Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Anituy Rebolledo Ayerdi

Cómo han pasado los años (XV) 1939-2014

 

Acapulco, Retorno al pasado

Katie Moffett es la clásica femme fatale. Discute con su amante, un desalmado gángster estadunidense, a quien no obstante su fragilidad le descerraja cuatro tiros con su propia pistola. Solo una bala da en el blanco, lo que aprovecha para huir llevándose de paso una bolsa de aquél con 40 mil dólares en efectivo. El detective retirado Jeff Bailley, ahora al frente de una estación pueblerina de gasolina y a punto de contraer matrimonio, recibe la encomienda de localizar a la Moffett. Va advertido de no tocarle un pelo pues el boss la quiere viva.
El investigador cavila: ¿dónde puede pasar inadvertida una mujer hermosa, querendona y con muchos dólares? El mismo resuelve el caso: ¡En México, por supuesto, en Taxco o en Acapulco! Y hacia acá se deja venir logrando localizar a la agresora y ladrona en una playa acapulqueña. Se trata de una mujer hermosa con rostro enigmático y aires soberanos Viste una bata blanca reveladora de formas suaves y armónicas. El recio detective la aborda sin identificarse, por supuesto, simplemente en aras del paisanaje. De lo demás se encargarán el embrujo del trópico, el sol cenital, la arena caliente y la ginebra con agua de coco.
¡Y es que uno no es de palo, carajo!, se justifica para sí el investigador, aceptando que aquella mujer lo ha prendado como a un adolescente. Ella, langusa, le hace creer lo mismo. Y es así como se entregan a los placeres propios y a los ofrecidos a toda hora por el aún virginal Acapulco. Como desde entonces ya abundan los vendedores ambulantes, uno de ellos ofrece su mercancía y el detective le compra a la dama un par de aretes artesanales de conchitas. Saciados, huirán finalmente a San Francisco, California, con la pretensión infantil de esconderse del matón que ahora busca a los dos.
Tal es en grandes líneas el argumento de la película Retorno al pasado (Out of the past, 1947) considerada por la crítica como una de las 10 obras maestras del cine negro y entre las 100 mejores de toda la cinematografía estadunidense. Son sus estrellas Jane Greer (Katie Moffett), Robert Mitchum (Jeff Bailey) y Kirk Douglas (Whit Sterling). El resto del reparto la integran Rhonda Fleming, Richard Weeb y Virginia Huston, dirigidos por Jacques Tourneur.

Robert Mitchum

Acapulco será para Robert Mitchum un paraíso particular porque aquí encontrará en abundancia la yerba de su adicción temprana. La mariguana era para él simplemente oro azteca. La procedente de la sierra de Petatlán llegará a ser con los años la famosa Acapulco gold, tenida como la de mayor calidad en el mundo. Favorita de compositores, músicos, actores, iluminados, cantantes, periodistas y en general de gente relacionada con el arte, la cultura, la política y los bajos fondos. Los Beatles, por ejemplo, la quemaban como incienso para llamar a los hados de la inspiración musical y hasta una que otra rola le compusieron. Ora que Mitchum, con apariencia indolente y caminar despreocupado, tenía una salida : “el oro azteca no me domina, bien puedo pasarla sin él”. Tan airosa como dudosa.

Tarzán y las sirenas

Todo empieza con el anuncio de que en Acapulco se filmará la última película de Tarzán, el célebre personaje del escritor Edgar Rice Burrougs (1948), La aventura se titulará Tarzán y las sirenas en cuyo reparto participará Brenda Joyce como Jane, la fiel compañera del selvático personaje. Se enfatiza el debut de una hermosa muchacha tamaulipeca con el nombre artístico de Linda Christian. Ella trabajaba en el hotel La Marina de Acapulco (hoy Bancomer, centro) donde fue descubierta por el célebre actor Eroll Flynn. Hermana de la actriz mexicana Ariadna Welter, Linda conoce aquí al galán Tyrone Power durante el rodaje en Puerto Marqués de la cinta de Un capitán de Castilla. Sus dos hijas, Linda y Romina Power, seguirán sus pasos.
Otros mexicanos en la cinta jolibudense fueron Fernando Wagner, alemán nacionalizado mexicano con brillante trayectoria en el teatro y la televisión. La más tarde celebérrima Andrea Palma y el galán Gustavo Rojo, hoy vivito y coleando.
Tarzán y las sirenas dará la primera oportunidad a varias incipientes actricitas mexicanas de “salir” en una película gringa. Serán isleñas morenas con ropa escasa pero sin pronunciar una sola palabra. Mostrarán plenamente, eso sí, sus generosísimos derrieres. Más tarde primeras y estupendas actrices: Ana Luisa Peluffo, Lilia Prado, Magda Guzmán y Silvia Derbez. Entre los varones, un atlético Armando Silvestre.

