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Mantiene Cacalotenango viva la tradición de la Semana Santa por más de 70 años

Claudio Viveros Hernández

Taxco

Si la Semana Santa en Taxco se ha convertido en una tradición religiosa arraigada entre los habitantes y en atractivo para los turistas nacionales e internacionales con la singularidad de las procesiones y penitencias, en la comunidad rural de Cacalotenango, perteneciente a este este municipio, la pasión y crucifixión es una representación en vivo con actores aficionados quienes desde hace más de 70 años mantienen en alto su preservación y organización que se abre al mundo para mostrar la fuerza y creatividad de un pueblo.
Cada año alrededor de 100 actores no profesionales, muchos con decenas de participaciones y otros jóvenes que poco a poco se han venido incorporando, hacen posible con su entrega, dinamismo y misticismo la interpretación de pasajes bíblicos y una diversidad de escenas con las que recrean el camino de Jesús rumbo al calvario donde es crucificado junto a los ladrones Dimas y Gestas en medio de una multitud silenciosa que ante el fuerte dramatismo y dolor se funde en una catarsis y reflexión.
Ubicada a una hora entre los cerros del suroeste, por las leyendas y las historias de un pueblo minero, Cacalotenango emerge con la pujanza y voluntad de su gente que ven en ella una de las vías para catapultar su identidad, tradición y memoria colectiva por medio de la Semana Santa donde todos participan de una u otra manera al grado de que el beneficio es comunitario con la llegada de miles de turistas.
Los personajes de carne y hueso que ahora se yerguen en las acciones han ido cambiando con el paso de los años; algunos de aquellos actores han muerto y otros continúan en la conservación de lo que ya consideran suyo, aunque haya habido sacerdotes asignados a esta región que no compartan plenamente esa visión comunitaria y religiosa y quienes ante la firmeza del pueblo lo dejan ser, como es su voluntad y libre albedrío.
De todos ellos, forjadores de una fuerte tradición, todavía se recuerda en Cacalotenango a uno de los que interpretaron el papel de Jesús, se llama Alejandro Osorio y lo encarnó por cerca de 30 años y ahora actúa como uno de los ancianos entre otros tantos habitantes-actores. Actualmente y desde hace unos 12 años, con periodos intercalados, lo representa otro lugareño, luego de que participara un ciudadano de Taxco de oficio fumigador.
La representación consiste en una secuencia de escenas en diferentes puntos del poblado, desde la aprehensión y el juicio de Jesús que se representa en un escenario instalado en un costado de la vieja iglesia, hasta una prolongada caminata de burlas y escarnio por las calles, entre puestos de diferentes productos como en un mercado, en dirección ascendente hacia una antigua ermita, conocida como el Calvario, de donde después parte de ahí una procesión de fieles a los lados con un tropel de soldados romanos en medio de ellos quienes azotan sus latigos sobre el camino que sigue Jesús, quien carga una pesada cruz de madera cuesta abajo.
Detrás de él aparecen dos actores más en los papeles de Dimas y Gestas, cada quien con su cruz a cuestas, entre solados romanos de colorida vestimenta sui generis, barbados y lentes negros que guardan medianamente su identidad.
Ahí, entre una gran multitud de acompañantes, soldados romanos y una larga fila de penitentes como los de las procesiones en la ciudad de Taxco cargan pesados rollos con espinozas varas de zarzamora, atados a sus brazos extendidos en señala de cruz y con cirios encendidos en las manos, todos en el anonimato, incluso algunas mujeres con vestimenta negra que cubre todo su cuerpo, excepto su rostro que es resguardado por un gran velo del mismo color.
En una variante de las varas de zarzamora en esta comunidad ha sido característico que varios de los penitentes también carguen sobre sus hombros cactus de grandes proporciones para cumplir con su manda y aparezcan durante todo el tiempo un grupo de mujeres que acompañan a María, a María Magdalena y a los demás personajes en actitud llorosa y en señal de auténtico duelo que encarnan con naturalidad.
La pasión, crucifixión y muerte de Jesús es una representación que culmina al ser clavado en la cruz y después de esa escena es descendido y velado para llevarlo a la sepultura, de acuerdo con la tradición en la que miles de miradas observan uno a uno los momentos que mantienen viva a la Semana Santa en Cacalotenango.
En un encuentro con El Sur, el secretario del Comité de Preservación y Tradiciones de Cacalotenango, Héctor de la Rosa, expresó que para para mantener vigente esta celebración cuidan muchos detalles, entre ellos, el estilo, voz, el físico y la actuación, con la finalidad de que cada uno de los personajes, principalmente el de Jesús cubra esos requisitos difíciles de encontrar.
Para los pobladores de Cacalotenango, la representación de la Semana Santa “es algo muy valioso. Vanagloriándonos un poco –dijo Héctor de la Rosa–, hemos logrado un trabajo de calidad actoral, después de ubicar a cada quien en su papel y hacer que lo interpreten con un nivel aceptable para el público, lo que ha sido difícil porque no somos actores profesionales, sino aficionados. Por eso, añadió, es que para la gente que viene de fuera llama mucho la atención, de que ven algo muy real y estructurado. Entonces, el que venga al pueblo mucha gente a presenciar la representación para nosotros es algo muy valioso, es el único día en el que Cacalotengo es noticia, aparecemos en los medios y la gente se sorprende, es lo que nos motiva para seguir trabajando, les gusta venir aquí como una tradición y para nosotros es un compromiso con nuestro pueblo y los turistas, aparte de que se genera un buen ingreso económico para la comisaría y la iglesia”.
Sin embargo, reveló, “nos hemos topado con algunos sacerdotes a quienes no les gusta ni aceptan la representación, pero como la tradición es muy fuerte, no es tan fácil que nos la quiten y el sacerdote que ahora tenemos es independiente, sí nos apoya, de hecho le gusta, pero no participa y se dedica a hacer sus actividades litúrgicas y a la iglesia”.

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