Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Arturo Martínez Nateras

Los medios por y para Acapulco

 A la memoria de don Arturo.
Mi padre quien falleció hoy
hace 39 años.
Él, escribano profesional, me
inició en el oficio de opinión.

 Un lugar común no tan comunmente adoptado: “Acapulco necesita una profunda y multiorgánica cirugía mayor”. La construcción del nuevo Acapulco pasa por la comunión de voluntades. En Acapulco todos quieren que ordenen a los demás. La justicia en la casa de mi vecino y la impunidad en la propia. El egoísmo de gremio, personal o de grupo contra el interés general. En Acapulco todos somos parte del problema y todos debemos ser protagonistas de la solución.

El ayuntamiento que preside Alberto López Rosas parece dispuesto a atreverse a intentar un cambio de fondo. Merece solidaridad y la sociedad necesita la apertura de un amplio proceso de participación que requiere de medios de comunicación decididos a jugársela, a apostar por Acapulco.

Advierto inmensas contradicciones en los diarios impresos, en la radio y la televisión. Acapulco necesita medios críticos y propositivos; profesionales de la comunicación, audaces y profundos, que hagan del reportaje verdaderas disecciones de los temas, de los problemas y de los acontecimientos. Acapulco necesita líderes de opinión, editorialistas, moneros, conductores de radio y de televisión comprometidos con Acapulco.

Por desgracia Acapulco parece ser tierra de nadie, y el gobierno del estado aún no define en los hechos su apuesta por Acapulco. Esto es determinante pues no son pocos los medios que tienen una relación insana con el estado. Acapulco y Guerrero tampoco necesitan una prensa maniquea que oscila entre el blanco y el negro; que tira línea a diestra y siniestra. Entre la denuncia y el amarillismo; entre el oposicionismo a ultranza y la sumisión existe un espacio infinito para el buen periodismo.

El episodio de intento de reordenamiento de los colectivos amarillos y de los ambulantes es útil para opinar sobre el papel del papel. Los empresarios de la comunicación no tienen definida una apuesta por Acapulco. Esto es muy claro. No son pocos quienes aprovechan el pulso de ambulantes y taxistas para intentar sacar tajada y reconquistar privilegios anteriores. El caso del ambulante descalabrado magnificado a notas principales pone de manifiesto mi afirmación. Nada más falta que Dalia Serna sea elevada a heroína y que la Costera les sea entregada a unos cuantos líderes de la impunidad… El ambulantaje y el transporte son temas para la investigación periodística de fondo. ¿Quiénes son los beneficiarios del caos; los dueños de las concesiones? ¿Quién surte a los ambulantes y a los fayuqueros? Hay tanto que reportear para sacar a la luz pública las verdaderas causas de la situación.

Desde  mi apreciación personal es posible advertir una contradicción entre las ganas de jugársela con Acapulco, visible en diferentes tribunas; sobre todo por la respuesta social y ciudadana de solidaridad con las iniciales medidas del gobierno municipal. Los empresarios de la comunicación debieran ser igualmente sensibles, al dato de que la construcción del nuevo Acapulco será negocio honesto y rentable para ellos mismos. Que una nueva época de prosperidad significará un notable incremento en la publicidad honesta y trasparente, en el aumento del número de lectores, de televidentes y radio escuchas. Por lo anterior los empresarios y los profesionales de la comunicación, los opinones debemos apostar por Acapulco. Y no se trata de arriar banderas ni de renunciar al derecho de crítica y de libre expresión de las ideas; pero en cambio de asumir colectivamente, dentro de la libertad y de la diversidad un compromiso claro.

La información debe ser tan descarnada y libre como apegada a la verdad; la opinión analítica, libre del golpeteo mercenario que daña al que pega y daña al que paga. Acapulco y Guerrero todo necesita de una política de comunicación transformada. La mayoría de los medios brincan de la mano por su infame calidad y por el mercantilismo evidente.

Registro que se está construyendo una mayoría de opinadores partidarios de una nueva manera de hacer y de ser.

Pero la comunicación que prevalece es un reflejo de la situación económica, social y política. Es necesario legislar para que el gobierno y los empresarios, para que los partidos y las instituciones transparenten sin simulación la realidad, el manejo de sus datos y de los números y la publicidad.

Tomo como punto de partida el papel del arzobispo de Acapulco quien se atreve y apuesta, sin rodeos se compromete. Por esta actitud ocupa nuevos espacios y llena vacíos que dejan los partidos, los gobiernos y los medios. Monseñor Felipe no se anda por las ramas. Desde que lo escuché por primera ocasión en La Pintada, percibí y escribí que venía a desempeñar un nuevo papel y los días me han dado la razón. El tiene y dispone de agenda propia. En no pocas ocasiones la está imponiendo.

