Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Héctor Manuel Popoca Boone

¿Por qué Guerrero no progresa?

 

Siguiendo la línea de pensamiento de los economistas:  Daron Acemoglu y James A. Robinson en su libro Por qué fracasan los países, podemos afirmar que la pobreza, depredación, inseguridad y violencia que actualmente padece Guerrero no son producto de un gobernante en particular sino de muchos, en un devenir histórico que ha sido moldeado por determinadas relaciones y procesos sociales, económicos y políticos con un específico andamiaje institucional para gobernar.
Lo que condiciona en mucho que seamos un estado pobre es la estructura institucional y sobre todo la política y no la situación geográfica ni la posesión de recursos naturales o la calidad del guerrerense. Para que haya prosperidad sostenida de todos y no de pocos lo ideal es mantener una conexión intima entre instituciones políticas con una voluntad integradora en el servicio a la sociedad con instituciones económicas de carácter inclusivo para el fomento y respaldo a los negocios de las personas.
Regímenes gubernamentales nuevos con estas características dan lugar a una espiral virtuosa de progreso. Instituciones oficiales y sistemas políticos viejos y anquilosados que no las procuran caen en una espiral viciosa y de retroceso en todos los aspectos donde ahí gobiernan. Lamentablemente Guerrero se ubica en los segundos desde hace mucho tiempo.
Nuestro bienestar como pueblo también depende en mucho que este se dé en un contexto de libertad y en un auténtico estado de derecho en donde quede desterrada la corrupción e impunidad. Para que haya un pueblo libre, las instituciones públicas y los gobernantes deben ofrecer para todas y todos las mismas circunstancias y condiciones de superación.
Hay buenas instituciones donde hay un sistema político democrático, competitivo, honesto, plural y abierto. Con amplio espectro de candidatos a ocupar cargos públicos y también con un amplio electorado con capacidad de apostar por nuevos gobernantes y líderes políticos. En términos generales, la clase política guerrerense que nos ha gobernado ha sido de carácter caciquil-mafioso en un contexto de corrupción e impunidad en todo sin distinción ideológica alguna.
Progresaremos cuando contemos con instituciones políticas adecuadas que favorezcan el crecimiento, o seguiremos igual o peor si siguen nuestras instituciones cosificadas con la permanencia de políticos gastados, llámense dinosaurios o bebe-saurios, mostrando resistencia a adaptarse a los tiempos cambiantes y a las demandas prioritarias del pueblo.
De esta suerte, parte del estancamiento de Guerrero se debe a la manera en que las camarillas poderosas y los gobernantes han manipulado y sometido a las instituciones y a sus reglas de operación para beneficiarse ellos mismos en detrimento de la mayoría. El progreso radica en tener un pueblo con muchos derechos políticos y con mucho respeto a los mismos, de tal forma que los utilice para defender y ampliar sus nuevas oportunidades sociales, económicas y políticas.
Lamentablemente los cambios en estas tierras sureñas son de “quítate tú para ponerme yo”. El propósito es conquistar las riendas del poder y de la política para recrear un sistema parecido al cuestionado. Buscan el cambio para no cambiar y con ello seguirse beneficiando patrimonialmente en lo personal al margen de la ideología que dicen profesar. Han creado riqueza privada y la ostentan groseramente a costa de la mayor parte de la población.
PD1. No le concedo mayor autoridad moral al arzobispado primado de México en la forma altisonante y majadera como se refiere al gobierno de Ángel Aguirre Rivero. Nadie desconoce que Norberto Rivera Carrera es un cardenal protector de sacerdotes corruptos y pederastas como Marcial Maciel y de obispos y abades plutócratas como Onésimo Cepeda o Guillermo Schulemburg.
PD2. De recibir unas arcas saqueadas y un desastre administrativo en el gobierno municipal de Acapulco, Luis Walton y su equipo de trabajo lo han llevado al tercer lugar nacional en materia de transparencia, calidad y eficacia en la aplicación del gasto público. Bien por eso que no es cualquier cosa.

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