Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Rubén Padilla Fierro

Transportes público

Debido al nocivo centralismo que ejercen el gobierno federal y los estados por igual, en prácticamente todas las actividades desde la política hasta las decisiones del campo pasando por toda la agenda social, el sano desarrollo de pueblos y municipios seguirá impidiéndose o afectándose gravemente. Nuestra entidad junto con Oaxaca y Chiapas, son ejemplo palpable de este subdesarrollo que nos mantiene en los últimos lugares del progreso social.

Desde el centro de país y del estado, son manejados astutamente, rubros relevantes que deberían ser operados y decididos en forma y fondo por pueblos y municipios, es decir, de la periferia al centro, si existiera el tan cacareado federalismo, así salud, educación, justicia, transporte, desarrollo rural, ecología, pesca, ganadería, y muchos más, incluso hasta desayunos escolares y aquellos que se servirán en Cendis y otras dependencias, aduciendo incapacidad, torpeza e ineficiencia de las autoridades locales y destreza, pericia y visión de aquellos en el gobierno federal o estatal, sentados tras un escritorio, deciden las políticas  que en esos relevantes temas deben ejercerse.

En nuestro estado, todo el transporte público se maneja desde el gobierno estatal, transporte liviano y pesado, camiones, camionetas y más, los permisos, las concesiones, las relaciones con sitios, terminales. Es del conocimiento público que permisos y concesiones oficialmente no tienen costo, pero que en la práctica siempre ha existido y el mismo, depende del funcionario que los expide, el que los comercializa, hacia quien o quienes se conceden, cual es el motivo de su expedición, de si es o no momento electoral y muchos otros factores más.

Pero, no todo queda ahí, gracias a estas prácticas, conocidas por las autoridades en general y por las de transporte en particular, también se sabe de los números dobles, de los piratas, de los tolerados, de las alimentadoras, y de las relaciones entre los departamentos de tránsito y los concesionarios, de aquellos y los choferes, de las mordidas permanentes, de las mochadas de los de a pie hasta los jefes, de abajo hacia arriba. Del gran negocio, diario, semanal, mensual, anual.

El problema existe en todo el territorio estatal, todos los municipios tienen exceso de concesiones para operar vehículos de transporte público sobre todo vehículos livianos, una buena cantidad de concesionarios son ajenos al medio y los verdaderos trabajadores del volante son los últimos en beneficiarse, gran cantidad de ellos carece de los recursos económicos para comprar, reparar, y mantener unidades motoras propias, son trabajadores independientes que no reciben ninguna prestación y cuyos ingresos son variables, contrario a lo que sucede al propietario que recibe puntualmente lo convenido.

Sólo en Acapulco existen 10 mil vehículos de transporte público sin contar las intermunicipales, una gran proporción de los mismos en manos de ex diputados, ex funcionarios o funcionarios actuales, que utilizan prestanombres para ocultar todo rastro de posesión, un alto porcentaje de esas unidades requieren permisos semanales cuyo costo es variable y discrecional, la suma supera las seis cifras y se ignora a cuanto asciende, pero se sabe que alcanza para enriquecer y corromper a diferentes niveles de funcionarios públicos, cuya corroboración solo es posible a través de las mismas autoridades.

En todo esto, juegan papel importante las uniones, los líderes, los directamente beneficiados, aquellos que manipulan a los conductores para hacer bloqueos y cierre de vialidades, sin importar el daño que le ocasionan a nuestra ciudad, al turismo, a la ciudadanía en general, a quienes deben llegar a sus trabajos, a los enfermos cuya vida se pone en riesgo a bordo de vehículos o ambulancias, a turistas y residentes que pierden vuelos o corridas terrestres, las contaminación ambiental por residuos del excesivo gasto de combustible generado por la lentitud del tránsito entre otros.

Para estas personas los intereses de la ciudad y de la población pasan a segundo término, son los propios lo único que cuenta, provocar el caos es parte de su estrategia, sobre todo sabiéndose acompañados de funcionarios o ex funcionarios, y a pesar de la existencia y exhibición de órdenes de aprehensión en su contra, siguen protegidos por quienes deben ejercer la ley y la justicia.

Con este panorama en el transporte público, todo el esfuerzo que la ciudad haga por atraer turismo, por dar otra cara, para ofrecer seguridad, tranquilidad, paz y orden se va por la borda, en tanto el gobierno estatal no deje de ofertar concesiones para el pago de promesas de campaña y satisfacer a personas y organizaciones, no exista un reglamento que regule el tránsito en beneficio de la población, no haya castigo para los que violan leyes y bandos federales, estatales y municipales, seguiremos siendo rehenes de delincuentes protegidos.

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