Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Llegan turistas defeños con poco presupuesto pero muchas ganas de disfrutar la playa

Xavier Rosado
Una sopa instantánea o un llenador sandwich de atún, sirven a los turistas que llegan al puerto con poco presupuesto, para ?aguantar el hambre hasta la noche, después de ver la puesta de sol empanizados en la arena grijosa de Caleta, Caletilla, ?Tlacopanocha y los menos en La Angosta.?Al final de la jornada, regresan a sus hoteles en el centro, o a las casas de sus familiares para recobrar las energías para el día ?siguiente.?Aquí en la playa verán pasar la última noche del año, comiendo pollos rostizados, un pequeño lujo para esta fecha especial, con ?una botellita de Bacardí, si el presupuesto lo permite y si no, pues sidra o cerveza, de cualquier forma la bebida y comida son lo ?de menos cuando se llega hasta las playas de acapulquito para el Año Nuevo.?Fernando Solís Mercado, comerciante mexiquense de Almoloya de Juárez, se quedará con su familia hasta la medianoche para ver ?los juegos pirotécnicos, de los que le avisaron los mismos vendedores en la playa.?En un recorrido por las playas populares de Acapulco, donde llega el turismo con poco dinero, visitantes de delegaciones como la ?Coyoacán, Cuauhtémoc o Atizapán dicen que el gasto del viaje y la estancia vale la pena por ver a los chiquillos jugando en la ?arena.?Don Fernando está sentado en la arena, se come unas enchiladas de a 15 pesos, comida de ambulantes, buena y barata. Viaja con ?su esposa, hijos, sobrinos y nietos, tres familias, en total 12 personas.?“Nos vinimos por la libre, para ahorrar. La carretera está muy bien además de que nos venimos tranquilos”.?El asunto de la comida lo resuelven bajo la premisa de cuidar el gasto, “si nos sobra algo vamos a algún restaurante pero por lo ?general vamos al mercado y compramos comida ahí”. ?El hospedaje en una casa de huéspedes en Caleta les cuesta 2 mil 400 pesos por cuatro noches en tres habitaciones. ?–¿Vale la pena este gasto? –se le preguntó.?–Claro que sí, Acapulco está muy bonito como siempre, pero eso sí, el agua ya está un poquito contaminada, aquí en Caleta sale ?papel de baño, bolsas de plástico, vasos, hay mucha basura; pero, bueno, es parte de todo. ?Agregó que como familia han visitado el puerto cada fin de año desde hace 15 años, “no se por qué será, por la basura o la ?contaminación, pero sí vemos que hay menos gente que el año pasado”.?Aún en estas playas hay niveles: el chofer “ejecutivo” como subrayó Jorge Pérez Armenta, de la delegación Venustiano Carranza ?del DF, instaló un toldo que costó 2 mil pesos y que da una cómoda sombra de unos 12 metros cuadrados, a su esposa sus dos ?hijas, su hermana, su sobrina “y el yerno que se nos pegó”.?Ellos viajan en un Corsa 2003 y un Chevy 2004 y se quedan en un hotel cercano al Zócalo que les costó mil 800 pesos que ?compraron dos noches en tres habitaciones.?“Pero el Año Nuevo la vamos a pasar aquí mero (y da unas pisadas en la arena), si nos alcanza compraremos un bacacho, y si no ?pues ya de perdis una sidra del Pomar; eso sí, las chelas no pueden faltar”.?El asesor de informática, Javier Meneses Tobón, viaja con su esposa con quien vive en el Distrito Federal, en la delegación ?Cuauhtémoc. Dijo que su fin de año será con sus familiares en la colonia Progreso, pero que van a cooperar unos 150 pesos por ?persona para la cena.?Yolanda Rueda también capitalina de la colonia Carmen Serdán, en la delegación Coyoacán, se quejó de que trataron de limitarla ?al momento de instalar las sombrillas que compró para la playa, en Tlacopanocha.?“Vamos a ponernos donde queramos, porque no tiene dueño la playa, ya llevamos tres días aquí, quieren que nos vayamos hasta ?allá, pero nos agrada este lugar”, afirmó. ?Dijo que viaja con su familia, vecinos y compañeras de trabajo: “Vamos a pasar el Año Nuevo aquí y a irnos a principios de año, ?el 6 de enero regresar a los niños a su chiquero a que les den allá sus reyes magos”, bromeó.?Dijo que para las comidas, solamente una vez han comido en un restaurante, que por lo general van al mercado central donde ?compran jamón, pan Bimbo, atún y llevan comida preparada a la playa. ?Una de las niñas del grupo, sopla a un vaso de sopa Maruchan, un salvavidas para el hambre de medio día en la playa. ?El empleado de la Cámara de Diputados en la ciudad de México, José Luis Morales, dice que compra su “super” todos los días, ?“vamos a los centros comerciales, a la Comercial, compramos despensa, jamón, salchichas, leche, carne, huevos y de ahí ?comemos.?–¿Dónde se están hospedando? –se le pregunta mientras el entrevistado hace un esfuerzo por ubicar su hospedería. ?–Llegamos a la casa de un familiar en…¿Dónde está la casa Esperanza?, –pregunta a su mujer.?–Ahí cerca de la terminal de autobuses, en Ejido, –le contesta.?José Luis Morales se quejó también de las que llamó “anomalías” en Acapulco como los cobros excesivos de las mesas y las sillas.?“Pero, pues bueno, ya se lo espera uno que así es, venimos a disfrutar así que apechugamos para estar contentos”.?El perito de seguros, Rafael Vázquez Cebrero de la colonia Los Encinos, en Tlalpan, viaja con su esposa, sus dos hijos, su ?hermana, su sobrina y su papá.?Sobre los planes que tiene para Año Nuevo declaró que “esperamos ver los juegos pirotécnicos aquí en Tlacopanocha, o nos ?dicen que en Hornos también se van a ver muy bien, no sabemos todavía pero queremos estar en la playa, comprar un pollito ?rostizado y una cervecita, algo sencillo, el chiste es estar en el mar, a eso venimos”.

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