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Marcial Rodríguez Saldaña

El gobierno del nuevo Congreso

 Para Adela Román por la coordinación

El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ha resuelto en forma definitiva la asignación de las diputaciones al Congreso del Estado, de tal manera que la Legislatura que se instalará el próximo 15 de noviembre se integrará por 21 diputados del PRI (20)-PVEM (1), 16 de Mayoría Relativa (MR) y 5 de Representación Proporcional (RP); 17 del PRD, 12 de MR y 5 de RP; 4 del PAN de RP; 2 del PCD de RP, y el PT, PRS tendrán 1 diputado de RP cada quien, con lo cual se completa el total de 46 curules con que se integra el Congreso local.

La composición anterior, en sí misma constituye un hecho inédito en la historia política de Guerrero, ya que por primera vez el PRI pierde la tradicional mayoría absoluta, pierde la endeble mayoría relativa y pierde por sí mismo el control del Congreso.

La Ley Orgánica que rige la vida interna del Congreso es reciente, de marzo de 1999. El primer paso para la instalación será nombrar a la mesa directiva, lo cual de acuerdo con el artículo 152 fracción III inciso a) debe hacerse por cédula; está decisión va a prefigurar las alianzas parlamentarias que pueden tener diferentes modalidades, pues para tener mayoría se necesitan 24 votos:

Que la antigua oposición al PRI, constituida por el PRD, PAN, PCD, PT y PRS se pongan de acuerdo para conformar una nueva mayoría y se elija a un(a) presidente(a) del Congreso; surgido de cualquiera de éstos partidos.

Que el PRD, PAN y PCD unidos sumen a cualquiera de los diputados del PT o PRS;

Que el PRI logre sumar al PAN, con quien lograría una mayoría, sin necesitar de los demás partidos;

Que el PRI sume al PCD y a cualquiera de los diputados del PT o del PRS, para hacer mayoría;

Que el PRD, PAN y PCD hagan su propia alianza frente a la del PRI-PVEM, PT y PRS, con lo cual se daría un empate.

Vamos a observar que tanta visión hay entre los diputados –opositores en el pasado– quienes tienen en la mano el hilo de la madeja para tejer fino y convertirse en una nueva mayoría, para construir una legislatura histórica como la que se conformó a nivel federal en 1997. En este escenario, instalada la mesa directiva con una presidencia de la nueva mayoría, el paso siguiente sería reformar la Ley Orgánica del Congreso, para modificar las reglas de gobierno interno, para sustituir la Comisión de Gobierno, que de acuerdo con la Ley actual debe presidir el coordinador de la fracción parlamentaria que tenga mayoría de diputados (PRI), por una Comisión de Concertación Política cuya presidencia sea rotativa.

Los nuevos diputados, podrían tomar acuerdos parlamentarios para que los principales funcionarios de la Cámara sean electos con base en perfiles profesionales; revisar la constitucionalidad del albazo en el nombramiento del auditor del estado, pues quienes lo designaron sesionaron en un recinto distinto al oficial y no siguieron los trámites parlamentarios establecidos en la ley, así como cambiar el sistema de nombramiento de mayoría relativa por uno de dos terceras partes del Congreso.

En la integración de comisiones, debe buscarse un equilibrio en las presidencias y en su composición, en forma especial cuidar que la de Presupuesto y Cuenta Pública quede en manos de un diputado de partido distinto al del gobernador, para que se asegure su total independencia; a nivel federal esta comisión la encabeza un diputado del PRI frente al presidente del PAN.

La negociación y el cabildeo parlamentario, serán prácticas cotidianas en esta legislatura; la mirada de los analistas políticos se enfocará cada vez más hacia el Congreso y hacia los ayuntamientos y menos hacia el gobernador, ojalá que los diputados asuman con creces esta responsabilidad y no haya quienes se dobleguen ante los cañonazos que provengan de los cedros de casa Guerrero.

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