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Denuncian jornaleros de Acapulco y San Marcos maltrato en campos de cultivo de uva de Sonora

 

*Nos sacaron de nuestros pueblos con engaños, nosotros veníamos a trabajar y nos botaron como perros”, relata uno de los afectados

 

Anarsis Pacheco Pólito

Chilpancingo

Dieciséis jornaleros originarios de Acapulco y San Marcos llegaron a la capital del estado huyendo de los campos de cultivo de uvas del rancho Las Mercedes, del estado de Sonora, donde aseguran que fueron víctimas de vejación y trabajo excesivo; exigieron que se les pague el dinero que gastaron en su traslado a Sonora.
El grupo era de 45 campesinos, entre ellos ocho mujeres, pero sólo regresaron 13 hombres y tres mujeres originarios de las comunidades de El Tamarindo y Tierra Blanca pertenecientes al municipio de San Marcos y de Rancho Nuevo, la Consen, Parotilla, San Isidro Gallinero y El Salto, del municipio de Acapulco.
El campesino Luis Antonio Torres Vinalay, originario de San Isidro Gallinero, explicó que un representante del racho norteño, identificado como Santiago Gallo los invitó a trabajar en la recolección de uva, en el cual ganarían poco más de mil pesos ya que la caja de uva la pagaban a 18 pesos.
“La verdad nos sacaron de nuestros pueblos con engaños, nosotros veníamos a trabajar y nos botaron como perros”, enfatizó.
El jornalero explicó que después de pedir prestado dinero para trasladarse al estado de Sonora, al llegar al rancho no cumplieron con la palabra de pagarles viáticos ni alimento como lo habían prometido desde un principio.
“Estuvimos sin comer casi 15 días, nos prometieron viáticos y nada, y la verdad queremos que nos paguen todos los gastos de trayecto, porque pedimos dinero prestado en nuestros pueblos”, aseguró.
Los 16 campesinos solicitaron ayuda en el estado de Sonora, después de caminar 14 kilómetros bajo el sol del desierto, hasta llegar a la caseta de la autopista de Hermosillo.
En el lugar fueron auxiliados por la Policía Federal que los trasladaron a la ciudad de Hermosillo, donde fueron atendidos por la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Sonora, quienes se contactaron con el gobierno capitalino y acordaron que serían recibidos durante la madrugada del jueves por lo que se prestaría un albergue, pero no fue necesario porque llegaron en la mañana.
El campesino aseguró que los delegados de las comunidades de Acapulco están enterados de la invitación realizada por Santiago Gallo, ya que estuvieron durante la invitación generalizada para los pueblos donde los invitaban a trabajar en la recolección de uva.
“Dijeron que había mucho trabajo para el corte de uva, que estaba bien pagado, que nos darían viáticos para comer en el camino, son tres días que tardamos en el trayecto y la verdad ni un refresco nos quisieron dar, allá a la gente la tratan muy mal, hay mucha gente que se está desangrando por la nariz, no se porque motivo, también hay gente embarazada que no se quisieron venirse por la caminada”, relató.
Explicó que las condiciones en las que vivían eran pésimas, ya que dormían en galeras donde había literas de madera, sin colchoneta, ni sabanas, y menos colchón, además que la comida les costaba 45 pesos, a pesar que se les había prometido que tendrían viáticos.
Comentó que los campesinos se fueron con la esperanza de mejorar sus condiciones, ya que tienen familias que mantener y el trabajo en el estado no da para atender las demandas básicas de sus casas.
“Dijeron que estaba buena la paga, pero ya estando allá a luchas hacíamos una caja o dos, y cada una la pagaban a 9 pesos, y nos decían que estaban mal las cajas, nos aventaban la uva en la cara y nos insultaban”, explicó.
Señaló que al día no les rendía el dinero que ganaban, de su sueldo si lograban hacer nueve cajas tenían que pagar jabón para bañarse, comida, ahorro para sus familias, por lo que decidieron salirse del rancho.
Otro de los campesinos comentó que el capataz les había dicho que no iban a regresar a Guerrero, después que les hicieron saber que estaban en descontento por los tratos recibidos durante la recolección de la uva.
También se comentó que les habían dicho que les ayudarían a regresar a Guerrero, pero se realizaría el traslado de tres personas cada viaje, por lo que tuvieron la impresión de que “hay algo raro”, aunque no se supo definir a qué se referían.
Durante la entrevista los campesinos mostraron un vídeo de su travesía por el desierto de sonora, para llegar a la autopista de Hermosillo; en el vídeo se puede constatar que los jornaleros van caminando en un desierto bajo el rayo de sol, y muestran botellas de agua vacías.
Los campesinos coincidieron en que esa era una amenaza de muerte, por lo que decidieron agruparse y salir del rancho Las Mercedes. “Agarramos nuestras cosas y nos dijeron, el que se quiera ir que se vaya, como somos unidos, nos salimos todos”.
Durante su estadía en la capital del estado, se mantuvieron afuera del Palacio Municipal, donde llegó un hombre que se identificó como Juan Carlos Nava, abogado representante de Las Mercedes, que se haría cargo del traslado a sus comunidades.
Ante esta visita los jornaleros se mostraron preocupados y temerosos, por lo que les pidieron a las autoridades capitalinas que los protegieran porque tenían miedo de que les pasara algo.
Durante el 2009 el rancho La Mercedes fue denunciado por jornaleros de Guanajuato ante la Procuraduría de los Derechos Humanos del Estado de Guanajuato (PDHG), por la violación a sus garantías derivadas de la “explotación y esclavitud”, que padecieron por dos semanas.
En la denuncia pasada se advirtió que el rancho ubicado en Sonora empleaba a mil 700 personas de Guanajuato, Chiapas, Veracruz, Oaxaca, San Luis Potosí, Puebla y Colima.
Los campesinos trabajaban de 6 de la mañana a 6 de la tarde en el raleo de la uva y para llegar a la zona de los campos debían caminar por 90 minutos de ida y vuelta.

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