Aquatania

Bajando por el río que baña las tierras africanas de Tarzán, se localiza entre muchas la isla Aquatania. Los aquátidas, sus habitantes, son pescadores de perlas y rinden culto al dios Balú que las demanda en grandes cantidades. Y es que detrás de la máscara del dios está un inglés perverso que las trafica. Balú habla a través de el sumo sacerdote y un buen día anuncia que desea desposar a Mara, la mujer más hermosa de la tribu (Linda Christian). Esta, sin embargo, fiel a su novio Tico (Gustavo Rojo), se lanza a la impetuosa corriente pluvial que lleva hasta los dominios de Tarzán. Este la pesca entre sus redes y junto Jane y Chita le dan cobijo en su casa-árbol. Sucederá entonces que la gente de Balú logra rescatar a la mujer obligando al Hombre Mono a ir tras ella y sus captores.

Changos, no

Gran conmoción provoca en el puerto la apertura de las contrataciones de extras para la película Tarzán y las sirenas. No hay límite de participantes pues se trata de retratar a toda una isla. La gratificación es en dólares, but of course. “Ojos de gringa” se les llama aquí por su color (4 pesos con 85 centavos, cada uno). Todo Acapulco, y no es solo un decir, estará formado ante las oficinas de la RKO, instaladas en el hotel Las Hamacas.
Las damas deben ser necesariamente morenas, guapas y con caderámenes generosos pues solo vestirían calzón y “porta busto” (así lo llamaban como si fuera cosa para llevar). No se desdeñaba a blanquitas o de plano güeritas a condición de que permitan embetunarles el rostro. Por lo que hace a los caballeros no había mayor exigencia aunque los atléticos estarán en primer plano, todos con taparrabos y no más.
Un boquiflojo empleado mexicano de la contratación provocará un enojoso altercado. Advierte a los aspirantes: “los queremos para que hagan bulto pues para changos ya tenemos a Chita”. El descontón seco de un playeño pondrá al majadero en posición horizontal y ya no se le verá más durante el rodaje.

