Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Jeremías Marquines Castillo

APUNTES DE UN VIEJO LEPERO

  Otra vez la kultura

Este año el gobierno de René Juárez volvió a incumplir y no entregó la parte del dinero que le correspondía del convenio pactado con la directora del Conaculta, Sari Bermúdez para que se aplicaran los importantes y necesarios programas culturales del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes (Foeca).

Desde marzo de este año el gobierno federal liberó la parte de los dineros a que estaba obligado por el fideicomiso firmado con René Juárez, pero al gobernador que se dice muy preocupado por el bienestar de los guerrerense le valió queso y no cumplió con entregar los casi 4 millones comprometidos.

El incumplimiento de este convenio, impidió la puesta en marcha de programas tan necesarios de apoyo y formación artística en Guerrero como el de fomento a la lectura, el de talleres artísticos, el programa de apoyos a nuevos creadores y a creadores con trayectoria, programas de coedición, de apoyo a artistas ejecutantes, a fotógrafos, pintores, escritores. En resumen, René Juárez evitó que nuevas generaciones de creadores pudieran desarrollarse, prepararse, modernizarse para poder acceder a un mercado del arte nacional donde las producciones de los guerrerenses y la idea de arte y cultura que promueven, no sólo está en el atraso más absoluto, sino en la prehistoria.

Los fondos estatales son un programa para que los creadores de la provincia pobre, que casi siempre están en desventaja frente a los creadores de los estados que tienen más apoyo cultural, puedan acceder a mejores vías de desarrollo (en los demás estados del país donde funciona este programa los creadores reciben 2 mil 500 pesos mensuales) que se les otorga al presentar proyectos de creación en la disciplina en la que se han distinguido. En los estados donde se aplican estos programas el patrimonio artístico ha crecido y poco a poco ha ido cambiando la idea decimonónica y prejuiciosa del arte y la cultura en la que aún está inmersa la provincia mexicana.

En consecuencia, en Guerrero no hace falta una política de eventitis o de tardeadas culturales que sólo sirven para exhibir la falta de talento y el atraso de una cultura de malos aficionados al más pésimo mal gusto del arte ingenuo. Lo que se requiere urgentemente es invertir en la formación de nuevos creadores y en actualizar la idea del arte y la cultura que ya existe pero mal entendida por la mala enseñanza artística recibida de maestros de primaria y secundaria incultos que todavía hoy, después de muchos años, siguen enseñando que “cultura es todo” y que la poesía es aquella que tiene ritmo y rima. Así, la idea de cultura que persiste en Guerrero es derivada de una política del atraso fundada en el folclorismo enajenante y acrítico. Una cultura de recitadores y recitadoras y de pintores de flores, inditos y playitas; una cultura de poetas que todavía quieren superar a Díaz Mirón y a Amado Nervo. En fin, lo que hoy se propone para salir del atraso es un programa cultural de fin de curso para escuela primaria de pueblo, no una idea moderna de difusión y apoyo a la cultura y el arte. Pero tampoco debe entenderse la promoción cultural como un conjunto de festivales turísticos de pachanga tropical. Primero hay que invertir en la gente, en su preparación y desarrollo.

Por eso en Guerrero, antes que apoyar festivales, carnavales y tardeadas culturales, se requiere de la urgente aplicación de una auténtica política cultural en la que participen todos, y donde a la par que se apoyan las manifestaciones culturales existentes (es decir, a los grupos y personas) se dé prioridad y se proyecte la aplicación de una verdadera cruzada de modernización y desarrollo de las capacidades creadoras de los guerrerenses. Lo que se requiere son talleres permanentes de formación y desarrollo artístico impartidos por verdaderos profesionales de las diferentes disciplinas artísticas. Se necesita formar a los artistas para que luego éstos creen las obras que se van a exhibir, no al revés. En concreto, para apoyar el desarrollo cultural y artístico en Guerrero lo que urge no es invertir en “eventos” para seguir exhibiendo la mediocridad reinante, lo primordial es invertir mucho en la formación y especialización de los artistas; apoyar el desarrollo intelectual y la creación de las nuevas generaciones de guerrerenses, porque hasta el momento el verdadero atraso de Guerrero está en la forma de pensar de sus habitantes.

