Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Se oponen René y López Rosas en 2003 al anuncio del riesgo sanitario en playas

* Desafían ambos a la Semarnat

* No despierten al Guerrero bronco, advirtió el gobernador del estado

Aurelio Peláez * El tema de la contaminación de las bahías de Acapulco y Zihuatanejo llevó al gobierno estatal y al municipal de Acapulco, sobre todo, a formar bloque ante lo que denunciaron como agresiones del gobierno federal a la economía de Guerrero.
La información de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat ), de que en las playas de Acapulco había riesgo sanitario para los bañistas, provocó el enojo público del gobernador René Juárez y del alcalde de Acapulco, Alberto López Rosas, quienes desafiaron la información oficial, adelantando que podrían no respetar las disposiciones de prohibir a los bañistas usar tales playas.
Incluso, ambos, en distintos días, acudieron a las playas para darse un chapuzón, decisión difundida a través de los medios de comunicación.
Esto, a pesar de ambos gobernantes conocían desde antes, por información de la Secretaría de Salud y de la propia Semarnat, de monitoreos a las playas que mostraban diversos grados de contaminación.
Ya en julio del 2002 la Secretaría de Salud urgió al gobierno estatal a declarar la alerta sanitaria en Zihuatanejo, tras presentarse un diagnóstico sobre la contaminación de esa playa, que revelaba una polución hasta 22 veces mayor de lo permitido.
En febrero de este año, en información publicada por el diario Reforma, se informaba que 16 playas mexicanas tenían problemas de contaminación y eran un riesgo para la salud pública, entre ellas la de Zihuatanejo y Acapulco. El diario dio seguimiento a los casos de Guerrero, y en el gobierno estatal y en el municipal se comenzó a hablar de una campaña de otros destinos turísticos contra Acapulco y para beneficiar a otros como Cancún, la competencia.
La versión, por lo menos como la manejaron el gobernador y el alcalde, se reforzó en vísperas del inicio de la temporada vacacional de Semana Santa, cuando se dijo que la Semarnat presentaría un nuevo monitoreo sobre los niveles de contaminación de las playas, y que en la misma vendrían incluidas las de Guerrero, en donde se recomendaría alerta sanitaria
“Que se vaya el delegadete”
El martes 8 de abril por instrucciones del gobernador René Juárez se informó al alcalde Alberto López Rosas, que la Semarnat cerraría las playas de Caleta y Caletilla, por rebasar los límites de contaminación por coliformes fecales y que el anuncio lo haría el titular de la Semarnat, Víctor Litchinger, en conferencia de prensa en la ciudad de México.
Se le contó que la secretaría colocaría el miércoles las banderas rojas y le invitó a hacer un frente con el gobernador René Juárez.
Ese miércoles, en la ciudad de México, Litchinger confirmaría la versión y señaló que según monitoreos de la dependencia a las aguas, estas playas representaban un peligro sanitario, y dijo que en la misma situación se encontraba la playa Canal de la Boquita, en  Zihuatajeno. Se dijo que se colocarían banderas rojas para advertir del riesgo a la salud a los bañistas.
Esa misma tarde, López Rosas calificó la información como “inoportuna” y “poco responsable”; se dijo respetuoso de la información del gobierno federal aunque afirmó que Acapulco no era nada más dos playas. No obstante, al día siguiente encabezó una reunión con empresarios del turismo y funcionarios del ramo, para acordar una campaña para revertir la información de la Semarnat. En ella, se pediría a la dependencia federal que explicara cómo se determinó la contaminación de las playas.
Dos días después, el domingo, López Rosas, su gabinete e invitados fueron a playa Tlacopanocha, en donde en los hechos, metiéndose a dar el chapuzón, asumieron la limpieza de las playas. Eso fue un domingo, el sábado anterior, en un acto del que sólo se conoció por comunicados de prensa y fotos de la dirección de Comunicación Social, el gobernador hizo lo propio en Caletilla. A la par, en dichos balnearios aparecieron letreros que certificaban como Mar Limpio a dichas playas, y el alcalde no descartó demandar a quienes consideraban de “riesgo sanitario” estos sitios, aunque el ayuntamiento se deslindó de la colocación de los anuncios.
Víctor Litchinger, entrevistado en Puebla, llamó a gobernadores y a alcaldes a no atentar contra la salud de los turistas, y dijo que no le preocupaban las demandas, en tanto que López Rosas anunció que buscaría al presidente Vicente Fox para quejarse.
La presión empujada por el alcalde y el gobernador obligó a la Semarnat a ceder, anunciando el miércoles 16 que no colocaría las banderas rojas en las playas para no poner en riesgo a sus inspectores, aunque comentó que el gobernador René Juárez conocía del anuncio que se haría sobre riesgo sanitario, en tanto que el ejecutivo alardeaba: no despierten al Guerrero Bronco. Así, la Semarnat ofreció una especie de tregua y en tanto dejó correr el puente de Semana Santa anunció que haría un nuevo monitoreo, hasta ahora poco concluyente sobre el estado de salud de las playas.
Dos meses antes, el 17 de febrero, reacciones de René y López Rosas habían provocado la destitución del delegado de la Profepa Inocencio León Pineda, luego de qué también había presentado informes acerca de la presunta contaminación de playas: “Que se vaya el delegadete”, dijo el gobernador, al afirmar que esas declaraciones afectaban a la economía de Acapulco. Esa acusación fue secundada por López Rosas.
Finalmente la Semarnat dio marcha atrás y prefirió negociar con los gobiernos estatal y municipal la realización de nuevos monitoreos, con la participación de más dependencias y la supervisión estatal y municipal.
También, como una especie de acuerdo no escrito, la dependencia federal se guardó de hacer públicos los monitoreos, y para esta temporada de diciembre ya nada se dijo de realizar alguna recomendación de riesgo sanitario de las playas estatales.

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