Esto es lo que requerimos todos.

Comprometernos con la sociedad, con Guerrero y con Acapulco.

¿Dónde estamos ahora? No son pocos quienes han dado muestras de solidaridad pero los medios apenas si lo reflejan… ¿Y el PRD? ¿Y la gente? Hace falta convertir a los 120 mil votantes en ciudadanos en el poder y en el gobierno. Convocar a una presencia innovadora. Acapulco necesita un gobierno que no se enclaustre en el Palacio del Papagayo; un gobierno que gobierne y convoque; que sienta la fuerza de la mayoría y que la ejerza con prudencia y con talento, pero que la ejerza.

El ayuntamiento necesita definir con mucha claridad los ejes de su política de comunicación social como pilar del buen gobierno; como elemento motor para la participación social; para la planeación democrática, para la elaboración y la ejecución del Plan Municipal de Desarrollo.

El elemento superior de un buen gobierno es la verdad, la oportunidad y la credibilidad; la congruencia. El mejor de los mensajes es el hecho. Acapulco necesita un gobierno con agenda política clara y propia, con visión sin soslayar su capacidad para responder a la coyuntura. Es pertinente entender que existen intereses de amarrar navajas, de aparentar una confrontación o una campaña contra Zeferino. La sociedad no se entera con entrevistas de banqueta, requiere más información sustantiva. Nada peor que volver a la práctica de las fotos y gacetillas pagadas. Es necesario transparentar los convenios y usarlos adecuadamente difundiendo lo que al ayuntamiento y a la sociedad conviene y necesita.

Un buen blindaje contra el golpeteo no excluye una serie de iniciativas; de reuniones con los empresarios de la comunicación, con los editorialistas, con los reporteros y moneros. No se vale confundirse ni dejarse atrapar en el síndrome de Zedillo; es decir de educarse a periodicazos. Pero tampoco la soberbia es buena consejera.

Gobernar bien tendrá su recompensa en los medios y aislará a quienes pretenden hacer de la desinformación negocio ilegítimo y fuente de prevendas y privilegios. López Rosas tiene capacidad de comunicación. El y los funcionarios designados deben superar los vacíos informativos. Dar la cara con oportunidad y trasmitir ampliamente los acuerdos que la sociedad necesita conocer. Comunicar es una de las artes del buen gobierno. El reportero siempre buscará la nota de color o espectacular; el error del funcionario. Esta es parte de su chamba. El gobernante debe tener la capacidad de respuesta apegado religiosamente a la verdad, para no caer en trampas ni en gambitos; pero también la habilidad para destacar y decir lo que al bien común y al buen gobierno hace falta. Espero que la agenda política y la comunicación del gobierno de Acapulco las defina la plataforma, el Plan Municipal, y que tengan la capacidad y la apertura para sobrellevar la coyuntura.

Noto esfuerzos en todos los medios y sobre todo en la televisión. Registro que El Sur debe hacer un esfuerzo de superación. La falta de dominical deja un vacío muy grande y el ejemplar del lunes se vuelve revista. ¿Apuesta El Sur por Acapulco y por el desarrollo de las políticas públicas democráticas? Esta es una pregunta que su equipo y la dirección deben responder pero mi opinión es a favor de una orientación muy bien definida en este sentido. En ocasiones noto una línea oscilante, voluntarista, de cierta frivolidad, de menosprecio reclamante.

Sigue prevalenciendo una especie de nostalgia guerrillerista, de cobijo a posturas que el tiempo acredita como provocadoras y al servicio del estado. ¿Nunca hay nada en Guerrero que merezca ser destacado positivamente? Esto también es periodismo.

Estoy en contra del elogio empalagoso y rampante que tanto ha desacreditado a los medios, también contra quienes ante los problemas esconden la cabeza como avestruces. Guerrero y Acapulco necesitan mejor y buena información; de medios a la altura del desafío de una época de prosperidad. Esta es una aventura en la cual vale la pena involucrarse. Aquí nos va la vida, el presente y el porvenir. Escribo estas líneas pues me interesa el desarrollo del diario. El Sur llenará el vacío existente con una revisión autocrítica de su función. P.S.)Expreso mi solidaridad con Héctor Manuel Popoca. Héctor: si te atacan seres como Rogaciano y similares te debes sentir honrado.

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