Ahora recapitulemos. Hace más de dos años, en esta misma columna he reiterado decenas de veces sobre el desinterés del gobierno estatal y municipal por la aplicación de verdaderas políticas de apoyo a la cultura y el arte. Se ha exigido que se instale el Fondo Estatal para la Cultura y las Artes y que el gobierno estatal libere los recursos necesarios para poner en marcha los proyectos que beneficien a los creadores. Todavía en agosto de este año, aquí mismo publiqué una carta dirigida a Fox, y a Sari Bermúdez, y que algunos otros periódicos del país reprodujeron. Allí se denunciaba lo mismo: que Guerrero es el único estado donde no se destinan recursos para la cultura. Pero nadie, ni uno solo de los que ahora aparecen en Acapulco como grandes interesados por la cultura y el arte se sumó a la defensa de estos recursos; a nadie le interesó que los apoyos del Foeca no se hayan aplicado al incumplir el gobernador el convenio con el Conaculta, y que ni siquiera los apoyos del Pacmyc se hayan pagado. Pero nadie dijo ni dice nada porque es el gobernador, ¡bah!

Pero hoy sí, hoy para exigir y chantajear al alcalde electo, Alberto López Rosas, y obligarlo a que decida por tal o cual persona para el encargo de cultura en Acapulco, para eso sí echan mano de la política gremial, del corporativismo ramplón, y mandan a hacer cartas y las firman exigiéndole al alcalde “que cumpla su palabra”. ¿Cuál palabra? Que alguien recuerde, López Rosas nunca dijo que tal o cual persona sería la encargada de cultura en el puerto. ¿Así que cuál palabra?

Pero en la misma frecuencia está la todavía regidora Laura Olivia Lopezvictoria, que aparte de no hacer bien su trabajo como regidora, donde con el apoyo de Zeferino Torreblanca hizo que le aprobaran –sin consenso de los interesados en la cultura– el proyecto de ley que presentó y que va a meter en un verdadero problema a la nueva administración, todavía ande buscando treparse a la rama del nuevo gobierno y quiera dirigir los asuntos culturales.

Antes lo he escrito: Zeferino pudo hacer mucho por la cultura y no lo hizo, no quiso, le ganaron sus fobias. Privilegió el amiguismo y prefirió apoyar las ambiciones de Lopezvictoria. Así, hereda una ley de cultura municipal al margen de la realidad cultural y económica del puerto. La sola idea de crear un Instituto de Cultura es una barbaridad cuando en el estado ya existe uno, pero no sólo eso, sino que un organismo de esa naturaleza requiere varios millones de pesos en infraestructura física y humana para funcionar, ya veremos cómo le hace López Rosas para salir de este engendro que le deja un capricho zeferinista, y que debería revisar el actual cabildo.

Tenía razón López Rosas cuando dice que hay mucho enfrentamiento en los cultureros. Pero son enfrentamiento por ambiciones particulares, por privilegios de grupos, no porque alguien tenga la mejor idea ni esté más preparado para hacer este trabajo. No es lo mismo hacer tardeadas de recitadores y concursitos, que planear y ejecutar una política cultural integral pensada para ampliar el patrimonio artístico y cultural del puerto como alternativa de desarrollo, una política cultural que piense y genere bienes y servicios a la gente, no atraso.

Sin embargo, tampoco es bueno que, como hizo Zeferino, López Rosas también use de pretexto el enfrentamiento entre los “líderes cultureros” para no nombrar a un encargado de cultura. Pero tampoco es saludable que alguna de las personas confrontadas se haga cargo de esta responsabilidad. Una cuarta o quinta opción siempre es más saludable y si no pertenece a ninguna de las nefastas agrupaciones del puerto es mejor. Hay otras personas –no necesariamente promotores ni artistas– que pueden hacerse cargo de esta responsabilidad y sin necesidad de consejos, porque ni siquiera el Consejo del IGC funciona ni está integrado. Una dirección o un instituto está conformado por diferentes áreas –un director no lo hace todo– y en todo caso, que en las distintas áreas de la administración cultural se incorpore a cada uno de los que hoy están confrontados y, si tienen muchas ganas de servir a Acapulco, pues que sirvan desde ahí, y así ni para unos ni para otros, y se acabó.

La contra. Ya lo sabía, en esta legislatura como en todas las anteriores, el sector cultural del estado no estará representado. Nada es diferente: imbéciles salen, imbéciles entran y por ningún lado los diputados son capaces de pensar en una comisión de cultura. Aquí es donde los cultureros que firman cartas y los que dicen que han hecho mucho por la cultura deberían hacer algo ¿no? Pero no van hacer nada, porque creo que no saben que es ahí donde se aprueba el presupuesto para cultura. Como los perredistas nunca le han dado interés a la cultura, de aquí en adelante el planteamiento de integrar la comisión de cultura del Congreso local será una petición a los priístas, ya se vio que los opositores no pueden ni saben, espero que cuando menos esta vez los priístas sean más sensibles. Lástima de PRD.

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