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No han recibido ayuda 230 familias damnificaadas de Mezcala, a más de siete meses del paso de Manuel

*La responsabilidad no es de las lluvias, sino de la CFE porque no abrió a tiempo las compuertas de la presa El Caracol, acusa el vecino Quirino Malavar López. Solicitan la ayuda de Tlachinollan para que presente una demanda en contra de la paraestatal. Piden al gobierno que los reubique

Zacarías Cervantes

Mezcala / Eduardo Neri

Las evidencias de la tragedia y del abandono del gobierno siguen allí. Son las 230 casas, algunas colapsadas totalmente y otras en ruinas, distribuidas a lo largo del río Balzas en Mezcala, municipio de Eduardo Neri, uno de los pueblos en donde los damnificados por las lluvias de la tormenta tropical Manuel y el huracán Ingrid, siguen sin recibir la ayuda gubernamental y se encuentran en la incertidumbre, pues no saben si el gobierno los va a reubicar o si les va a construir sus casas.
Aquí, las lluvias que cayeron el 14, 15 y 16 de septiembre del año pasado dejaron 230 casas dañadas; casi la mitad, de adobe y teja, se vinieron abajo totalmente. El resto quedaron seriamente afectadas al haber sido inundadas hasta el techo por el agua que avanzó unos 200 metros hacia el pueblo a partir del cauce del río.
El agua también se llevó o dañó todo lo que había dentro; aparatos eléctricos, enseres y muebles, dejando en la miseria a las familias.
En estas condiciones, a más de siete meses de la tragedia, las 230 familias afectadas solamente han recibido despensas del gobierno estatal, otros más que se encuentran en el padrón de comuneros también recibieron 10 mil pesos del Comisariado de Bienes Comunales, y sólo algunas familias recibieron la tarjeta para adquirir enseres domésticos. Sin embargo, de su reubicación o de la construcción de sus casas nada saben.
En medio de montones de tierra que hasta antes de las lluvias de septiembre eran las paredes de adobe de su casa, don Quirino Malavar López, denunció que los responsables de la tragedia no fueron Manuel ni Ingrid, sino la Comisión Federal de Electricidad (CFE), porque no abrió a tiempo las compuertas de la presa El Caracol, que se encuentra a unos 60 kilómetros río arriba.
Agregó que, incluso, la paraestatal como reconociendo su responsabilidad a principios de febrero, envió personal para levantar un censo de las familias damnificadas, pero ya nadie regresó y no saben si les van a cubrir los daños.
Ante la falta de información, las familias damnificadas contactaron al Centro de Derechos Humanos de La Montaña Tlachinollan, para que presente una demanda en contra de la paraestatal, a la que pretenden obligar a que les reconstruya sus viviendas y les pague el mobiliario que perdieron.
Dentro de la zona devastada, se encuentra, también, lo que era la escuela primaria Josefa Ortiz de Domínguez, la iglesia San Cristóbal, y lo que se conoce como La Casa Grande, una especie de finca que fue construida en 1820 por los caciques del pueblo y era una de la casas más antiguas y la más grande de Mezcala. Hasta antes de las lluvias era habitada por los representantes de la empresa minera Gold Corp.
Actualmente, la escuela, la iglesia y la Casa Grande se encuentran abandonadas y en ruinas debido a que tampoco han sido reconstruidas. En el caso de la escuela fue habilitados el corral de toros del pueblo para que los niños reciban allí sus clases, mientras que los feligreses de la iglesia de San Cristóbal tienen que ir a otra capilla a los servicios religiosos, y los representantes de la minera Gold Corp se fueron del pueblo dejando abandonada la amplia finca que abarca toda una cuadra.
Una de las zonas más devastadas se observa en la calle Enrique Martínez. Allí tenía su casa don Quirino Malavar López, quien nostálgico observa y muestra cómo la construcción que heredó de su padre, de piedra adobe y teja, ahora sólo es un montón de tierra y escombro en la contraesquina de la primaria Josefa Ortiz.
“Aquí nadie nos hace caso, a principios de febrero vinieron gente de la Comisión Federal de Electricidad a realizar un censo de las familias que sufrimos daños, pero se fueron y no nos dijeron si nos van a construir, si nos van a pagar los daños o si nos van a reubicar, nomás se fueron y ya no regresaron”, dijo.
