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El narco prevalecerá si no hay una sociedad civil que controle a los gobiernos: Santamaría

*Presenta el académico de la Universidad Autónoma de Sinaloa el libro De carnaval, reinas y narco, donde habla del culto a la belleza en los festejos de Mazatlán, y cómo irrumpe el crimen organizado en los cértamenes de estos últimos años
Aurelio Peláez
Ciudad de México
En un escenario no pesimista, pero sí realista, el fenómeno del narcotráfico tiende a permanecer en el escenario a futuro en el país, acepta Arturo Santamaría Gómez, quien este sábado presentó el libro De carnaval, reinas y narco (editorial Grijalbo), a propósito de la cultura del crimen organizado en Sinaloa.?De carnaval… es una investigación, dice el autor, entre periodística y académica en torno al culto a la belleza en el carnaval de Mazatlán, el más antiguo del país, con 116 años de existencia. Aunque también la relación que guardan las reinas con los jefes del narcotráfico, como parte de una cultura de vida que se ha formado en más de un siglo en ese estado.?En entrevista tras la presentación del libro, Santamaría Gómez, doctor en Sociología por la UNAM, miembro del Sistema Nacional de Investigadores y profesor de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Sinaloa, de la que fue director, acepta el fracaso de la llamada Guerra de Calderón (el sexenio presidencial 2006-2012), contra el crimen organizado, y de la permanencia de las operaciones –en sus diversas variantes– del México Seguro en el país, con el actual presidente Enrique Peña Nieto.?Estas operaciones de seguridad no han podido eliminar al crimen organizado, sino que al contrario, éste se ha fortalecido, comenta. Señala que ante ese fenómeno, “sin una sociedad civil crítica, participante, que permita un mayor control en los gobiernos y en la clase política dominante, no habrá condiciones para revertir” la permanencia del crimen organizado.?Cuenta también la particularidad del Cártel de Sinaloa, que presidía Joaquín Guzmán Loera, El Chapo.?-0-
Ante un auditorio de un centenar de personas, en la feria de libro organizada por la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), en el edificio del World Trade Center de esta ciudad , Santamaría Gómez hizo un preámbulo, en su exposición, del fenómeno del narcotráfico en Sinaloa. Al actual estudio le antecedió otro libro, Las jefas del narco, que coordinó y el cual trabajó con sus alumnos en la Universidad de Sinaloa.?Advirtió que sin hacer una apología de éste fenómeno en el estado donde radica, se precisa hacer una diferencia del Cártel que opera en esa entidad, con los del resto del país.?En Sinaloa, explicó, el narcotráfico es en cierta manera una cultura, un estilo de vida, una actividad económica que implica a cientos de miles de personas. Es una actividad que se despliega desde hace más de un siglo, arraigada en la población, donde incluso se hereda en diversas generaciones, y que en todos estos años se ha rodeado de una amplia simbología: música, cine, literatura, arquitectura e incluso hasta religión, con el culto que se rinde a Jesús Malverde.?Asimismo, con el llamado Cártel de Sinaloa que dirigía Joaquín El Chapo Guzmán, pero también Ismael Zambada, El Mayo, y Juan Manuel Esparragoza, El Azul, el fenómeno del narcotráfico alcanzó una sofisticación que le ha llevado a expandirse por el mundo, penetrando ya ese grupo en 62 países de los cinco continentes. Es además una de las industrias más importantes del planeta, con una base bien estructurada y sostenida en una amplia gama de relaciones con políticos, generales, jefes policiacos y, por supuesto, empresarios.?Cuenta Santamaría Gómez que este fenómeno del narcotráfico no podía entonces quedar ajeno a los carnavales tradicionales y a sus reinas de la belleza, donde han intervenido sus jefes, ya secuestrándolas, casándose con ellas o bien imponiéndolas como ganadoras.  De eso trata el libro.
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Platica Arturo Santamaría que en el principio, las participantes en los certámenes de la Reina del Carnaval en Mazatlán eran muchachas de la élite, de las familias de la burguesía de ese puerto. Los festivales fueron el centro de la actividad regional, referencia obligada incluso en la historia cotidiana, “cuando en tal año fue reina …” fulana, platican los pobladores.?Y es que, subraya, con los mismos carnavales en Mazatlán se reitera el culto a la belleza de la mujer, la cual no obstante tener al inicio como participantes sólo a jovencitas de la burguesía local, después integró a las de clase media y hasta a las proletarias, “porque en Sinaloa la belleza está bien distribuida en toda la población”.?Narra Santamaría que lo que podría llamarse la democratización del concurso de belleza comenzó en los años sesenta, con los primeros balbuceos de la democracia en el país que tendrían como referencia el movimiento estudiantil de 1968. En 1962 fue electa una joven de familia de origen chino, Isela Wong, lo que representó además la irrupción de los comerciantes chinos en la sociedad mazatleca, donde por años habían sido discriminados. Esa elección se resolvió con la acumulación de corcholatas de Pepsi Cola –ganaba quien presentara más– y para lo cual, el padre de la concursante acudió a la comunidad china en el país para financiar la compra de ese refresco, reuniendo al final para ello 100 mil dólares.?A principios de los ochentas del ahora siglo pasado, la base de participantes se amplió a los barrios, al proletariado, dándose después el fenómeno de que algunas de las candidatas tuvieron el patrocinio de los jefes del narco.?Este fenómeno, que incluye también la relación de éstas con algunos jefes de los cárteles, tuvo dos momentos cruciales. En 2008 a escasas semanas de que Laura Zúñiga fuera electa Nuestra Belleza Sinaloa, la historia rosa se desvió a la nota roja cuando fue detenida junto con un grupo de hombres armados en Zapopan, Jalisco. No obstante, al poco tiempo fue liberada de toda culpa.  Esta historia se trasladó al cine, cuando el director Gerardo Naranjo filma Mis Bala, sobre lo que Laura señaló “todo lo que dicen ahí es mentira”.?En 2012 María Susana Flores, Mis Sinaloa de ese año, se convierte en la primera reina de belleza que muere en un enfrentamiento entre militares y sicarios, el 24 de noviembre de ese año. Según los militares, empuñaba un fusil AK-47 cuerno de chivo y enfrentó a los soldados durante el tiroteo.
