Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Jeremías Marquines

APUNTES DE UN VIEJO LEPERO  

Fin de la versión

El padre del ensayo y el artículo de opinión, casi tal como lo conocemos ahora, fue Michel Eyquen, llamado también Michel Montaigne, nacido que fue en 1533.

Montaigne prefigura al escritor moderno, escribió sobre cuanto tema se le vino en mente y cualquier asunto de interés público era de su interés particular; su intensa labor nos dice que un articulista de opinión, para opinar, debe ser sobre todo, una persona culta, y tiene la obligación de expresar lo miles de veces dicho, de un modo singular como si fuera siempre la primera vez. Para ello está el lenguaje y la complicidad del lector que en su lectura completa el texto, lo cierra y lo cifra.

Releyendo que estaba yo al señor Montaigne, y pensando como abordar un tema vil, me encontré con las siguientes frases: “No falta razón para decir que aquel que no se siente seguro de su memoria no ha de meterse a mentiroso”. Y explica la diferencia entre decir mentira y mentir; y dice que decir mentira es decir cosa falsa pero considerando, el que la dice, que es verdadera; y que la definición de la palabra mentir en latín, implica ir contra la conciencia y por consiguiente sólo atañe a aquellos que hablan contra lo que saben, y éstos disfrazan y alteran un fondo verdadero. Y que aquellos que hacen profesión de la mentira, no dan otra forma a sus palabras más que aquella que sirve a sus negocios o plazca a los poderosos con quienes hablan. Y que su conciencia, estando sujeta a muchos cambios, han de variar sus palabras aquí y allá, por lo que de una misma cosa dicen a veces blanco y a veces negro; a unos hombres hablan de esta forma y a otros de esta otra. Y resume, en verdad el mentir es un vicio maldito. Sólo somos hombres, y sólo creemos los unos en los otros por la palabra.

Y más adelante, en otro artículo que llama De la ceremonia de la entrevista, dice: “¿Para qué huir de la servidumbre de la corte si la arrastramos hasta nuestra propia guarida? Es también regla común en todas las reuniones, que sean los menos importantes los que acudan primero a la cita, tanto más cuanto que está bien visto que los más famosos se hagan esperar”.

Y esto fue lo que pasó con la cuestionada reunión que tuvo el señor alcalde electo de Acapulco, Alberto López Rosas, con el gobernador René Juárez, donde según se habló de todo, incluyendo la terminación de las obras que el gobierno estatal lleva a cabo en el puerto y que son “un estorbo para los acapulqueños”, como oficialmente se dijo.

Pero a la versión de que en la tal reunión se trató el asunto de la impugnación a la elegibilidad del síndico Marcial Rodríguez (que sirvió de coartada para reponer sus actas de mayoría a las diputadas) a cambio de mantener una relación “institucional” con el gobernador, se respondió airadamente con la reafirmación de una mentira y la peligrosa descalificación de la crítica, al asegurar que son “sólo especulaciones macabras” que hicieron algunos “medios”. Pero no fueron “algunos medios”, el único periódico que publicó esa versión fue El Sur, en esta misma columna y no tuvo más fin que el de llenar un “hueco” informativo.

Así, en lugar de reflexionar sobre las consecuencias de la acción emprendida y de preguntar si la gente votó o no porque el alcalde electo mantenga una relación “institucional” con el gobernador Juárez, se responde con soberbia y se exige con altanería el origen de una versión que ellos saben que salió de Casa Guerrero, del PRI y del mismo TEE. Una versión que difundieron los mismos con los que el señor López Rosas se reunió ese aciago día en que comenzó la embestida contra la mayoría opositora del Congreso local, ganada en las urnas, y que se perdió en una jugarreta legaloide y de la que muy pocos de los “opositores” han hablado.

La desesperación y la exigencia del síndico Marcial por saber de dónde había salido la tal versión, mostró sólo su preocupación por saber quién se había atrevido a filtrar esa información, y no a informar con honestidad los alcances de una hora de conversación en Casa Guerrero. Así pues, a quien tienen que reclamar y cuestionar es al gobernador con quien desean llevar un “trato cordial”, y evitar un desgaste inútil en desmentidos y golpes de pecho por lo que escribimos los periodistas.

