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Xavier Carreto A.

Con los mejores augurios

 Se inicia el gobierno de Alberto López Rosas con los mejores augurios, pues cuenta, entre otras cosas, con un amplio respaldo popular; con condiciones materiales apropiadas; finanzas públicas sanas; recursos humanos más profesionales, es decir, tiene la casa ordenada para empezar a trabajar y el visto bueno de a quienes habrá de servir.

Por otra parte, se espera que el Ejecutivo estatal por fin haya entendido que obstaculizar el trabajo de un gobierno emanado de la voluntad popular, como lo hizo con el ayuntamiento recién concluido, termina mal. Así se lo ha demostrado la sociedad acapulqueña al gobernador René Juárez, primero votando en contra de los candidatos de su partido y, después, repudiándolo cada vez que escucha su nombre.

Al parecer, y eso merece un aplauso, las relaciones entre el gobierno estatal y el nuevo gobierno municipal empiezan de buena manera, como a la ciudadanía nos gustaría ver: una plena y amplia coordinación de nuestros gobernantes, así lo exige el tamaño de nuestros rezagos.

Se podría decir que prácticamente no hay asunto público que no merezca la atención coordinada de estos dos niveles de gobierno; sin embargo, hay tres problemas que urgen sean atendidos: en primer lugar, el transporte público que afecta seriamente la seguridad y tranquilidad de los acapulqueños, ya que los conductores de los autobuses y taxis que circulan por la ciudad se han convertido en una verdadera amenaza, no hay día que no conozcamos de la muerte por atropellamiento de indefensos ciudadanos que tuvieron la mala suerte de salir a la calle para atender algún asunto. En este renglón, como se sabe, el gobierno estatal, a través de la Dirección de Transportes, otorga las concesiones de transporte, revisa las condiciones materiales en que los camiones prestan el servicio, establece las rutas, entre otras responsabilidades que tiene. El gobierno municipal, por medio de la dirección de Tránsito, regula la vialidad en la ciudad, otorga las licencias de conducir y sanciona a quienes no respetan el reglamento correspondiente.

La coordinación estrecha de nuestras autoridades permitiría que está situación caótica en la cual vivimos se pueda superar, metiendo en cintura a urbaneros y taxistas que se han convertido, ante la apatía ciudadana y el incumplimiento de las autoridades, en los dueños de las calles de nuestra ciudad. En este sentido, nuestras autoridades bien podrían empezar cumpliendo las órdenes de aprehensión giradas en contra de líderes de transportistas que cada vez que se les ocurre bloquean el tránsito en el puerto.

Un segundo asunto es el relacionado con el ambulantaje que mucho afecta a la economía del municipio y beneficia, principalmente, a los líderes del comercio informal que han gozado de la protección del gobierno estatal, aunque ya quedo demostrado que los votos que aportan a la causa priísta son insuficientes para el triunfo de este partido. Como lo ha precisado recientemente el secretario de Hacienda y Crédito Público, la economía subterránea se nutre del contrabando, del robo de mercancías y de la piratería, que no aportan sus impuestos tan necesarios para atender las necesidades de la población. Ciertamente hay muchos acapulqueños que requieren de un ingreso, se les debe de apoyar con los recursos públicos, pero de una manera ordenada y dentro del marco de la ley.

Un tercer asunto, no menos importante, es el relacionado con la seguridad pública, en donde la coordinación de los cuerpos policíacos requiere de una comunicación permanente para el combate a la delincuencia, ésta sí organizada. Conjuntar recursos humanos, materiales y financieros permitirá una más efectiva guerra contra los criminales.

Mención aparte merece el tema de la salud, en donde la Jurisdicción estatal número 7 de la secretaria de Salud y la dirección municipal correspondiente han marchado cada una por su lado, cuando la unión de sus esfuerzos podría contribuir a tener una mejor cobertura y más eficientes servicios médicos, en beneficio, principalmente de los sectores más desprotegidos de la población, señaladamente los habitantes de la zona rural de este municipio.

En cuanto al turismo, el sector más importante de nuestra economía, valdría la pena que las dependencias estatal y municipal empezarán por ponerse de acuerdo en cuanto a las estadísticas que ambas proporcionan y después juntas emprender tareas de promoción que tanta falta nos hace.

En cuanto al papel que los ciudadanos debemos asumir en esta recién inaugurada etapa del gobierno municipal es pertinente recordar que nuestra responsabilidad social no se terminó el 6 de octubre cuando acudimos a votar, sino que esta responsabilidad, recordemos, se perfecciona permanentemente con la participación ciudadana en el cumplimiento de los deberes cívicos, políticos y sociales que todos tenemos en esta comunidad acapulqueña.

Hacemos votos porque estos buenos augurios que hoy acompañan el arranque del nuevo gobierno municipal permanezcan en los próximos tres años y no olvidemos que el buen funcionamiento de nuestra incipiente democracia requiere de instituciones y ciudadanos conscientes de sus obligaciones y de una sociedad organizada.

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