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–¿Qué método de trabajo empleaste en este trabajo? – le preguntaron a Arturo Santamaría.?–No sé, creo que ninguno en específico. Crónica periodística, ensayo…?–¿Miedo??–No.?–¿Es peligroso??–Depende de cómo se planteen las cosas. Habría si es presentado como un trabajo periodístico en dónde se revelen relaciones del narco con políticos y policías. Es riesgoso dependiendo de cómo uno hable.?Añade que en Sinaloa “es muy fácil saber estas cosas (del crimen organizado). No sé en Michoacán o Sonora, pero en ninguna región del país puede uno saber tan fácil (del fenómeno) como en Sinaloa. Yo a diario recibo información. Los lunes recibo información fresca, porque mis alumnos van a sus pueblos en fin de semana y me platican todo lo que hicieron los narcos allá”.?Dice incluso que en la calle “yo me puedo encontrar un vecino que después supe que era un gran capo. En un restaurante, en cualquier lugar. Nunca me encontré a El Mayo, pero a su lugarteniente sí, porque trabajaba en la universidad”.?Añade que el fenómeno del narcotráfico en Sinaloa es distinto a otras partes del país. “Es un estilo de vida de miles de personas. Es una historia de más de un siglo. Como en Italia con la mafia de Sicilia, la camorra de Nápoles y la ndgreta. Una cultura de más de 150 años. Indestructible. La historia del narcotráfico (en ese estado) es la más antigua de México”, reitera.?“¿Por que surgió? Fue un accidente geográfico e histórico, no por maldad o perversidad de la gente de Sinaloa. Pero la misma belleza de las mujeres también es una casualidad geográfica, que además es una historia de culto a la belleza”, dice.?Arturo Santamaría cuenta que por lo que se ve y se vive en Sinaloa, el narcotráfico no retrocederá tras la detención de El Chapo Guzmán, pero revela que la población resintió la detención del líder del Cártel de Sinaloa.?“Tras la detención de El Chapo, me  encuentro gente en la calle, entre ellos una señora de la alta sociedad mazatleca, que me platica que al segundo día (de su aprehensión), le contó una amiga, ‘me siento desamparada, indefensa, porque ahora van a entrar Los Zetas”, como ocurrió en 2010 cuando se desató una guerra intensa.?Hubo días de una alta sicosis tras la división de El Chapo con sus socios, el cártel de los hermanos Beltrán Leyva, que siempre acusaron a Guzmán de que entregó a Calderón a Alfredo Beltrán Leyva, El Mochomo. Estos buscaban eliminarlos y apoderarse de la plaza y se aliaron con los enemigos del Cártel de Sinaloa.?El de Sinaloa, dice Santamaría, “es un cartel mucho muy diferente. No lo vean como una apología, sino como una descripción. No extorsiona, no secuestra o incursiona en otros negocios. Se dedica a la industria del narcotráfico”, y por ello su aceptación en la población, a la que no atacanc?Platica incluso  que esa historia en Sinaloa no se puede reducir a una actividad criminal o delictiva, porque, reitera, es parte de un estilo de vida que se plasma en el estado.
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Para el Autor de De carnaval… tras la ahora llamada “Guerra de Calderón” contra el crimen organizado, los cárteles, y especialmente el de Sinaloa, salieron fortalecidos en términos económicos y sociales.?Además, quedaron más legitimados que nunca y tienen una amplia aceptación en la región por el enorme desprestigio de la clase política. “La gente dice, los políticos son corruptos, no se sabe dónde invierten el dinero. Los narcos por lo menos ayudan”.?Y en el contexto de un país en crisis, con falta de oportunidades, los jóvenes van acercándose al narco. “Mi visión es nada optimista porque viviendo en el epicentro (del narcotráfico) una cosa que más preocupa es el poder creciente y estructurado y su atracción sobre jóvenes y mujeres, reinas, y el control que tienen sobre los poderes institucionales”.”
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–¿Cuál es el cartel más sanguinario? – le preguntan en la conferencia.?–Sanguinarios, Los Zetas. Es un grupo que salió del Ejército. Los entrenaron los Boinas Verdes en Estados Unidos. Los enseñaron a matar, aprendieron lo más sofisticado de la industria de la muerte.

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