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Hugo Pacheco León

AGENDA LEGISLATIVA

 * Apreza, ¿misión imposible?

En el relevo de presidente y secretario general del PRI, que por el aplazamiento de la publicación de la convocatoria del martes 19 al viernes 22, se elegirá en la primera quincena de diciembre y no el primero como se votó en el Consejo Político del pasado sábado 16, está en juego más que la contienda por los 10 distritos electorales federales el 6 de julio del año próximo.

Está de por medio una carrera política, la hegemonía política del PRI en Guerrero, la lucha contra el caciquismo y el gobierno estatal.

La historia de la sucesión de la dirigencia del PRI empezó a escribirse apenas 11 días después de su desastre electoral del 6 de octubre, el jueves 17, cuando el gobernador René Juárez Cisneros, el primer priísta del estado, convocó a los jefes de grupo de su partido a una reunión a la sede oficial del gobierno del estado, Casa Guerrero.

El objetivo: designar al sucesor de Juan José Castro Justo en la presidencia del Comité Directivo Estatal del PRI luego de que fue electo diputado plurinominal de la 57 Legislatura y del secretario general, en ese entonces diputado local, Alejandro Bravo Abarca, quien ahora busca la diputación federal en el Distrito 03 con sede en Zihuatanejo de Azueta.

Estuvieron en el encuentro los ex gobernadores Rubén Figueroa Alcocer y Angel Aguirre Rivero; el secretario de Gobierno Marcelino Miranda Añorve y el entonces presidente de la Comisión de Gobierno y coordinador de los diputados priístas, Héctor Apreza Patrón, además del propio Castro Justo.

Allí Figueroa Alcocer propuso como su candidato al senador Héctor Vicario Castrejón, mientras que Aguirre Rivero propuso al vicecoordinador de la fracción parlamentaria del PRI en la Cámara de Diputados federal, Manuel Añorve Baños.

En tanto, Juárez Cisneros propuso como presidente a su secretario de Gobierno, Marcelino Miranda Añove.

Ninguno de los propuestos tuvo el consenso. Pero entonces los presentes coincidieron en una tercera opción: el diputado Apreza Patrón, bajo el supuesto de que así se evitaría que desde la dirigencia estatal se trabajara para un grupo.

La propuesta incluía a la figueroísta Silvia Romero, diputada federal por el distrito 04, como secretaria general, que se presentará como una cuota de género.

Entonces se analizó el mecanismo de elección y se acordó que fuera mediante Consejo Político y que se realizara el sábado 16 de noviembre. Ese día se efectivamente sesionó esa instancia, pero no para imponer a Apreza como dirigente estatal, sino para elegir a los sustitutos del presidente y del secretario general.

En ese Consejo Político se aprobó también emitir una convocatoria para la elección del presidente y secretario general.

Tres días antes, otra vez en Casa Guerrero, el gobernador, Castro Justo, Apreza y Roberto Torres Aguirre luego de analizar los estatutos decidieron elegir fast track a éste último como secretario de Organización para de allí ungirlo como presidente estatal interino, y a Gregorio Arcos (secretario de Acción Electoral) como secretario general. Ambos dirigentes regresarán a sus cargos una vez electa la cúpula de la dirigencia estatal.

La idea es que Apreza llegara a la presidencia del PRI con la mayor legitimidad y el mayor consenso posible entre los grupos, e incluso que no se viera como una simple imposición del gobernador, a cuyo equipo pertenece desde el llamado Grupo Sedesol que se formó alrededor del entonces poderoso secretario salinista Carlos Rojas.

Se sabe que Apreza –ex coordinador del Fonaes– propuso, como parte de la misma estrategia, que su elección fuera resultado de una consulta a la militancia.

Sin embargo, al final lo elegirán los miembros del Consejo Político Estatal en parte por los tiempos fatales del proceso electoral federal  que ya está en marcha.

Recuérdese que el PRI seleccionará en urnas a sus candidatos a diputados federales por los 10 distritos de Guerrfero, y ello obliga a contar con una presidencia estatal fuerte y legitimada.

