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 Silvestre Pacheco León

 CRONICA MUNICIPALISTA
  El peso de los compromisos en el Ayuntamiento de Zihuatanejo

Honestidad, eficiencia y transparencia es el lema oficial del Ayuntamiento perredista de Zihuatanejo, es decir, nada nuevo de lo que espera el común de la gente como valores y compromisos básicos de un gobierno decente, no que aspire a trascender ni a erigirse en ejemplo de otros semejantes.
Si a partir de la honestidad, transparencia y eficiencia procuramos evaluar el primer año de gestión del gobierno municipal de Amador Campos, podemos decir que en lo primero ha sido harto elocuente, tanto que sin ambages ha expresado en más de una ocasión que algunas de las ineficiencias de su administración se deben al pobre desempeño de funcionarios –sin perfil– empleados por compromisos políticos asumidos en su lucha para ganar la Presidencia.
Eso mismo hizo el presidente Vicente Fox en el plano nacional –aunque haya pretendido esconderlo– cuando integró su equipo de cazadores de talentos para hacer una administración de primera y el resultado ha sido desastroso para la mayoría, en la medida en que sus aliados circunstanciales se han convertido en claros obstáculos para su propio proyecto.
Muchos dirán que la enorme empresa de tirar al PRI del gobierno justifica cualquier compromiso con cualquier gente de cualquier partido o grupo de poder. Máxime si, como en el caso de Zihuatanejo, Amador había vivido tres años atrás la  experiencia de perder frente a Jorge Allec en una contienda muy cerrada en donde  los votos de los pequeños grupos políticos y los de personas descontentas de su propio partido inclinaron la balanza en su contra.
De aquella lección se extrajo la experiencia de que las alianzas se justificaban hasta con el diablo, si para adelante se tiene la perspectiva de llegar a poder.
Esa es la más vieja de las de las prácticas que los teóricos definen como la lucha del poder por el poder, o lo que es lo mismo, “el fin justifica los medios” de Maquiavelo. Por lo demás, la historia, la ética y ahora los zapatistas se empeñan en desmentirlo en la medida en que  el fondo y la forma determinan el contenido , o como dijera don Jesús Reyes Heroles, “el fondo es forma”.
Quienes se escandalizan de ver que en el Palacio Municipal de Zihuatanejo se encuentra a la misma gente de siempre, ejerciendo el poder como siempre, tienen ya una explicación: se trata de la “transición democrática” muy propia de Zihuatanejo, un fenómeno político que puede dar para análisis  profundos donde se encuentran hechos controversiales como el que habla de que estamos frente a un nuevo PRI y el que otros sostienen cuando afirman que es demasiado apresurado afirmar que vivimos una transición democrática, sino apenas una alternancia en el poder entre partidos políticos muy afines.
En su primer informe el presidente municipal dejó de lado el compromiso público que asumió semanas atrás con referencia a una evaluación que en compañía de Cabildo realizaba sobre el desempeño de su equipo de gobierno. De la convención abierta a los directores para que dejaran de lado sus jugadas personales aplicándose en hacer labor de equipo, argumentando, para aquellos que experimentaban, de que un año era bastante para superar la curva de aprendizaje, quedó en un impasse, hasta nuevo aviso.
Ahora, en el informe, el presidente enderezó baterías contra quienes desde puestos privilegiados en su gobierno, socavan su administración desatendiendo responsabilidades oficiales.
Hay un caso cercano y ejemplar de un gobierno que supo tejer las alianzas políticas necesarias para acceder al poder sin poner en riesgo sus propios objetivos. Me refiero al gobierno municipal zaferinista de Acapulco, con una experiencia en sus intentos  equiparable a lo que vivió Amador en Zihuatanejo.
He insistido, por otra parte, en que el PRD aún no ha valorado la experiencia del gobierno de Zeferino Torreblanca en Acapulco, para exportarla y multiplicarla en otros municipios. Ahora sé que esa es una tarea ajena al PRD porque más de uno de los dirigentes del partido siguen regateando a Torreblanca los meritos indiscutibles que tiene para abanderar la lucha histórica del pueblo guerrerense para quitarse de encima al   poder caciquil que lo ha empobrecido, humillado y explotado.
Debe recordarse que en el Acapulco del gobierno zeferinista, el presidente no cedió a los chantajes ni a las amenazas de los líderes perredistas que, como en Zihuatanejo, se asumían como los detentadores del poder sin necesidad de mostrar que alguna idea tenían para traducir el programa perredista a un gobierno que respondiera a las aspiraciones e intereses de los gobernados.
Amador a sido generoso, a cargo del erario, con un sinnúmero de personajes que se interesan en cobrar por sus supuestos servicios prestados a la gran empresa que el voto ciudadano construyó.
Ha indemnizado a ex colaboradores del gobierno municipal anterior, paga una renta jugosa a quienes se ostentan como propietarios del predio donde está el basurero.
Indemnizó a los afectados de la Capaz en el ejido de El Coacoyul, sigue la costumbre de las adminisraciones pasadas en el trato de los ejidatarios que han secuestrado el derecho de los habitantes de la ciudad para tener garantizado el abasto de agua potable.
Por eso su gobierno luce tan descolorido en este primer año, a pesar del amarillo de sus puntes. Hace falta mayor definición en el color de su administración, el matiz del PRD.
La honestidad, con ser un valor universal no sirve aquí más que para apuntar los excesos. Por eso los contribuyentes debemos pagar la factura del cambio aceptando sin chistar que el Ayuntamiento les pague como empleados a quienes han sido invasores de predios y ecocidas, a quienes han vivivdo mamando de una ubre municipal sin mostrar la mínima decencia en su conducta.
La transaparencia en las accciones del gobierno es una exigencia ciudadana, pero no basta con mostrar cómo se ha agastado el dinero para que le gente esté conforme, tambien se tiene que justificar el gasto. Es el caso de los periodistas y la vieja práctica de que a muchos se les pagara como si fueran empeados municipales ¿Eso se ha preguntado? ¿O hasta allá no llega la transparencia?
Desde hace muchos años se sabe que los ayuntamientos arrastran una pesada burocracia que ha crecido con el argumento de que los presidentes deben pagar los favores recibidos.
En Zihuatanejo desde el segundo reinado de Armando Federico González se subió la nomina a mas de mil empleados con más de 30 categorías. Con Eric Fernández fue el caos porque con la inicial pretensión de bajar el gasto se crearon secretarías, con las que tuvo que cargar su administracion además de las direcciones que no desaparecieron. Jorge Allec para no quedarse atrás llegó a mil 500 empleados y a 23 direcciones.

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