Metros más adelante, rumbo al río, se observa una hilera de paredes sin techo, en lo que eran las habitaciones, la maleza ha crecido en medio de marcos, desechos de aparatos eléctricos y lo que queda de algo que en algún tiempo fueron muebles.
Una de ellas fue la casa de Néstor Ocampo Luévano y otra la de don Darío Ávalos López; el primero definitivamente se fue del pueblo y el segundo renta una casa en la “Nueva Colonia” que se encuentra en la orilla del pueblo.
“Esto (la reconstrucción), se ve que es a largo plazo, así son las cosas cuando se trata de recibir respuestas del gobierno, para eso se necesita tener amistades buenas allá arriba (en el gobierno) o buenos licenciados que se encarguen de llevar el caso”, dice con un tono de resignación don Quirino.
Agrega: “los responsables de la tragedia aquí no fue ni Manuel ni Ingrid, la responsable fue la CFE porque los trabajadores no abrieron a tiempo las compuertas de la presa El Caracol, por eso el agua se metió a unos 200 metros dentro del pueblo”. Dice que por eso, ahora piden que, cuando menos, vengan a valorar los daños. Que reconstruyan las casas, “o que nos den el dinero para que nosotros las reconstruyamos y queden más o menos como estaban”.
Otro damnificado es don Rodolfo Domínguez Catalán, a quien solamente le quedó la azotea, y ante la falta de ayuda gubernamental él solo ha ido reconstruyendo poco a poco, “yo sólo vine a destapar mi casa, adentro estaba totalmente destruido”. El anciano de 70 años, tiene su casa en la calle José Martínez número 46 y reconoció que del gobierno lo único que recibió fueron despensas durante los días que estuvo limpiándola.
Le dieron la tarjeta de enseres domésticos con un valor de 10 mil pesos que le alcanzó sólo para comprar un refrigerador y una lavadora, “porque el agua nos dejó sin nada, nada”, dice, pero don Quirino Malavar asegura que no a todos les dieron despensas y la tarjeta, “nomás a los que quisieron los del gobierno”, pues dijo que en su caso no recibió nada.
Además, Rodolfo Domínguez, como comunero, recibió 10 mil pesos para la reconstrucción de su casa, pero informó que lo que se ha gastado solamente en la reconstrucción de una pieza han sido 25 mil pesos, “pero todavía no termino, me faltan dos recámaras y la cocina”.
“Teníamos una papelería y se llevó todo, y de mi casa el agua se llevó seis camas, dos refrigeradores, dos estufas y todas mis otras cosas”, dice con tristeza.
“La petición que yo le hago al gobierno es que nos reubiquen de aquí, porque el río va a volver a salirse en la próxima temporada de lluvias y nos va a pasar igual, por eso la propuesta es que nos reubiquen a otro lugar, pero el gobierno solamente ha venido a prometer, no ha cumplido ni con la reconstrucción de nuestras casas, menos se quiere comprometer a reubicarnos”.
Dijo que hace 20 días vino personal del gobierno, pero no les dijeron de qué dependencia, para asegurarles que sí les van a reconstruir sus viviendas, “pero no hay nada claro, mientras que la temporada de lluvias se acerca nuevamente”, mencionó mirando al cielo en donde ya se forman alguna nubes.
A más de siete meses de la tragedia, aquí en Mezcala, sólo se ven tres máquinas que hacen el desazolve del río, montones de arena son sacados a la orilla, pero el terraplén que van colocando a manera de protección para impedir que el agua entre al pueblo es de pura tierra, “eso no va a servir de nada, no va a proteger se lo va a llevar el agua de volada”, dijo don Quirino Malavar y agregó que no saben a quién acudir para quejarse por la mala obra.
Ante la el incumplimiento de las obras, un grupo de los damnificados encabezados por Quirino Malavar López, ya solicitaron la intervención del Centro de Derechos Humanos de La Montaña Tlachinollan, para que presente una demanda penal en contra de la CFE por los daños que sufrieron como consecuencia de que no abrieron a tiempo las compuertas de la presa El Caracol, ubicada en el municipio de Apaxtla.
“Lo que queremos es que se responsabilice de los daños, pues ya vimos que el gobierno no nos va a ayudar con nada, y aquí hay un responsable, y es la CFE”, insistió Malavar López.

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