A qué tipo de sociedad creen estos señores que se dirigen cuando contra toda evidencia insisten en sostener una versión por demás pueril, un lugar común de la política, de que tras una reunión cuya fecha fue perversamente fijada por el gobernador, sólo hablaron de las obras públicas. Pero lo más grave aún es que, tras la reunión, el síndico Marcial, quien era el más impugnable de todos, porque no hay quien ignore su residencia en Chilpancingo a donde López Rosas lo visitó luego del intento de secuestro que sufrió, asegure que en su caso, el TEE se apegó a la legalidad y por eso lo respetó. No siendo así para las diputadas Gloria Sierra y Yolanda Villaseñor, quienes sí tienen residencia efectiva en Acapulco.

Pero ya esto es historia vieja, aquí lo que importa es que le ley fue manipulada suciamente por el gobernador Juárez para darle la mayoría al PRI en el Congreso y que en este juego de dobleces y mentiras participó, sin querer queriendo, el alcalde electo de Acapulco. El resultado fue que el gobernador chabeleó al PRD y le catafixió el reconocimiento, que nunca debió estar en duda de sus diputados, por una diputación más para el PRI, y de eso no dicen nada.

Y no, no fue “un acto de justicia” ni “un triunfo de la presión y la movilización ciudadana” la restauración de las actas de mayoría a las dos diputadas –aún estaba pendiente anoche la del alcalde electo de San Luis Acatlán, Genaro Vázquez–, fue simplemente que el objetivo del, ese sí, “plan macabro” de René Juárez, ya se había cumplido: fintó al PRD y exhibió al alcalde electo para poner a prueba y minar su respaldo social y su calidad moral. Es decir, fue sólo una prueba, un adelanto, un bugibugi de cómo será la “relación institucional” para los próximos tres años que le restan. Y una pregunta derivada del penoso encuentro: ¿acaso la “relación institucional”, la cordialidad y el respeto alcanzarán también el futuro de las demandas que tiene el ayuntamiento opositor de Zeferino Torreblanca contra el gobierno de René Juárez?

Después de todo esto, es una lástima que todavía el alcalde electo siga insistiendo en que mantendrá una sana “relación institucional” con el gobernador, quien no tiene la mínima intención de sostener esa palabra porque en los hechos ha traicionado acuerdos y se ensaña contra la mayoría que logró y perdió la oposición en el Congreso. Y es también lamentable que se siga privilegiando como discurso político de vanguardia la doble moral y el doble discurso. Ya antes lo había señalado: al PRD y a los candidatos surgidos de sus filas, no les conviene ni les funciona en absoluto recurrir a la mentira ni a la descalificación a la crítica honesta por salir en defensa de acuerdos y pláticas dudosas con un gobernador que exige sumisión a cambio de la relación institucional.

El PRD y sus candidatos deben, en lugar de descalificar señalamientos críticos, normar su conducta y diferenciar sus tratos y su lenguaje con respecto del encargado del poder estatal en Guerrero, lo que evitará en adelante “las versiones macabras”. Eso y no los reproches contra quienes opinan diferente será lo que les devuelva la confianza ciudadana que su obstinación por mantener una relación “institucional” les ha quitado. Es hora de volver a Montaigne: “En verdad el mentir es un vicio maldito. Sólo somos hombres, y sólo creemos los unos en los otros por la palabra”.

Hoy, en el contexto de agandalle político que encabeza el gobernador Juárez en el Congreso estatal, sorprende que la única oposición real –al menos en el discurso– sea la del PAN, porque del PRD hace ya mucho que no se oye ninguna crítica hacia el Ejecutivo local. ¿Será como dijo Florencio Salazar que “el PRD se engolosinó con una diputación más”, sin importarle que esa recomposición destruyera la mayoría opositora? El tiempo lo dirá.

Y para terminar esta insana columna, lo hacemos al estilo de Lolita Ayala, con una reflexión del Enchiridión de Epitecto, dicha y repetida aquí mismo varias veces y en la que todos deberíamos detenerlos un poco: “Acuérdate que no te ofende el que injuria ni el que te golpea, sino la opinión que has concebido”. Tan, tan.

La contrita: Me estupefacta las miles y miles de muestras de solidaridad que ha recibido El Sur de parte de quienes de alguna u otra manera se han servido de sus páginas. Ahora que pasa por una etapa crítica, de verdad que me paraliza tanta solidaridad.

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