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Marginación y abandono en el área de la sierra donde apareció el ERPI

 Francisco Magaña, corresponsal, Cerro Prieto de los Pinos * Sin vigilancia por corporaciones policiacas y militares se encuentra la zona donde el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI) realizó una ceremonia para conmemorar el 28 aniversario de la caída en combate de Lucio Cabañas y dio una conferencia de prensa el pasado 1º de diciembre.

Completamente abandonada e inhóspita se haya la sierra en 3l área de El Quemado, en la parte media de la sierra de Atoyac, después de cuatro días de que una columna del ERPI reapareció y ofreció una conferencia de prensa en relación con su postura acerca de las exequias del dirigente guerrillero y fundador del Partido de los Pobres, Lucio Cabañas, cuyos restos fueron inhumados el lunes en el Zócalo de Atoyac.

En un recorrido por el área, la marginación y el olvido se observó en las rancherías aledañas a La Pascua, un pueblo fantasma dominado por una imponente piedra llamada la chorreada y rodeada por palmas de cayacos, en la cual se hayan cuevas que sirvieron de refugio por los seguidores de Lucio Cabañas en los años setentas.

Ocho casa de bajareque y techo de palapa en su mayoría, abandonadas y casi cayéndose es lo que se halla, donde se ofreció la conferencia por los guerrilleros del ERPI.

Desde el secuestro y rescate de Rubén Figueroa, en septiembre de 1974, el poblado se fue quedando solo y hoy está completamente deshabitado.

El acceso de terracería, una desviación de El Guanábano que conduce a las rancherías como El Cerro Prieto de los Pinos y Agua Zarca, se encuentra casi intransitable.

En la zona desde Cacalutla, comunidad de acceso a ese brazo de la sierra de Atoyac, según vecinos no se ha observado un despliegue militar o de otra corporación policiaca después de la nota publicada en este diario el lunes, sobre la ceremonia realizada en la sierra por una columna guerrillera integrada por más de 30 combatientes.

La ranchería de El Cerro Prieto de los Pinos, ubicada a casi 20 kilómetros de la cabecera municipal, se conforma por cinco casas. Hace dos años todavía era poblada por cuatro familias, hoy sólo una de ellas se encuentra ocupada por una mujer de aproximadamente 60 años, Celestina Navarrete, quien dijo que más que temerle a los animales, o cosas paranormales le teme a los vivos.

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