Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Edgar Neri Quevedo

REGISTRO DE CONTRIBUYENTES

  Siempre no al ICCA

Si la declaración es cierta –quiero abusar de optimista y suponer que todo fue una comprensiva imprecisión y es falsa la versión–, no se creará el Instituto de Cultura de la Ciudad de Acapulco, según lo anunció la recientemente, y debo agregar telefónicamente, designada como directora de Fomento Cultural, Aída Espino. Tampoco se constituirá un comité para hacer sugerencias, establecer criterios y determinar directrices en materia de política cultural en el municipio de Acapulco. Al menos no de acuerdo con lo que declaró en estas mismas páginas el viernes pasado.

Siempre no, todo fue una falsa alarma que despertó comentarios, esperanzó corazones, movió tapetes, motivó cartas de apoyo, animó conciencias e inconciencias y nada más.

Pretenciosa en eso de asegurar que es capaz de levantar el nivel cultural de Acapulco –creo que no hay un ser humano en el planeta que, en sobriedad absoluta, sea tan temerario para declarar tal cosa–, Espino inicia su gestión con la puesta en marcha de un espacio auditivo en Sinfonía del Mar. Este es un proyecto que desde hace algún tiempo traía bajo el brazo Alberto Forcada, y espero que cuente con el análisis necesario para que no resulte fallido. Sobre todo si consideramos que la jornada será agotadora, desde las 7 de la mañana hasta las 10 de la noche, los 365 días del año, ahí acuden personas que llevan su propia música y su propia fiesta, y en fin, hasta el equipo de reproducción peligra. Al tiempo.

Creo que lo indispensable es presentar un programa y no iniciar con actividades aisladas, escopetazos al aire, y propiciar que los interesados puedan sumarse a los esfuerzos y beneficiarse en todo caso de los espacios. Antes que nada debe establecerse una ruta de navegación, si no es así, el naufragio es inminente.

Sorprende que se hable de alfabetización, como se habló de salud en la propuesta cultural presentada por el entonces candidato Alberto López Rosas y cuya autora es, según lo afirma la nota, la propia Aída Espino, cuando son temas que no competen al área cultural –puede surgir un incauto que diga: es que cultura es todo–, de acuerdo con lo ya discutido en la materia a nivel internacional desde hace más de dos décadas y media. Ubicación falta, seguro.

Por cierto, hablando de espacios auditivos, ¿no será tiempo de establecer semáforos sonoros en Acapulco para atender a los tantos habitantes que padecen insuficiencia visual?, y al mismo tiempo restringir el uso del claxon a los taxistas que acosan a los peatones suponiendo que no se han percatado de su presencia y disponibilidad.

Pasando a mejores asuntos, el Instituto Oaxaqueño de las Culturas convocó el 3 de diciembre a los artistas, intelectuales, promotores culturales, creadores, periodistas, comunicadores y empresarios –así dice la convocatoria–, a presentar propuestas y sugerencias para el anteproyecto de Ley Estatal de Fomento a la Cultura de Oaxaca, que inició con un foro organizado con la LVIII Legislatura del Congreso del Estado.

En Guerrero ni siquiera existe Comisión de Cultura en el Congreso Local, pero eso es otro tema y finalmente la culpa es nuestra por no demandar su creación.

Un funcionario del Instituto Oaxaqueño de las Culturas explicó que la participación de los grupos de la sociedad civil, que considera como “los protagonistas de la vida cultural de Oaxaca,” permitirá concebir un marco jurídico que deje a un lado las modas sexenales que impiden sustentar proyectos de mediano y largo alcance. Paréntesis uno: la sociedad civil es protagonista de la vida cultural y por eso es necesaria su participación, por lo que la existencia del comité en Acapulco es no solamente obligación cuanto pertinencia.

El funcionario precisó que  en Oaxaca se consensa un anteproyecto de Ley Estatal de Cultura y que el Instituto Oaxaqueño de las Culturas y la LVIII Legislatura del Congreso del Estado de Oaxaca organizarán reuniones de trabajo en los próximos 60 días, además de recibir todos los análisis y propuestas que fortalezcan la identidad cultural que es reconocida en el ámbito internacional.

En la presentación del documento se propuso fortalecer a los municipios, principalmente a los que cuentan con población indígena, con la asignación de mayores recursos financieros, la creación de regidurías de cultura en todos los ayuntamientos de la entidad y la formación de un sistema estatal de cultura que fortalezca la identidad de los oaxaqueños.

En la primera fase de análisis y discusión de la propuesta legislativa se logró reunir a representantes de la sociedad civil que se han caracterizado por un trabajo crítico y propositivo a favor de la cultura, como la Fundación Rodolfo Morales, fundada por el extinto pintor ocoteco del mismo nombre, y el Patronato para el Rescate y Conservación del Patrimonio Cultural de Oaxaca del pintor Francisco Toledo. Paréntesis dos: ¿A qué le tememos en Guerrero y Acapulco si las voces críticas enriquecen y se responsabilizan en los proyectos culturales donde se permite su participación? ¿No será temor por evidenciar incapacidades?

El presidente de la Comisión de Cultura de la LVIII Legislatura del Congreso del Estado de Oaxaca, comentó que la participación de los ayuntamientos, principalmente los indígenas, será determinante en la segunda fase del análisis de la Ley Estatal de Cultura.

Lo importante es que para tomar estas determinaciones no es necesario pertenecer a cierto partido político, si revisamos la conformación del Congreso oaxaqueño, donde 7 diputados pertenecen al PAN, 25 al PRI, 8 al PRD, 1 al PT y 1 a Convergencia por la Democracia, nos percataremos que todo es cuestión, finalmente, de una disposición individual, y que los partidos políticos no son garantía de nada, se encuentran ampliamente superados por la sociedad y ésta se tendrá que apropiar tarde o temprano de ellos, y no como sucedía hasta hace poco, que la sociedad era rehén de los partidos políticos.

La participación de la sociedad civil, del poder Legislativo y del organismo cultural público oaxaqueños en la elaboración de un proyecto de Ley Estatal de Fomento a la Cultura de Oaxaca es un buen ejemplo de que, aún cuando en Oaxaca existe una mejor difusión y promoción cultural, la preocupación debe ser constante, así como constante debe ser su adaptación a los cambios sociales. Y está por demás decirlo, pero la participación de la sociedad civil en la definición de los programas culturales públicos es un signo de nuestro tiempo, aunque algunas posturas arcaicas se opongan a ello.Por lo pronto, esperemos que alguien en el Ayuntamiento determine algo distinto.

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