como académica al ofrecer como epílogo un resumen de las fuentes consultadas. En su primera novela Quetzalcóatl: el hombre huracán, su editor eliminó, sin consultarla, todas las notas a pie de página. Acostumbrada a escribir textos científicos, su disgusto fue mayúsculo.

“Aprendí a las duras cómo escribir novelas. Esas notas (en El escriba) son la venganza de la científica”.

Lucie Dufresne, ocupación geógrafa y novelista. Nació en Québec en 1951. Tiene

maestría en Geografía por la Universidad de los Andes, doctorado en Geografía Histórica por la Universidad de Laval y post-doctorado en la Universidad de Montreal. Ha publicado Nieve maya (2009) y Quetzalcóatl, el hombre huracán (2008). El escriba del imperio maya es su tercera novela.

 

Contar el fin de la decadencia

 

La debacle de los mayas era un periodo demasiado largo para agotarlo en El escriba del imperio maya, tarea que Lucie Dufresne espera culminar en su próxima novela.

“No he contado cómo los campesinos migraron para fundar nuevas ciudades, en esa decadencia también hay esperanza”, cuenta.

Será la primera novela que escriba directo en castellano, sin ayuda de un traductor.

“Tengo que instalarme en Quintana Roo para soñar en castellano y que los personajes discutan entre sí en castellano, lo fantástico es que lo hicieran en maya, pero la vida es demasiado corta…”.

Un reto que se ha impuesto como escritora sabiendo que sus lectores están en México.

“Me gustaría intentarlo, caminar sola directamente en castellano. Al menos lo voy a intentar. Si no, marcaré al 911-traductor”.

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