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Héctor Manuel Popoca Boone

Desarrollo desigual y combinado.

Fue el ideólogo y militante político Lev Davidovich Bronstein, mejor conocido como Trotsky, el primero que anunció la teoría del desarrollo desigual y combinado de los pueblos y naciones. Posteriormente el economista Paul Baran, con su teoría de la aplicación del excedente económico, la complementó y así ofrecieron los elementos teóricos y metodológicos para explicarnos cómo el subdesarrollo de algunas naciones es la razón de ser del desarrollo de otras.

De esta manera se explica y se entiende cómo el esplendor del imperio español hubiera sido imposible sin la expoliación de la riqueza efectuada en sus virreinatos hispanoamericanos. El imperio británico tampoco se entiende sin el traslado del excedente económico generado en sus colonias, como China y la India.

Hoy, el imperio yanqui tampoco se comprende sin las ganancias económicas que obtiene, con el comercio que realiza con las materias primas de países subdesarrollado a cambio de productos industriales y manufacturados o de los réditos obtenidos a partir del financiamiento de las deudas externas de dichos países.

En un país, entre sus regiones, puede pasar lo mismo. Unas acusan mayor prosperidad que otras. Lo grave es que a veces, la brecha lejos de acortarse se ensancha. La prosperidad de algunas regiones no se explica sin la exacción económica que se realiza en otras regiones. Puede ser también, por la no aplicación o asignación con equidad del excedente económico generado como un todo entre las partes, en este caso, entre las diversas regiones de un país.

En México, la economía nacional ha experimentado transformaciones significativas en los últimos tiempos. Destacan las políticas de desregulación económica, la privatización de las empresas públicas, el libre comercio, apertura indiscriminada de fronteras y una mayor participación del sector privado en la cosa pública.

Esto ha traído como consecuencia una mayor polarización del desarrollo regional, ya que están reasignándose los recursos económicos en el ámbito regional. Las empresas que operan con ventajas comparativas en los mercados internacionales, tratan de reducir sus costos mediante su reubicación cercana a los puertos y fronteras de exportación o donde la infraestructura de comunicación sea rápida, segura y eficiente, con bajo costo.

Un estudio del Colegio Nacional de Economistas nos indica que la participación dentro del Producto Interno Bruto Nacional, de 1985 a 2000, de la región norte de México (Baja California, BC Sur, Coahuila, Chihuahua, Durango, Nuevo León, y Sonora) incrementó su participación de 18.5 por ciento a 22.4.

La región centro (Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro, San Luis Potosí y Zacatecas) su partipación creció, pasando de 7.7 por ciento a 8.6. La región del golfo (Campeche, Puebla, Quintana Roo, Tabasco, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz y Yucatán) disminuyó su participación al pasar de 28.7 por ciento a 15.2; y lo mismo pasó con el sur (Chiapas, Guerrero, y Oaxaca) que decreció del 2.7 por ciento al 1.2.

De esta manera se observa que en México, las empresas manufactureras que en promedio cuentan con elevados volúmenes de activos fijos, tienden a concentrarse en las regiones norte y centro del país. En el sur se ubican las que menos activos fijos tienen en comparación con el promedio nacional, debido fundamentalmente a la falta de infraestructura de comunicaciones, transporte, educación y mano de obra calificada, además de un ambiente endeble de seguridad pública. Aún cuando en el sur se localizan algunas industrias e inversiones estratégicas para la economía del país, como el petróleo y la energía eléctrica, los excedentes económicos que se generan son trasladados al centro del país.

La teoría del desarrollo desigual y combinado encaja perfectamente para explicarnos el desarrollo desequilibrado que regionalmente caracteriza a México y que de no establecer políticas públicas que reviertan esa tendencia, la brecha se agrandará cada vez más poniendo en riesgo, hacia el futuro, su mayor integración; allanando el camino a la fragmentación de la nación. No en balde los focos guerrilleros se concentran en el sur y en los tres estados de la república más pobres.

PD 1. Algunos priístas consideran que para iniciar la recuperación de los votos perdidos es imperativo que todos los funcionarios del gobierno estatal sean militantes confesos del PRI y que la estructura gubernamental se ponga al servicio exclusivo del partido y de sus militantes. Están en un profundo error. No es por ahí. ¿Cómo hacer para que no sean tan irredentos?

PD 2. Ante la no rendición de cuentas en la aplicación del presupuesto público por parte de ciertos presidentes municipales perredistas, el PRD estatal ha salido a defenderlos acrítica y facciosamente dentro de un contexto de total impunidad y posible encubrimiento de corrupción o en el mejor de los casos de negligencia. Si esa va a ser su forma de gobernar, que Dios, Alá y Buda nos agarren confesados.

PD 3. El Presidente de la República Vicente Fox declaró en Europa que los cambios estructurales en México los llevan a cabo su gobierno y el sector privado. Eso es obvio. Ya lo había dicho antes que su gobierno era de empresarios, para empresarios y con empresarios. El pequeño gran detalle es que la mayoría de los mexicanos no somos empresarios.

PD 4.  Es de poco fiar aquel político que en su pensar y actuar muévelo el rencor, el resentimiento y la amargura.

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