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Decepciona Pablo Milanés a las 800 personas asistentes a su concierto

 Xavier Rosado * El concierto del miércoles de Pablo Milanés en el teatro Juan Ruiz de Alarcón del Centro Cultural y de Convenciones de Acapulco dejó mucho que desear y a los acapulqueños con ganas de escuchar más de sus éxitos musicales que le han ganado prestigio internacional. El icono de la nueva trova cubana se levantó de su silla después de dar un recital de aproximadamente una hora en el que hizo un intermedio de 10 minutos.

A pesar de que al final de su presentación el público –unas 800 personas– coreó unánime versos completos de Yolanda, eso no fue suficiente para que el artista cubano nacido en Báyamo 1943, completara una velada lo suficientemente agradable para el público local, cuya mayor parte tuvo que superar estoicamente las dos cancelaciones previas de su espectáculo.

Tras finalizar esa canción también conocida como Te amo y salir del escenario iluminado con spots blancos y luces cenitales rojas y azules, el público, compuesto en su mayoría por gente mayor de 30 años de edad, se levantó de sus butacas y gritó al unísono, otra, otra al tiempo que aplaudían con verdadero fervor.

No tardó el ídolo en salir otra vez y ocupar su silla en el proscenio; sus dos músicos acompañantes, Dagoberto González y Miguel Núñez, pulsaron sus teclados para tomar de ellos los arpegios de Para vivir, que los presentes acogieron con entusiasmo y con otra cerrada lluvia de aplausos. Después se entregaron al deleite de la poesía y la interpretación del maestro que desde aquel Versos de José Martí en 1973, ha grabado casi treinta discos. 

 Y ahora tratar de conquistar
Con vano afán ese tiempo perdido
Que nos deja vencidos sin poder conocer
Eso que llaman amor para vivir
Para vivir…

La última copla de la canción obtuvo una ovación de pie por parte de los espectadores que aplaudieron por uno o dos minutos y después, sin pedir el segundo encore, comenzaron el éxodo hacia la salida. Los más entregados al trovador, unas doscientas personas, se quedaron a gritar, a pedir otra, a decir “sal Pablo aunque sea por los plantones”, refiriéndose a las dos cancelaciones previas al concierto del miércoles.

Se oían gritos, aplausos de grupos dispersos que pedían El breve espacio, la canción más esperada y la que se quedó en el aire, junto con tantas otras que sus seguidores querían escuchar.

Porque aún entre canciones, vencían el pudor y le gritaban “te queremos Pablo” y otros más exigentes solicitaban “!Pablo, no ha sido fácil!” y más atrás competían “Pablo, Amo esta isla”.

Pero no fue suficiente la fuerza que se generó con el público restante que cada vez era menos, que se levantaban decepcionados y mirando al escenario, con la esperanza cada vez más tenue de volver a ver al ídolo, al “crítico, apologético, amoroso y conflictivo”, como él mismo se describió unas horas antes del concierto.

En su lugar, Acapulco vio a un Milanés excedido de peso –y de quien su representante dijo que estaba cansado–, que no tuvo contacto directo con el público y cuyas breves introducciones a sus canciones, no complació a los asistentes que durante casi dos meses aguardaron con expectación su llegada.

Esta situación se contrapuso a una declaración que diera personalmente Pablo Milanés a este diario por teléfono el 5 de septiembre, la primera fecha que canceló. Se le preguntó al compositor la duración de su concierto y él respondió que por lo general duraba hora y media, “pero si la gente está entusiasmada, podemos seguir hasta media hora más”.

La molestia del público

Eso no ocurrió, por lo que la insatisfacción de los asistentes salió a relucir al final del concierto: “Fue una lástima haber venido desde Zihuatanejo para ver a Pablo y una decepción terrible ver esa actitud despótica con la que nos trató, porque intenté tomarme una foto con él al final y el equipo de seguridad no me dejó acercarme, estoy muy molesto, realmente no cumplió con mis expectativas”, dijo Lamberto Ibares Solís, de 43 años de edad.

La señora Blanca Domínguez Soto dijo que no había valido la pena esperar y pagar tanto (350 pesos el boleto) para “ese concierto tan cortito”.

El repertorio del trovador estuvo constituído básicamente con las canciones de sus dos últimos discos Días de gloria (2000) y Pablo Querido (2001), abriendo con el tema Sueños y Si ella me faltara alguna vez del más reciente albúm, canción que grabó acompañado por el grupo jaliscience Maná y a dueto con Fher, el vocalista del grupo.

 

Si ella me faltara alguna vez
Nadie me podría acompañar
Nadie ocuparía ese lugar
Que descubro en cada amanecer
Si me faltara alguna vez.

 También interpretó Nostalgias y después A dos manos que dedicó a su compañera, Sandra, a la que también le cantó la composición que lleva su nombre, que en Pablo querido interpretó junto con Iván Lins y que arrancó coros y aplausos de la audiencia.De qué callada manera fue una de las más bien recibidas por el público, cuya letra acompañó Milanés con su guitarra y con un melancólico solo de violín de su acompañante Dagoberto González.

 

De qué callada manera
Se me adentra usted sonriendo
Como si fuera la primavera
Yo muriendo
Y de qué modo sutil
Me derramó en la camisa
Todas las flores de abril

 Otras de las canciones que solicitaron a gritos los asistentes sin obtener respuesta del anfitrión fueron Una canción para la magdalena, Pobre del cantor, Pasa y Yo no te pido.

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