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Se disputan vendedores y participantes la atención del público en la representación del viacrucis en Loma Bonita

Durante 28 años, los vecinos han hecho la escenificación, este año asistieron unas 500 personas y ayudaron unos 90, la mayoría jóvenes y niños, informa uno de los organizadores

Daniel Velázquez

Una veintena de vendedores ambulantes de chicharrones, semillas, nieves, paletas de hielo, mangos, elotes, tamales, churros, enchiladas, algodón de azúcar, cocteles de frutas, ciruelas, aguas, globos, veneno para ratas y veneno para hormigas buscan compradores entre los asistentes a la representación de la muerte de cristo en la colonia Loma Bonita.
Los vendedores de Bon Ice hacen sonar sus campanas, el de los globos suena un silbato y agita un globo como sonaja; los demás caminan entre la gente, ofreciendo sus mercancías cada uno con un sonido característico, que los hace distinguirse del bullicio que se ha formado en torno al escenario donde empieza la representación.
Durante 28 años, los vecinos de la colonia Loma Bonita han llevado a cabo la representación de la muerte de Jesús, este año asistieron unas 500 personas y participaron 90 vecinos, la mayoría jóvenes y niños, informó uno de los organizadores.
La gente llego desde las 11 de la mañana, donde observaron cómo se arma el escenario de Poncio Pilatos en el crucero que forman las calles de Acuario y Tiburón.
La gente se aglutina, al mismo tiempo que los organizadores cubren con telas, alfombras y cartón la estructura de metal que será el escenario.
Algunas personas traen lienzos, adornos, muebles, arman cortinas y simulan macetas con hojas de palmas.

El gusto por los azotes

“Los soldados no lo van a respetar, el chiste es su seguridad”, advirtió uno de los organizadores a un fotógrafo que paseaba dentro de cuadro de seguridad, que se había formado para hacer la representación.
Aunque todo es ficticio, desde los guaraches hasta las túnicas, “los latigazos son de verdad”, dijo uno de los organizadores minutos antes de empezar la obra de teatro.
Los actores que representan a los soldados caminan con rostros enojados mientras azotan a sus víctimas, algunos de los espectadores ríen ante los azotes; todos miran, graban con teléfonos celulares, cámaras fotográficas o de video.
Los perros ladran al sonido de los azotes, pero los espectadores son inmunes al dolor que producen los latigazos en los cuerpos de quienes representan a Dimas, Gestas, Barrabas y Jesús. Observan atentos, casi sin parpadear. Muchos niños están en primera fila.
La gente en el sol o en la sombra, con gorras y sombrillas, algunos de pie otras sentadas, pero todos atentos ante un hecho de barbarie ocurrido antes de nuestra era, y que es repetido como muestra de fe para recordar la muerte de Jesús, de acuerdo con la tradición católica.
Algunos comen mientras ven el espectáculo, los soldados truenan sus látigos y uno de los vendedores grita: “Hay tacos, tacos de guisado”, “de cinco el baño público”.
Mientras los fariseos gritan: “Justicia, justicia, crucifícale, crucifícale, es un brujo, un falsificador, un hechicero”.
El momento cumbre llega con los azotes, quien representa a Jesús es atado de las manos a dos postes, mientras que hincado recibe medio centenar de latigazos en la espalda, pero algunos también le golpean el rostro.
Este viernes, entre quienes acudieron a ver la representación, no tuvieron un gesto de dolor por los latigazos que recibió el Jesús, su mirada estuvo atenta e imperturbable ante el espectáculo.
De los niños que observaban la representación solo uno hizo un gesto de sensibilidad, se cubrió la cara al ver los azotes, mientras los demás buscaban una mejor vista, se movían de un lado a otro para evitar que las espaldas de los soldados romanos les impidieran ver, algunos grababan con teléfono celular.
A las 12:25 empezó la representación con el sonido de los látigos, después del juicio de Jesús comenzó el recorrido, subieron por la calle Acuario y bajaron por la calle Atún, donde fue la primera caída; después doblaron hacia la calle Huachinango, donde fue la segunda caída; luego subieron por la calle Guadalupe Victoria, para representar la tercera caída, donde hay una fuga de agua potable que tiene como año y medio y no ha sido reparada por la CAPAMA, y que de acuerdo con los vecinos la han reportado infinidad de veces pero no la han reparado, “nomas vinieron a hacer el montón de pozos”.
El recorrido terminó en la calle Robalo, donde se llevó a cabo la crucifixión.
Al final, las nieves, los Bon Ice y los chicharrones fueron los productos más demandados por los asistentes a la representación de la muerte de Jesús.
Durante todo el recorrido no hubo presencia de policías preventivos o de Protección Civil, pero los organizadores informaron que solicitaron su presencia desde marzo, por escrito, en tres ocasiones: en marzo, a principios de abril y la semana pasada.

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