Aquí se ubica la estrategia de calmar a posibles contendientes de Apreza. De ahí que el gobernador le ofreciera a Efraín Flores Maldonado –uno de los que dijo que se apuntaría– la Subsecretaría de Asuntos Políticos de la Secretaría General de Gobierno, de la que el jueves tomó posesión.

De modo que, como se sabía desde un principio, Apreza será el próximo presidente estatal del PRI, y su designación, como se escribió antes aquí en El Sur, sólo había quedado “en suspenso”.

 La incertidumbre del PRI

En las elecciones municipales y legislativas del 6 de octubre el PRI perdió la hegemonía política en el estado: perdió ante el PRD Acapulco y dos de los cuatro principales municipios restantes, también la mayoría en el Congreso local, y municipios que eran su bastión como Chilapa.

Con ese panorama quien llegue a la presidencia estatal del PRI –es decir, Apreza– tendrá que revertir ese avance electoral del PRD. Y como el PRD gana distritos porque gana alcaldías, ahora que sólo estarán en juego los primeros, el PRI cree que pueda ganar con relativa tranqulidad hasta siete distritos. Los dos de Acapulco, el 09 y el 10 de plano los dan por perdidos, y ven muy compliado el distrito 03 de la Costa Grande, pues en el pasado proceso electoral perdió la elección en seis de los ocho municipios de la región. Sólo ganó en Atoyac y Tecpan y perdió en Coyuca de Benítez, San Jerónimo, Petatlán, Zihuatanejo de Azueta, Coahuayutla y La Unión.

Perder cinco distritos –como eran las cuentas de la presidencia saliente– significaría un fuerte revés político para el PRI, que dejaría al presidente del partido fuera de la gracia de los jefes y de la militancia.

Además, trascendió que Figueroa y Aguirre aceptaron a Apreza pero no con mucho entusiasmo, pues creen que una estrategia de recuperación electoral podría implicar eventualmente un deslinde del caciquismo y de sus representantes políticos, a lo cual tal vez se atrevería el futuro presidente del partido.

Además, que Figueroa y Aguirre estén pensando ya en la elección de gobernador en 2005 contamina el proceso de selección de candidatos que si no es transparente, limpio, equitativo y de respeto, afectará las expectativas electorales del PRI..

Así por ehemplo, Figueroa ya le dio vuelo al senador Héctor Vicario quien por eso recorre pueblos donde encabeza reuniones y entrega recursos diversos. Mientras que Aguirre hace lo suyo, pues ya anunció que buscará la diputación por el distrito 08 de la Costa Chica con sede en Ometepec, para de allí proyectarse a la gubernatura.

Pero por el otro flanco, contra el próximo presidente del PRI está el desinterés de René Juárez Cisneros por su partido.

El gobernador está más preocupado en la gestión de los recursos federales y con ellos hacer capital político, en  busca de un reconocimiento en el ámbito nacional.

Los coqueteos con el presidente Vicente Fox Quesada en sus dos recientes visitas a Guerrero, donde intercambiaron elogios; la cercanía estrecha con la secretaria de Desarrollo Social, Josefina Vázquez Mota, hacen pensar en un René Juárez interesado en emprender el vuelo a un cargo federal, fuera del PRI pero lejano al PAN.

Es cierto que en las elecciones del 6 de octubre René Juárez se movió por todo el estado para ayudar a los candidatos del PRI con recursos, pero ya hay priístas que sotto voce lo responsabiolizan a él de la debacle electoral y otros que le reprochan su excesivo acercamiento con Fox, incluso bordeando los límites de una política distinta a la que se sigue nacionalmente.

Así, no se presenta nada fácil la tarea para el futuro presidente del PRI. No está claro que su partido vaya a ganar mucho, y lo único seguro es la incertidumbre, dentro de la cual habría que considerar un nuevo descalabro electoral, que dejaría un escenario todavía más favorable al PRD rumbo a la elección de gobernador en el 2005.

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