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Aventaja la añorvista Edilma Galeana en la elección de la Ompri en Acapulco

*Acarreo, jaloneos y cachetadas en la votación para renovar la dirigencia de las mujeres priistas

Karina Contreras

Entre tumultos, jaloneos, cachetadas y gritos se desarrolló ayer la elección de la dirigente del Organismo de Mujeres Priistas (Ompri) en Acapulco.
El abierto acarreo de mujeres que movieron los grupos que respaldaron a las candidatas generó caos vehicular en la avenida Cuauhtémoc por al menos cinco horas.
Hasta las 10 y media de la noche, con la apertura de cuatro casillas, la candidata que respalda el diputado federal Manuel Añorve, Edilma Galeana Mellín, tenía contabilizados 798 votos a favor; Fabiola Díaz Hernandez, aspirante respaldada por el delegado de Profeco, Fermín Alvarado, tenía 237 sufragios, y la figueroísta Luz del Carmen Torreblanca Palacios estaba rezagada con 207 votos.
La disputa por la dirigencia de la Ompri es importante para los grupos políticos del PRI, pues cuando se definen los candidatos, sobre todo para presidente municipal, tienen que firmar todos los sectores populares del priísmo y tener el control les da margen de maniobra para negociar.
Galeana Mellín fue señalada desde el principio de la contienda por ser la candidata “palomeada” para ganar la dirigencia por las cúpulas del partido.
Ella fue respaldada por el diputado federal Manuel Añorve Baños, y Fabiola Díaz Hernández es apoyada por las regidoras Adelina Sánchez Jiménez y Natividad Vidal Dircio, quienes están identificados con el delegado de Profeco, Fermín Alvarado Arroyo.
ientras que Luz del Carmen Torreblanca Palacios es apoyada por el diputado local Rubén Figueroa Smutny y el senador René Juárez Cisneros.
La elección empezó a las 9 de la mañana en las oficinas municipales del PRI, hasta donde fueron acareadas en camiones urbanos más de 4 mil mujeres para que emitieran su voto.
Se vio un total desorden y se dieron dos pleitos por los espacios en las filas, que no pasó a mayores pero sí llegó a manotazos.
La votación provocó un severo tráfico vehicular, pues los choferes de los urbanos del acarreo se colocaron hasta en triple fila.
Dicha situación provocó que los carros se quedaran varados hasta arriba del paso elevado de la Cuauhtémoc.
Las mujeres priistas sabían que quien acarreara más mujeres iba a ganar, por lo que trataron de meter a su gente como podían y eso originó gritos y empujones entre las simpatizantes de Edilma Galeana, que se distinguían por el color rojo, y las de Luz del Carmen Torreblanca Palacios, que tenían un distintivo color verde en la ropa.
Se pudo ver a Magda Adame que estaba con Edilma y a Cecilia Ávila que apoyó a Luz del Carmen en el filtro instalado para detener a la muchedumbre y llevar un control para que votaran.
Ellas jalaban a su gente para pasar al lugar donde estaban las 12 urnas.
En el lugar se pudo ver a mujeres embarazadas, otras con niños y personas de la tercera edad que tuvieron que esperar hasta dos horas bajo los rayos del sol para poder votar.
Se supo que los grupos que respaldaron a las candidatas ofrecieron despensas y dinero a las mujeres que fueron a votar; por la noche se informó que en la Progreso la gente de Edilma Galeana repartió despensas a las personas que acudieron a votar por ella.
La afluencia de votantes bajó después de las 12 y media del día y las urnas cerraron a las seis de la tarde.
Al cierre de las urnas, las responsables de la elección, las candidatas y sus representantes de casillas se encerraron en una oficina para llevar a cabo el conteo de votos.
Mientras, afuera se dio un zafarrancho entre Cecilia Ávila y una simpatizante de Edilma Galena, quienes se dieron cachetadas, pero fueron separadas.
También se dio una discusión entre Magda Adame y la regidora Adelina Sánchez Jiménez, pues la primera le reclamó que ella no tenía que estar ahí, a lo que la regidora le respondió que era militante también.
Luego del zafarrancho la dirigente de la Ompri, Rosaura Rodríguez, convocó a la calma a las mujeres priístas y exigió a los hombres que estaban en el lugar que se retiraran porque era una elección de mujeres por lo que no tenían nada que hacer ahí.

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