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Florencio Salazar

Intolerancia

 No estorbar, no coartar y no limitar la libre expresión. José Francisco Ruiz Massieu.

 Los hechos, como el agua, siempre encuentran su cauce. Pueden permanecer por un tiempo ocultos, pero al final la fuerza de las cosas los hace visibles. Igual que al agua, entre más se pretendan ocultar los hechos estos se presentarán con mayor fuerza y en forma abrupta.

El avance de la democracia alinea como objetivo necesario la transparencia en el desempeño de la función pública y la rendición de cuentas. La transparencia tiene como uno de sus frutos difundir con veracidad decisiones y acciones, que a su vez ofrecen información para elegir  entre personas y programas. Es decir, la transparencia facilita la decisión individual en virtud del proyecto  colectivo.

Entre los elementos esenciales de la democracia están  la pluralidad (entre lo que se opta) y la tolerancia (la oportunidad de optar). De la misma manera que no hay democracia cuando se carece de la posibilidad de escoger entre partidos, propuestas y candidatos, ella tampoco existe si los electores no pueden conocer causas y consecuencias de su realidad.

Para que la pluralidad y la tolerancia  cumplan su misión es necesario hacer del conocimiento público la lucha política, el debate, los términos y el tono de las ofertas, con sus contradicciones y hasta denuestos. La ausencia de elementos de juicio  hace a la democracia ficción.

El poder siempre tendrá la tentación  de menguar los derechos políticos de los ciudadanos. Puede asumir que la desinformación producida por medios domesticados provocará la adhesión popular en torno al discurso oficial. En los regímenes autoritarios ocurre, pero en las democracias los ciudadanos son movidos por los hechos que, semejantes a la humedad, penetran por todas partes.

El periodismo independiente es respetado por los verdaderos demócratas, por molesto que resulte. ¿Qué sería de las luchas políticas y sociales sin ese periodismo dispuesto a ir contra la corriente? De ahí que el editorial de El Sur del pasado fin de semana, El costo de un periódico independiente, al mostrar el rostro intolerante del gobierno local, debe convocar a la sociedad guerrerense a la solidaridad activa con Juan Angulo y el equipo de este combativo y combatido periódico.

Incumplir el pago de publicidad y, peor todavía, evitar que fluya la información oficial a El Sur, no es signo de firmeza del ejecutivo estatal; por el contrario, su intolerancia revela inseguridad. Los resultados electorales recientes al otorgar la mayoría de curules a las oposiciones, son también mandato de modernización de la administración pública. ¿Será mucho pedirle al gobernador que se ponga las pilas y entienda la nueva realidad política?

Viene al caso referir cuando José Francisco Ruiz Massieu, molesto por cuestionamientos que  le hacía Miguel Angel Castorena, hizo que fuera suprimido el programa radiofónico de la XELI de Chilpancingo. Hablé con él recordándole  sus propias palabras: “Quien desempeña el poder lo acepta íntegro, con sus comodidades  e incomodidades”. El gobernador Ruiz Massieu rectificó.

Recibir críticas sirve al buen gobierno. Son oportunidades para revisar y corregir. Diluyen el dulce veneno del elogio, en el cual  frecuentemente caen los poderosos, que sin tener a nadie que les toque el hombro para recordarles que son mortales, como ocurría en la antigua Roma, terminan siendo seres frívolos y ambiciosos, alejados de cualquier compromiso social.

Olvidar que los hechos son tercos y que la prensa independiente avisa, puede detonar   de manera grotesca lo que desea evitarse, pues la falta de información da pábulo al  rumor, al chisme, al chiste. Radio bemba de voz en voz abre paso a los acontecimientos, con el ingrediente de que cada quien agrega de su cosecha lo que le viene en gana, llegando a pervertir verdades y dejando a este planeta sin hombre honesto ni mujer honrada. 

Aquí, como acertadamente refiere el editorial de El Sur, tienen tarea inminente los nuevos legisladores: “Urge que se reglamente y se hagan públicos los criterios con los cuales se asignan los millonarios contratos de publicidad oficial. Que ésta deje de ser un instrumento de control del gobernador en turno, un mecanismo para premiar a los editores que desprestigian nuestra profesión y de castigo para  quienes sólo quieren ejercer su oficio con la dignidad que merece y cumplir con lo que la sociedad espera de los periodistas”.

Para la democracia son igual de indispensables los partidos políticos y la prensa. Hay quienes lo ignoran y no experimentan en cabeza propia. Por eso, anotemos en la agenda suriana: el próximo 15 de noviembre terminará la hegemonía priísta al instalarse la 57 Legislatura del Estado y en el 2005 el gobernador concluirá su periodo. Pero el Sur, nuestra tierra grande, y El Sur, periodismo vivo de los guerrerenses, seguirán adelante.

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