Las acapulqueñas

Tanto o más alboroto que las extras fuereñas lo provocaron las acapulqueñas, aceptadas sin retoques como acuátidas. Entre ellas Adalilia López, Alicia y Leonor del Río, Lambertina Abarca, Ramona García Guillén, Nancy Chavelas, Amalia Hernández, Raquel La Güera Fox, Mercedes La China Rivera y Cota Lobato. Sus nombres serán voceados durante la proyección de la cinta.
Tarzán se lanza desde La Quebrada perseguido por los secuaces del falso rey Balú y es doblado por el clavadista acapulqueño Raúl Chupetas García. Los publicistas gringos creerán imprimir mayor dramatismo a la cinta con un falso ardid publicitario. Matan en sus boletines al Chupetas “despedazado entre las rocas” y él desde acá les mentará la madre con el clásico “sanababiche”.
Será esta la última película de Tarzán en la que se escuche su grito selvático característico aunque, si hay que creerle a los veladores del panteón Valle de la Luz, suelen escucharlo surgido de su tumba particularmente en noches tempestuosas.
La cinta filmada en varias locaciones de Acapulco (El Morro, Caleta, La Quebrada, Pie de la Cuesta) contará con la participación de tres futuras personalidades del cine universal. Dimitri Tiomkin, músico ucraniano con 15 nominaciones al Oscar de Hollywood y ganador de tres, así como los cinefotógrafos Jack Draper, nacionalizado mexicano, y el enorme Gabriel Figueroa.
Las mayores entradas en la historia del cine Río se darán durante la presentación de Tarzán y las sirenas, prolongada hasta que todo Acapulco tenga oportunidad de verla. Durante la exhibición se multiplican los gritos de “¡ahí estoy yo!”… “¡miren a fulanita! ¡qué feo está ese cabrón!, etcétera, etcétera, premiados todos con aplausos sonoros. Para no pocos aquel será un estreno decepcionante al no reconocerse en la pantalla. Caerán entonces en cuenta de que el chilango aquel tenía razón: “nos querían nomás para hacer bulto”.
Las escenas finales de la cinta presentan a Tarzan (nadie en Acapulco lo llamará Tarzán) nadando para salvar a Jane a punto de ser asesinada por el falso Balú. Deberá deshacerse primero de los matones del traficante de perlas y por si fuera poco, del ataque de un pulpo gigantesco con tentáculos como de cinco metros al que acuchilla para dejarlo bañado en su tinta.
–“Ese animalote nos hubiera alcanzado para un chingo de raciones de “pulpo enamorado”, lamentarán varias fonderas de Caletilla.

Los tres caballeros

Los tres caballeros es una película de Walt Disney en la que conviven personas con dibujos animados: live-acción, la llaman los gringos. Sus personajes de ficción son el Pato Donald, el gringo taimado de siempre: Pepe Carioca, un loro brasileño fumador de habanos y Pancho Pistolas, un gallo mexicano colorado, gritón, echador y bravero que echa bala sin ton ni son. (De dónde habrá sacado Disney a un mexicano así).
La casa Disney, siempre atenta a los dictados del Departamento de Estado norteamericano, particularmente en tiempos de guerra, lanza con Los tres caballeros un mensaje de fraternidad continental. Y que mejor hacerlo por conducto de los activos culturales de sus países : paisajes, tradiciones, bailes populares y canciones regionales. Un mensaje de Buena Vecindad como anticipo a una futura Alianza por las Américas
Pato, Gallo y Perico viajan no en una alfombra mágica pero sí en un volador sarape de Saltillo. Trepados en tan ligero medio llegan a México para visitar varias ciudades manifestándose ante ellas deslumbrados por la riqueza cultural de México. Participan en una posada, en bailes regionales y escuchan canciones muy mexicanas. El Trío Calaveras es el encargado de cantar el tema de Los tres caballeros, con la música de Ay , Jalisco no te rajes, de Esperón, La Zandunga es interpretada por el trío femenino de Las Ascencio, Solamente una vez, de Lara, en la voz de Dora Luz. El barítono venezolano Carlos Ramírez canta México, un tributo musical compuesto por el estadunidense Charles Wolcott, llamándolo “país de Dios, inspiración y amor”.

Acapulco a la vista

Luego de que Donald ha bailado en Veracruz una bamba al ritmo de swing, el sarape mágico llega a Acapulco.
¡Acapulco y sus playas , no hay otro en México”, pregona un orgulloso Pancho Pistolas.
Caleta está poblada por mujeres de carne y hueso luciendo trajes de una sola pieza, seguramente Catalina tan difíciles de sacar. Donald se pone jarioso al ver aquellos cuerpos semidesnudos se lanza  en pos de ellas pero sin ningún resultado. Aparentando ante sus nuevos amigos una falsa excitación sexual (a la pata Daisy no le ha tocado una pluma en 50 años de convivir), Donald se lanza un clavado en pos de aquellas güeras ayunas de sol. Luego, vendado de los ojos, el Pato juega con las “señorritas” al “tómame si puedes”. “Ándale, patito, ven”, lo llaman aquellas sin conseguir que les dé alcance. Extenuado, el palmípedo es rescatado por sus amigos para seguir el viaje.
Los tres caballeros fue estrenada en México el 21 de diciembre de 1944, antes que en ningún otro país, incluso que en Estados Unidos.

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